sábado, 13 de mayo de 2023

Estrambótica modernidad: Trato de favor en el Teatro de la Zarzuela.


Madrid, 12 de mayo de 2023.

Hace pocos días, Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela, presentaba la que sería su última temporada al frente de este teatro. Desde su llegada, Bianco siguió la necesaria política de modernizar el género en lo que le ha sido posible, no solo en la creación de las exitosas temporadas del Proyecto Zarza, sino en el encargo de nuevas obras. Tras la accidentada "Policías y Ladrones", que tuvo que sortear la huelga y la pandemia, como la producción de Mario Gas de la clásica "La Tabernera del Puerto"; ahora llega "Trato de Favor", un encargo hecho a Lucas Vidal, un exitoso compositor de música para cine, y al escritor y presentador de televisión venezolano Boris Izaguirre, todo un icono popular. 

Más de uno podría preguntarse qué podría salir de un encargo así. Y el resultado ha sido una historia estrambótica, con un argumento que al público le puede sonar de un caso real: Ana Mía,una diva de la música en prisión por un fraude a Hacienda. La prisión en escena no es algo que sea ajena al público de la lírica; ya en Leos Janacek compuso en los años 20 su última ópera, "Desde la Casa de los muertos" ambientada en una prisión masculina de la Rusia zarista, ni tampoco será ajena al público más o menos profano que vaya a verla: las series de televisión "Vis a Vis" y "Orange is the new Black" de Netflix, acercan al respetable en épocas recientes a la representación de una prisión femenina.



En "Las Albricias", una lejana prisión de España, la esperan la directora que está enamorada de ella, y con la que mantendrá una relación sentimental en el segundo acto, la supervisora general de prisiones que en principio impedirá que ella tenga privilegios, el hombre que la catapultó al estrellato y que es el único que cumple condena en dicha prisión por fraude, y sus compañeras, todas expectantes ante su llegada. Con este punto de partida, una historia en la que el amor (de Juan Miguel y Mayka hacia Ana Mía, y de la Venenosa a Juan Miguel), los celos, la corrupción solapada bajo una capa de aparente respetabilidad, la presencia de la televisión, resultan en una obra  de humor estrambótico plagado de referencias que el público conoce, lo que aumenta la diversión. La presencia de la diva en la cárcel, y la posibilidad de rentabilizar dicha estancia por parte de la supervisora, hacen que la prisión se convierta en una especie de local de moda, con espectadores asistiendo cada noche al show de Ana Mía, quien pone de moda el estar en prisión, tanto, que no solo es elegida para representar a España en Eurovisión, sino que su actuación se transmite desde allí. Y cómo no, este es el momento en que Boris Izaguirre, aparece para presentar dicha actuación, una canción llamada "Viva la Reina Isabel". Ver esta obra el día antes del verdadera Festival de Eurovisión, en un año en el que la actuación española no despierta demasiado entusiasmo, y que además las alusiones de superar al "tercer puesto" del año pasado, lo hacen todavía más desternillante.



La puesta en escena de Emilio Sagi, con la excelente escenografía de Daniel Bianco, nos pone en situación con el decorado de la prisión que da la sensación no solo de ser más amplia, sino también de hacernos tan prisioneros como las señoras de la historia. Incluso, de hacérnosla olvidar en la reconstrucción del plató de Eurovisión, acompañados de la excelente iluminación de Albert Faura. Si hay algo que no falla es indudablemente la puesta en escena, una de las mejores del año en la temporada lírica de Madrid, y posiblemente la mejor de toda la temporada del Teatro de la Zarzuela.

La música de Vidal es una mezcolanza de estilos, en la que no puede dejar de reconocerse la música para cine, como en el preludio del acto segundo, pero también aludiendo a la música castiza como en la llegada de Ana Mía a la prisión o la romanza de su asistente y rival Chelo. Andrés Salado dirige a la Orquesta del Teatro de la Zarzuela que el martes pasado interpretó tan bien la Cuarta Sinfonía de Bruckner en el Auditorio Nacional, que acometió todo lo bien que pudo hacerse una obra de la que no hay referencias anteriores debido a que se trata de un estreno. No obstante estaba al servicio de la misma, y se veía a la orquesta entregada.


