lunes, 24 de agosto de 2020

Wagner in a Covid-stricken America: Götterdämmerung by Trilogy:aoc in Newark

 


Three years ago, the Trilogy Opera company started its own staging of Wagner's Ring, presented in New Jersey for the first time in the State history. Trilogy, (also known as Trilogy:aoc) known for its productions of black composers and operas concerning the African-American community, embarked itself in 2017 in the acid test par excellence for every theater: the vast musical epic who is one of the milestones of Western culture. They started with an interesting Rheingold, and since then one journey per year.  Trilogy, managed by the bass Kevin Maynor, is made up of mostly black singers, though they count also with any singer regardless of their ethnics (the Nibelungs in their ring were white).

In Spring 2020, the cycle was supposed to finish with a scheduled Götterdämmerung at Newark Museum, but the Coronavirus pandemic forced to postpone the performance, as well as musical life was ceasing all over the world. Four months later, America has been seriously hit by the pandemic, resulting in a health, political and social crisis. On the other hand, as a result of racist, violent attacks from the police have resulted in protests nationwide for real equality, with the Black Lives Matter motto as its most visible symbol. In such background, with all American musical life shut down at least until 2021, Trilogy could finish their Ring at last on August 3, 2020, in an open-air concert version at the University Heights Amphitheatre in Newark. For the rest of the world, it has been streamed on Youtube.

As for the rest of the Ring, the version performed was the Jonathan Dove and Graham Vick reduction, which leaves the opera in 2 hours and 30 minutes. Safety measures and social distancing have been present during the performance: both audience and performers have had to fulfil this requirement, which has affected in every sense the show. The orchestra had to be divided: strings had to be placed in one side of the scenery and Winds and percussions on the other one, which sometimes resulted in some lose of the sound. Singers sang in the middle also separated and using the mask while they weren't singing. Under these circumstances, the maestro Leslie Dunner did his best to conduct this majestic score. 



The only scenical props were the omnipresent ring and a stone representing the bottom of the Rhine, at the end illuminated in blue and with the Rhinemaidens turning around it in victory. The, for this occasion, all-black cast had accomplished singers. Rod Dixon has an interesting baritone-toned voice for Siegfried. Manna Knjoi has a dramatic soprano voice with a good middle register for Brünnhilde, giving a solemn, beautiful rendition of her character's final inmolation. Kevin Maynor, manager and cast member of this Ring, is a well sung Hagen with a dark-bass powerful and experienced voice, great volume and entonation, conveying very well the altiveness and dangerousness of the character. The great surprises of the evening were the soprano Kimberly Lloyd as Gutrune with her charming, seductive-toned lyric-soprano voice and the mezzo-soprano Chantelle Grant as Waltraute with her powerful, big-volumed voice, and dramatic performance, with amazing low notes. Greg Rahman and Jonathan Green sang good renditions of Gunther and Alberich, respectively, as well as the Rhinemaidens sung by Pamela Jones, Geraldine McMillan (who sang Fricka in the past journeys and whose low notes surpassed her fellow singers) and Karmesha Peakes.  The chorus was made up of six choristers: three males and three females.


With this performance, Kevin Maynor and Trilogy have made history for many reasons, for which we should give them all the credit: for having performed the first Ring made in New Jersey, just one or two hours from the luxury of the Metropolitan Opera House; for performing, probably, the first Götterdämmerung ever after the global lockdown, and last but not less for daring to perform in a time when all major opera houses are closed due to this pandemic which is hitting specially hard the United States, giving the audience a great time with Wagner's supreme music. 


My reviews are not professional and express only my opinions. As a non English native speaker I apologise for any mistake.
Most of the photographs are from the internet and belong to its authors. My use of them is only cultural. If someone is uncomfortable with their use, just notify it to me.

Wagner en una América golpeada por el Covid: El Ocaso de los Dioses por Trilogy:aoc en Newark (2020)


               



Hace tres años, la compañía de cantantes afroamericanos Trilogy:aoc, dirigida por el bajo Kevin Maynor, inició su propia producción de la epopeya de Richard Wagner El Anillo del Nibelungo. Trilogy, hasta entonces conocida por sus producciones de obras de autores negros estadounidenses, empezaba una prueba de fuego, adaptando a su modesta pero entusiasta compañía la gran épica germánica. Y así, en 2017 se estrenó El Oro del Rin en Newark, Nueva Jersey. En 2018 vino La Valquiria, y en 2019 Sigfrido. Se esperaba para la primavera de 2020 la entrega final con El Ocaso de los Dioses, pero el Coronavirus hizo posponer la esperada representación. 

Cuatro meses después de la función prevista, la pandemia ha golpeado duramente a Estados Unidos; siendo el país con más contagiados del mundo, y en consecuencia sumido en una fuerte crisis sanitaria, política y social. A todo esto se le añaden las aún intensas protestas surgidas por la violencia policial racista que han desembocado en el famoso lema Black Lives Matter, que también ha sacudido el país en busca de igualdad para todos. En medio de este torbellino social y con la vida musical estadounidense paralizada por la pandemia, Trilogy ha podido finalizar este proyecto ambicioso el pasado 3 de agosto en el University Heights Amphiteatre en Newark, New Jersey, con una función en concierto del Ocaso, al aire libre. Y de nuevo con un reparto íntegramente formado por cantantes negros. El canal de noticias de Newark lo ha emitido en Youtube.

Como el resto de la tetralogía, esta última jornada del Anillo se presentó en la versión reducida de Jonathan Dove y Graham Vick, que deja en dos horas y media la larga entrega final, que suele durar más de cuatro. La reducción de Dove y Vick puede resultar molesta para el wagneriano: se suprime la escena de las nornas, y el tercer acto queda reducido a su mínima expresión,dejando por ejemplo la marcha fúnebre a tan solo tres minutos. Y aún así, Maynor y Trilogy han hecho historia: primero porque es el primer Anillo en la historia del Estado de New Jersey, a tan solo una hora de transporte del lujo y el esplendor del Metropolitan Opera House de Nueva York, con sus legendarias producciones hollywoodienses de las obras de Wagner. Y también la han hecho porque posiblemente esta sea, reducida o no, la primera función de El Ocaso de los Dioses desde que la vida lírica se paralizó la pandemia, sumándose a iniciativas valientes como el exitoso Oro del Rin en el parking de la Deutsche Oper Berlin.

Las medidas de seguridad no han dejado de estar presentes, y han influido decisivamente en la función. Tanto público como artistas han estado separados por esta distancia de seguridad impuesta por el virus. La orquesta ha tenido que estar separada, las cuerdas y el viento y percusión a cada lado del escenario, lo que dificultaba que el sonido llegase a correctamente. Leslie Dunner drigió lo mejor que pudo en estas circunstancias, a las que hay que añadir la amplificación que no siempre acompañaba (y que incluso retrasaba la entrada de los artistas) y los ruidos de la calle, sirenas policiales durante el dúo del prólogo. Como únicos elementos de escena, el anillo que ha estado  siempre presente en todas las jornadas, y una roca que representa el fondo del Rin, y que se ilumina de azul al final de la obra.

                         