Un rol como Ana Mía, solo podía ser pensado para una gran diva. Y eso en el panorama lírico nacional lo representa Ainhoa Arteta, una artista temperamental y tan ligada a este género y a este teatro, y tan conocida por el público general por su belleza, su presencia glamurosa y sus intervenciones en diversos programas de televisión, además de su emotivo regreso a la lírica, tras una enfermedad cubierta mediáticamente, con dos conciertos en este escenario, prometiendo en el último de ellos que lejos de estar acabada, habría Arteta para rato. Es evidente que la soprano vasca, a sus 58 años, ya está en un bien entrado período de madurez vocal. Si aún mantiene el centro que con la edad ha conseguido dar más dramatismo a sus interpretaciones, el agudo es cada vez más problemático para ella. La escena de la entrada en prisión es un ejemplo claro de esto último. Pero si hay algo que se mantiene todavía firme es su garra escénica, ya que a nivel actoral, en escena es capaz de bordar el rol de diva de Ana Mía, con sus todos sus gestos, sus ademanes, para pasar al enorme drama de la escena final.

Nancy Fabiola Herrera interpreta a Mayka, la directora del centro que ama a Ana Mía. La mezzosoprano canaria dio una interpretación conmovedora de este personaje, con su bella y delicada voz, lo que contribuyó a que esta directora, lejos de dar una imagen dura, fuese la de una mujer frágil y enamorada. Amparo Navarro en el rol de Chelo, la secretaria y rival de Ana Mía dio una de las mejores intervenciones de la velada,  tanto en el primer acto como en la escena final con su romanza "Mi Chanel", en la que dio unos pianissimi que con justicia hicieron que fuese muy ovacionada al final de la pieza. Destacables las intervenciones de Gurutze Beitia como Mercedes, la supervisora y corruptible supervisora de prisiones, así como Amelia Font y María José Suarez como la Colombiana y la Venenosa, dos mujeres tan perversas como divertidas. Enrique Ferrer como Juan Miguel, el descubridor de Ana Mía, y que aún sigue enamorado de ella, destacó a nivel actoral, además de que su tesitura es complicada cuanto menos, aunque su personaje tiene menos presencia en el acto segundo. 


Esta zarzuela no tiene pretensiones, más allá de divertir al público, cosa conseguida por los comentarios y las risas que se oían. Algo que choca con la hostilidad que esta obra ha recibido de varios sectores, incluido algunos autoproclamados como defensores de la zarzuela. Desde su propio anuncio el año pasado como parte de esta temporada, algunos se llevaron las manos a la cabeza con tan solo ver el nombre de Boris Izaguirre en el cartel. Pero incluso después de su estreno hemos tenido críticas profesionales de tan solo dos palabras, o comentarios en redes sociales que hablan de mafia rosa, o de que los grandes autores debían estar llorando. Sobre todo porque en esta obra se glorifica al género: en la cárcel se hace un festival de zarzuela, la protagonista es una célebre intérprete de la misma y en el final se glorifica el género. Al fin y al cabo, un arte sigue vivo cuando se crean nuevas obras, con indiferencia de que la obra en cuestión tenga o no calidad o se olvide. Porque si se quiere disfrutar, no se puede ir pensando en que se va a encontrar a Bretón o a Chapí. 



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viernes, 12 de mayo de 2023

ESP/ENG: Una íntima resurrección. Segunda Sinfonía de Mahler como cierre de la temporada de la ORTVE.




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Madrid, 11 de mayo de 2023.

Con Mahler empieza y con Mahler termina la presente temporada de la Orquesta y Coro de Radiotelevisión Española, en la que será la última de Pablo González como maestro titular de la agrupación. Esta temporada llamada "Raíces", con una importante presencia mahleriana en la programación, se abrió con la Tercera Sinfonía y ahora se cierra con la Segunda, llamada "Resurrección".

Una de las obras más majestuosas y populares del compositor austrohúngaro, la Segunda Sinfonía requiere una gran orquesta, dos solistas, especialmente una contralto de enjundia, y un potente coro. Mahler empezó a trabajar en esta obra poco después de terminar la Primera Sinfonía, pero empezó a trabajar en serio tras la muerte de Hans von Bülow, tras oír en su funeral el coral de Gottlieb Klopstock, Auferstehung, o "resurrección", en español. Gracias a la "revelación" que tuvo tras oírlo, decidió, siguiendo la estela de Beethoven, el utilizar la voz humana en su nueva sinfonía, que si bien tras su estreno no contó con el apoyo masivo del público, sí que contó con el de sus colegas directores de orquesta y compositores. 

Esta sinfonía apoteósica en cinco movimientos supone un viaje, una búsqueda de lo espiritual, algo que a Mahler, judío convertido al catolicismo, le hizo obsesionarse con la búsqueda de Dios y la resurrección en esta obra. Este viaje inicia con un primer movimiento épico, seguido de un segundo movimiento más íntimo, para seguir con un tercero más festivo, folclórico, cuya música es heredera del segundo movimiento de la primera sinfonía, al que recuerda bastante, para luego adquirir tintes más épicos. Pero el inicio del cuarto movimiento, donde entra en juego la voz humana, supone un cambio radical. La voz de contralto es la primera en anunciar la resurrección, una voz angelical de esperanza que alivia el dolor, acompañada de una música celestial. A diferencia del pesimismo a partir de la quinta sinfonía, aquí la esperanza, la llamada a un mundo mejor es una constante. El quinto movimiento, el coral y posiblemente el más importante, se inicia con una larga introducción orquestal, en la que un solo de trompeta fuera de escena nos recuerda a la música que este instrumento tendrá en la Quinta Sinfonía. Entonces llega el coro, con reminiscencias a Bach e incluso  a la música polifónica renacentista, pronunciando levemente la palabra "Auferstehen" (resucitar, en alemán), como un susurro, abriéndose paso en la sala, sumándose luego la soprano y la contralto. Si el coro de la Novena de Beethoven canta a la amistad y la alegría, el de esta Sinfonía lo hace a la esperanza, en un mensaje lleno de optimismo donde el dolor y la muerte son sustituidos por la resurrección de la vida, cerrando la obra con un tutti final con el coro y orquesta en máxima apoteosis.




Pablo González, conocedor de la música mahleriana, ha interpretado esta gran sinfonía en una versión notable, más íntima y humana que majestuosa, pese al desempeño de las cuerdas (impresionantes en el primer movimiento) y la percusión (que tenía a dos coristas tapándose los oídos), además del metal, en transmitir el vigor que requiere. El tercer y el quinto movimiento fueron memorables. El coro estuvo espléndido en su cometido, haciendo que incluso un susurro como el inicio de la obra se oyese por toda la sala y al mismo tiempo se impusiera haciendo que el potente mensaje de la obra llegue a sobrecoger y emocionar como es requerido. 

Gerhild Romberger y Berna Perles fueron las solistas, mezzosoprano y soprano respectivamente. Romberger interpretó el famoso y celestial Urlicht con un timbre inicialmente oscuro pero al mismo tiempo capaz de sonar aterciopelado,  agudo, más seductor que imponente, sonando más a un ángel que susurra que a una voz sobrenatural y autoritaria. En su breve intervención, Perles cumplió sobradamente, incluso haciendo notar sus agudos.

Hoy el Teatro Monumental estaba casi lleno, muestra de la popularidad de Mahler entre el público, quien estalló en una fuerte ovación al terminar la obra.


ENGLISH: An intimate resurrection. Mahler's Second Symphony to close ORTVE's current season.




With a Mahler symphony begins and with Mahler  symphony is going to end the current season of the Orchestra and Choir of Radiotelevisión Española, which will be the last one for Pablo González as its principal conductor. This season called "Raíces" (roots), with an important Mahlerian presence in the programming, opened with the Third Symphony and now closes with the Second one, called "Resurrection". One of the Austro-Hungarian composer's most majestic and popular works, the Second Symphony requires a large orchestra, two soloists, especially a powerful contralto, and a powerful choir. Mahler began to work on this work shortly after the First Symphony was finished, but only after the death of Hans von Bülow, after hearing during his funeral the Gottlieb Klopstock's chorale Auferstehung, or "resurrection," in English. Thanks to the "revelation" he had after hearing it, he decided, following in the footsteps of Beethoven, to use the human voice in his new symphony, which although after its premiere it did not have the massive support of the audiences, it did have that of his fellow conductors and composers.

This tremendous symphony in five movements is a journey, seeking  the spirituality, something that made Mahler, a Jew converted to Catholicism, obsessed with the search for God and the resurrection in this work. This journey begins with an epic first movement, followed by a more intimate second movement, to continue with a more festive, folkloric third one, whose music is heir to the second movement of the first symphony, which it is quite reminiscent of, to later acquire more epic overtones. But the beginning of the fourth movement, where the human voice begins to be heard, marks a radical change. The contralto voice is the first to announce the resurrection, an angelic voice of hope that eases pain, accompanied by heavenly music. Unlike the pessimism from the fifth symphony onwards, here hope, the call for a better world is a constant. The fifth movement, the chorale and possibly the most important, begins with a long orchestral introduction, in which an offstage trumpet solo reminds us of the music this instrument will play in the Fifth Symphony. Then the choir arrives, reminiscent of Bach and even Renaissance polyphonic music, faintly pronouncing the word "Auferstehen" (to be resurrected, in German), like a whisper, making its way into the hall, then joining the soprano and contralto. If the choir of Beethoven's Ninth symphony sings a celebration friendship and joy, Mahler's second one does so of hope, in a message full of optimism where pain and death are replaced by the resurrection of life, closing the work with a final tutti with the choir and orchestra in complete apotheosis.  