La función ha contado con voces competentes, aunque la mayoría de ellas ha cantado a Wagner por primera vez. Kevin Maynor interpretó a Hagen, y si bien la voz es de calidad parece ser ligera para este personaje. Rod Dixon interpretó a Sigfrido, con una buena voz de timbres baritonales, pero a la que le debe faltar aún recorrido para interpretar la obra en su verdadera dimensión. Manna Knjoi tiene una aceptable voz de soprano dramática con un correcto registro medio, pero a la que le superan los agudos. Se reservó para la inmolación final, donde dio una interpretación dramática y solemne. Greg Rahming y Jonathan Green interpretaron sin más a Gunther y Alberich, respectivamente, y Rahming quizá fuese un poco ligero para Gunther. Las alegrías vinieron de dos mujeres que fueron sin duda lo mejor de la velada: Kimberly Lloyd con una Gutrune de voz encantadora y brillante en el primer acto, con un delicioso timbre de soprano lírica, y Chantelle Grant con una poderosa voz como Waltraute, con excelentes graves, y una interpretación intensa a la par que dramática de su breve papel. Pamela Jones, Geraldine McMillan (quien fue Fricka en las jornadas anteriores y cuya voz sobrepasaba a las demás), y Karmesha Peakes fueron las  hijas del Rincuya interpretación fue anecdótica y no precisamente destacable. El coro estuvo formado por tan solo seis solistas, tres hombres y dos mujeres.

                             

Pese a las muchas limitaciones de la función, hay que reconocerle el mérito a Trilogy de llevar a Wagner a donde antes no se le había escuchado, porque la idea de esta compañía es la de llegar a todos los públicos, y puede presumirse que no todos en Newark pueden permitirse una buena entrada para ver el Anillo en el Met. Y es en este campo donde esta compañía ha hecho historia. No sabemos lo que habría pensado Wagner, pero posiblemente le habría gustado saber que su magna obra se representa allá donde haya quien desee escucharla. Y más en estos tiempos duros en los que ver ópera en vivo es poco menos que un regalo debido al inevitable estancamiento de la vida musical y teatral que tenemos en todo el mundo desde marzo, y del que a diferencia de Europa, Estados Unidos aún no puede salir.

Aquí pueden ver la función completa.

Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.

viernes, 14 de agosto de 2020

Wagner Festival at Vinke-Garten: No Bayreuth? The Vinke Family invites you to their Wagner festival at the garden.

 


The cancellation of the 2020 Bayreuth Festival came as a terrible blow for the wagnerians worldwide. The Coronavirus has deprived us from a new Ring production at the green hill. Among the alternatives (concerts at Bayreuth, the Wagner Festival at Mikulov to name some of them), the world-famed Wagner tenor Stefan Vinke (who was scheduled to sing Loge at Bayreuth) and his wife Sabine have had a wonderful and brave idea: to set a Wagner festival at their own home garden, in the small town of Hargesheim. A charming and friendly place, surrounded by nature, where there will be held recitals of selections of Wagner's operas until mid-september.


On July 25, the same date of the Festival opening performance (if it had taken place), this festival has begun with the complete Act 1 from Die Walküre. The event has been telecasted and streamed by Klassik Radio, and presented by Alex Brüggemann, who had already presented the 2016 Bayreuth Ring telecast on sky. After an opening address by Mrs. Vinke, the pianist Wolfram Kolosseus entered to start the concert. While the powerful Act One prelude began, a little film of the streets of Hargesheim from a driving car was shown, as if Siegmund himself were running across its streets to find shelter on the Vinkes' house. Kolosseus gave an interesting accompaniment despite the difficulty to play the prelude on a single piano and recreate the stormy, escaping ambiance, but Wagner's music is still haunting in this conditions.


Stefan Vinke sang Siegmund with an heroic voice, sounding very good, as the superstar of the event. During his rendition of Friedmund darf ich nicht heissen he gave an elegiac performance, and he was in perfect vocal shape from Ein schwert verhiess mir der vater, when the Wälse! were spectacularly sung. In the rest of the performance he maintained his accomplished singing, and at the final line so blühe der wälsungen blut! he gave a great high note.

Sabine Vinke was Sieglinde, and gave a convincing portrait of a tender, fragile woman but corageous at the same time. She sang so melancholic the line So bleibe hier when she says Siegmund that disgrace dwells at her home. The  peak of her performance was the aria Der männer sippe, singing it very well, fitting into the dramatic monologue, revealing how vulnerable Sieglinde became.