Pablo González, connoisseur of Mahler's music, has conducted this great symphony in a remarkable version, more intimate and human than majestic, despite the performance of the strings (impressive in the first movement) and the percussion (which had two choristers behind covering their ears), in addition to metal, in transmitting the vigor it requires. The third and fifth movements were done in a very accomplished way. The choir was splendid in its role, making their entrance to sound like a whisper, but heard throughout the room and at the same time prevailing, making the powerful message of the work to overwhelm and move as required.

Gerhild Romberger and Berna Perles were the soloist singers, mezzo-soprano and soprano respectively. Romberger sang the famous and heavenly Urlicht with a tone beginning dark, but at the same time capable of sounding more seductive than imposing, sounding more like an angel whispering than a supernatural and authoritative voice. In her brief intervention, Perles sang well, even making her high notes stand out.

Last night the Teatro Monumental was almost full, a sign of Mahler's popularity among the public, who gave  a loud ovation to the performers at the end of the concert.

Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso.

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miércoles, 10 de mayo de 2023

ESP/ENG Naturaleza, espiritualidad y romanticismo: La Cuarta Sinfonía de Bruckner por la ORCAM



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Madrid, 9 de mayo de 2023.

Todo empezó hace dos años cuando escuché la Cuarta Sinfonía de Anton Bruckner, llamada la Romántica, por primera vez por televisión, con Christian Thielemann dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Viena en Barcelona. Como ya dije en mi crítica sobre mi primer Bruckner en vivo, no me conquistó a la primera. Y solo lo hizo tras varias escuchas, pero el reto me gustó. 

Ahora, tengo la oportunidad de escuchar en vivo por primera vez esta obra maestra. La Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del Teatro de la Zarzuela, ha elegido para su ciclo sinfónico de este año, interpretar la Romántica, en un programa que incluye obras de Brahms en su primera parte. 

Bruckner compuso esta obra en 1874, aunque la estrenó pocos años después, siendo este su primer gran éxito como compositor. Inspirado por la música de Wagner, a quien dedicó su Tercera Sinfonía, en su cuarta sinfonía alabó la naturaleza, en el marco de un día en la Edad Media. Se ha llamado "romántica" a esta sinfonía por su inspiración en óperas como Tannhäuser y Lohengrin, grandes hitos del romanticismo alemán. De ellos, aunque alejado de la pasión wagneriana, extrae temas como la caballerosidad y el amor virtuoso. En los cuatro movimientos de esta obra Bruckner retrata el amanecer, la luz del sol asomándose por un castillo medieval, del que a media mañana saldrá una comitiva real, luego el amor, aunque no tan carnal, o  la caza (con los metales que recuerdan a Tannhäuser) 

La maestra polaca Marzena Diakun dirigió una versión que me sorprendió gratamente, por su interpretación enérgica con unos tempos ágiles, nada lentos. En el primer movimiento, es bastante emocionante oír el trémolo de la cuerda del que emerge la trompa, recreando el amanecer, algo que la solista Anaís Romero acometió tan bien que la hizo merecedora de una ovación. En el segundo movimiento las cuerdas brillaron, y el metal, pese a algún que otro desliz, lo hizo en el tercero y el cuarto, con una destacada participación de las trompetas. En general el tercer y cuarto movimientos fueron interpretados con un ímpetu que la señora Diakun supo dejar en la orquesta, en una lectura amena de la obra.
 

No sé si por el precio de las localidades o por la diferencia con otros ciclos más populares ( como los de la OCNE) o incluso la supuesta poca popularidad de Bruckner en España, pero el Auditorio no estaba lleno del todo. Sin embargo, aquello le dio un ambiente íntimo, casi de familia, que resultó en ovaciones generosas para el metal y para la cuerda. Desde luego, la Cuarta sí es popular en nuestro país.


ENGLISH: Nature, spirituality and romanticism: Bruckner's Fourth Symphony by the ORCAM.

Madrid, May 9, 2023.