Sung Ha, bass of the Mannheim Opera, was Hunding. His expressions were menacing, as his character demands. Despite the voice has a good bass tone, it sounded a bit light, for sure due to the sound engineering.


The audience wants to see Wagner music live again. That could be perceived among the applauses. Among the audience, some people surely have seen the tenor at the Festspielhaus. All the credit to Stefan and Sabine Vinke for having brought some of the Bayreuth magic to an audience eager to see Wagner's gesamtkunstwerken live again, and to the rest of the world via this streaming.

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Festival Wagner en Vinke-Garten: a falta del Festival de Bayreuth, los Vinke le invitan a su jardín.

 



La suspensión del Festival de Bayreuth de este año ha supuesto, como era previsible, un duro golpe para la comunidad wagneriana en todo el mundo. El Covid-19 nos ha privado, entre tantas alegrías, de una producción nueva de El Anillo del Nibelungo en la colina verde. Ante esta dolorosa falta, y entre las alternativas que van surgiendo para suplirla, el matrimonio formado por el famoso tenor wagneriano Stefan Vinke (habitual de Bayreuth, donde habría interpretado el rol de Loge este año) y su esposa Sabine han tenido una idea singular pero no menos emocionante: un festival Wagner en el jardín de su casa, en la pequeña localidad de Hargesheim. Un lugar íntimo, rodeado de naturaleza, con capacidad para unas sesenta personas, en el que se interpretan fragmentos o actos enteros de las obras del maestro, durante el mes de agosto y principios de septiembre.


El 25 de julio, coincidiendo con la que habría sido la inaguración del Festival, los Vinke dieron comienzo al suyo propio, con el primer acto de la Valquiria completo.  El evento fue trasmitido en directo por el canal alemán Klassik para todo el mundo. Presentado por el simpático Alex Brüggemann, quien presentó para el canal sky las funciones del Anillo de Bayreuth de 2016, el concierto empezó tras sendas entrevistas al matrimonio y un discurso inagural de la señora Vinke dando la bienvenida a los presentes. Al recital asistieron algunos personajes relevantes de la música y la política alemanas.

Tras el discurso, el pianista Wolfram Kolosseus empezó a interpretar el poderoso preludio. Al son de la música, la televisión ofrecía imágenes de las calles de Hargesheim desde un coche, lo que sumado a la evocadora partitura de tormenta y huída del protagonista, nos hace imaginar que Siegmund realmente se intenta abrir paso por las calles de esta ciudad hasta llegar a la casa de los Vinke. Kolosseus dio un interesante acompañamiento, pese a la dificultad del preludio de amoldarse a un solo piano. Pero incluso así, la música de Wagner suena tan inspiradora y envolvente que la magia sigue operando. Hubo momentos dramatizados, como las expresiones de los artistas (la química del matrimonio Vinke en la primera escena y en la última es evidente, como el expresivo beso que se dan en los últimos acordes), el agua y el hidromiel con el que ella le da a él nada más llegar o la espada que Vinke saca de entre sus macetas, cual Siegmund desde el roble.


Stefan Vinke interpreta a Siegmund con una voz heroica, que aún suena muy bien, aunque a veces parece la tesitura escapársele. Durante la primera escena con Sieglinde se le notaba más bien reservado, más elegíaco en su narración en Friedmund darf ich nicht heissen, y cada vez más potente a partir de la famosa aria Ein schwert verhiess mir den vater, donde los Wälse sonaron espectacularmente, aunque el segundo un poco más contenido. Durante el resto del acto se encontró totalmente en vena y su interpretación fue bastante solvente, con un agudo en so blühe der wälsungen blut en plenitud. 

Sabine Vinke interpretó a Sieglinde con una bella voz, y pese a no tener el volumen torrencial de sus compañeras más célebres, pudo, quizá inspirada por el evento, ofrecer un convincente retrato de una protagonista frágil pero no menos valiente. En la frase So bleibe hier sonó conmovedora, pero su punto más álgido fue en Der männer sippe, donde la voz se amoldó bien al dramático y bello monólogo, que cantó muy bien.

Sung Ha fue Hunding. Solista de la ópera de Mannheim, este bajo realizó una interpretación muy expresiva, con unas miradas intimidantes, como no podía ser de otro modo en su brutal personaje.La voz tiene un buen timbre, pero quién sabe si por la toma de sonido o por qué razón sonaba un poco ligera.

                     

La emoción del público por escuchar a Wagner en vivo es palpable, tanto como que la prensa alemana asegura que este festival ha obtenido una buena recaudación y eso que está a la mitad todavía. Parte del público que se ha desplazado hasta la casa del tenor le ha visto cantar en el Festspielhaus: incluso hay gente que asegura haberse emocionado mucho, según lo que he podido leer en grupos internacionales. Es de agradecer que los Vinke hayan llevado un poco de la magia wagneriana estival a un público pequeño pero afortunado, que como todos echa de menos disfrutar las obras de arte totales del maestro en un teatro.

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viernes, 7 de agosto de 2020

Excelencia Mendelssohniana en la era post-covid: La Oviedo Filarmonía en la Universidad.


Oviedo, 6 de agosto de 2020.

Oviedo es una ciudad que ama la música. Todos los veranos tienen lugar festivales de música en espacios emblemáticos del centro a cargo de músicos principalmente asturianos. En 2012 estuve en dos conciertos en el patio del Museo de Bellas Artes, uno de piano y otro con un contratenor excelente.  

En mi segundo viaje por la bella Asturias, descubrí que la Orquesta Filarmonía de Oviedo estaba organizando un ciclo de conciertos en el Edificio histórico de la Universidad de dicha ciudad.  El aforo es limitado, de unas 130 personas, separadas para velar por la distancia de seguridad. La demanda para estas actuaciones es elevada, tanto que la cola llega habitualmente a la plaza de la Escandalera. Se reparten fichas que se deben cumplimentar: el fin es, siguiendo la nueva normativa, el hacer un seguimiento a los asistentes en caso de que se declarase en el lugar un brote (que desgraciadamente en España están surgiendo muchos) de Covid-19.



El programa para esta tarde ha sido la Obertura Coriolano y la Primera Sinfonía de Mendelssohn.

Lucas Macías, titular de la orquesta, es el director de estos conciertos. Al salir al escenario saludó al público y dio a conocer el programa, por otra parte ya anunciado, y a contar que Mendelssohn escribió su primera sinfonía a los 15 años y estaba dedicada a su hermana Fanny, la famosa pianista.

En la primera parte, la orquesta parecía aún no haber entrado en calor, aunque el poco a poco se hacía con la trágica obertura, especialmente en el cello. Una de las singularidades de tocar en público es el oír espontáneamente los cantos de las gaviotas durante los silencios y las partes menos sonoras como los pizzicatos de las cuerdas. Parecían sincronizarse.

La segunda parte fue la sinfonía de Mendelssohn, en la que la orquesta se inspiró por completo, logrando una interpretación electrizante de una obra ya de por sí impetuosa. Las cuerdas sonaron enérgicas, brillantes, con ese brío romántico de cuando se compuso la obra. En el segundo movimiento los fagotes sonaron maravillosamente en este Andante íntimo, con una preciosa música para cuerdas, flauta y fagot. Mendelssohn fue un genio y aquí lo demuestra con esta sinfonía potente, hija de un romanticismo impulsivo pero cautivador, que siempre nos deja al borde del asiento. Y todo ello a los 15 años ¡para que luego Wagner despreciase este arte! 

El concierto fue calurosamente acogido por el público. Y es que la afición ovetense tiene fama de ser muy melómana: quizá por eso la Filarmónica de Oviedo dio una interpretación memorable del joven Mendelssohn.


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