It started two years ago, when I heard Anton Bruckner's Fourth Symphony, called the Romantic one, with Christian Thielemann conducting the Vienna Philharmonic Orchestra in Barcelona. 

As I already said in my review of my first Bruckner live last Marchhe didn't win me over the first time. But it happened, however after several hearing sessions, but I liked the challenge. Now, I have the opportunity to hear this masterpiece live for the first time. The Orquesta de la Comunidad de Madrid, the orchestra of the Teatro de la Zarzuela, has chosen for tonight's program, to play the Romantic, in a program that also includes works by Brahms in its first part (which I sadly missed).

Bruckner composed this work in 1874, although he premiered it a few years later, this being his first important success as a composer. Inspired by the works Wagner, to whom he dedicated his Third Symphony, in his fourth one he praised nature, in a background of a day in the Middle Ages. This symphony has been called "romantic" because of its inspiration in operas such as Tannhäuser and Lohengrin, great milestones of German Romanticism. From them, although far from Wagnerian passion, he extracts themes such as chivalry and virtuous love. In the four movements of this work, Bruckner portrays the dawn, the sunlight bathing a medieval castle, from which a royal procession will leave at midday; love (more spiritual or nature-praising), or hunting (with metals reminiscent of to Tannhauser).

The Polish female maestro  Marzena Diakun conducted a version that surprised me in a very pleasant way, due to her energetic interpretation with agile tempos, not slow at all. In the first movement, it is quite moving to hear the tremolo of the string from which the horn emerges, recreating the dawn, something in which the soloist Anaís Romero was so accomplished so it earned her an ovation at the end. In the second movement, the strings shone, and the brass, despite some  occasional ups and downs, did so in the third and fourth ones, with an outstanding participation of the trumpets. In general, those movements were played with such a vigour that Mrs. Diakun knew how to leave in the orchestra, in a pleasant reading of the work.


I don't know if it was because of the price of the ticketd or because of the difference with other more popular cycles (such as those of the OCNE) or even the supposed lack of popularity of Bruckner in Spain, but the Auditorium was not completely full. However, that gave it an intimate, almost family atmosphere, which resulted in generous ovations for the brass and the strings. For sure, the Fourth is popular and celebrated by Spanish audiences.

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lunes, 1 de mayo de 2023

Love beyond life and death: a dazzling Tristan und Isolde, in concert version, in Madrid.

Madrid, April 29, 2023.

When musical works become masterpieces, it is not without a reason, although their constant presence and fandom may seem hackneyed. Richard Wagner's Tristan und Isolde is a capital work in the history of music, and particularly in opera, as its  famous inaugural chord, changed definitely the route that music would follow in the next century. And the admiration for this masterpiece, which depicts a tragic, psychological and metaphysical love story, is shown in Madrid, because of the several productions staged last twenty years, and by the enthusiastic response of the public to them, always with the tickets sold out. 

In the remote past, in the turmoil times the city witnessed between the Teatro Real closing in 1925, and the first regular and A-class operatic seasons hosted by the Teatro de la Zarzuela in late 60s, Tristan was almost the only Wagner opera shown in town, alongside Lohengrin and Walküre.

In 1989, Montserrat Caballé sang the opera at the Teatro de la Zarzuela. After the Teatro Real re-opening in 1997, in 2000, it hosted perfrormances conducted by Daniel Barenboim on tour with the Berlin Staatsoper, with Siegfried Jerusalem as Tristan. In 2008, the madrileño operagoers had the privilege of seeing the legendary Waltraud Meier as Isolde, and in 2014, the famous video-staging by Peter Sellars and Bill Viola delighted the audience. In addition, in 2019 the National Orchestra of Spain gave two performances of this opera in a concert version, brilliantly directed by David Afkham, at the Auditorio Nacional.. Now it  returns after four years since his last performance in Madrid and nine years since his last performance at the Teatro Real, again in a concert version, although with some stage indications by Justin Way, who places the orchestra on stage and the singers on the edge, moving along it. Lighting also plays an important role, which illuminates the entire hall at the end of the first and third acts, and in the love duet with a blue light that recreates the night. In addition, the young sailor and Brangäne are placed in the boxes in their off-stage interventions.

Semyon Bychkov returns to the Teatro Real after his unforgettable Parsifal 7 years ago. The Russian maestro is capable of making the Teatro Real Orchestra sound like a German one. This time, the orchestra was on stage, which made the sound lose a bit of the impact which usually emanates from the orchestra pit, now covered. Even so, Bychkov, one of the greatest Wagnerian conductors of today, achieved a majestic orchestral rendition, with  slower tempi, despite some initial sound difficulties in the Prelude. But by the end of the first act it sounded rather tragic, elegy-like (especially the metal when the arrival of Tristan is announced), to conclude it spectacularly. In the second act, the love duet was quite an experience, since the orchestra's rendition became more intimate. The third act began with an interpretation of its prelude in which pathos was breathed, to then continue advancing with the same orchestral force of the preceding acts. Once again, Álvaro Vega, as he did in 2008 and in 2014, gave a beautiful and magical interpretation of the cor anglais solo in the third act, creating a special atmosphere. In fact, he was ovationed at the end. The Teatro Real Choir in its male section, shone in its brief intervention in the first act, exhibiting its outstanding tenor section.

In 2014, during the previous production of this work in this opera house, several tenors took replaced the scheduled Robert Dean Smith as Tristan, who due to illness had to cancel some performances. One of those replacements was the Austrian tenor Andreas Schager, who since his Madrid debut in 2012 with Rienzi, has become a sort of heldentenor of the house, having sung here Rienzi, Siegfried and again Tristan. Nowadays, being one of the most demanded Wagnerian tenors worldwide, he returns to this opera house, that has always applauded him enthusiastically, and this time as the leading Tristan. Schager was radiant in the first two acts, singing at the top of his voice with his heroic tone and vocal stamina. That could have rised some worry for the third act, but the tenor rose to the challenge: sometimes he was reserved, and in other moments he sang at the top of his voice as always, without sounding bad, which is an achievement in this score.

If Tristan was indisposed in 2014, it seemed this time it's Isolde's turn. The scheduled Ingela Brimberg has been replaced by Catherine Foster for the complete run of performances. Foster is one of the most sought-after Wagnerian sopranos today, having succeeded in Bayreuth as Brünnhilde, and last year as Isolde. The British soprano has surprised the audience with her performance, which has exceeded expectations. Foster has a youthful tone, more lyrical than dramatic, which makes her Isolde to sound as a very young woman. Her voice has enough volume to be heard all over the hall, and her intonation reveals her command of the character, which she handles with a certain sense of drama. The treble is firm and doesn't sound bad, without being too dazzling on the other hand. This lyrical approach to the role made her rendition sensitive and tender in the second and third acts, leaving a beautiful version of Liebestod. As a curiosity, Schager and Foster made history when they starred in the first performance of "Tristan und Isolde" after the pandemic global lockdown, in a reduced version for voice, violin and piano, performed at the Wiesbaden Opera in late May 2020, in a time when going to the opera was still a distant hope, just a longing for most operagoers worldwide.

However, it was Ekaterina Gubanova,  with her outstanding Brangäne, who stole the scene every time she appeared on stage. The Russian mezzo-soprano had already sung the role in 2014 in this theater, but now with her beautiful and powerful voice, her imposing, authoritative tone and her stage presence, demonstrating her acting skills, she was able to overcome Foster as Isolde throughout the first act. In the second act, her vigil singing in the middle of the love duet, Einsam Wachend in der Nacht, was one of the highlights of the evening.

Thomas Johannes Mayer sang a good Kurwenal, with an already mature voice, but still terrific and above all a convincing acting, as Tristan's faithful vassal, especially in the third act.

Franz Josef-Selig sang the King Marke. He had already sung it in 2014 here, and as then, his performance was dazzling, among the best of the night. He sang his great monologue in the second act with a powerful voice, with  beautiful and firm low voice, as if time didn't dent too much his singing in nine years.

The rest of the cast was at the same excellent level, although Neal Cooper's Melot sounded too "Mime-like", closer to the nibelung than to a medieval knight, but without detracting to the remaining cast. Jorge Rodríguez-Norton was an excellent Shepherd in the second act, in the same way that David Lagares sang the Steersman with a beautiful tonee in his very brief role. Alejandro del Cerro sang  the Voice of the young sailor, a beautiful but not so easy intervention despite its brevity, but he approached it with his lyrical and youthful voice.

The passion of the  Madrid audience for this opera is noticed, as I already pointed out at the beginning, with a full seat occupation, and above all with strong ovations at the end, for what could be the most complete cast of the current operatic season. We suppose, and we hope, that it won't take so many years to see this work again in the Spanish capital, which curiously alternates with some performances, this time staged, in Valencia, of the same title. Something that accounts for the popularity of this opera in Spain.

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