lunes, 11 de febrero de 2019
El sueño de una noche de verano de Gaztambide en el Teatro de la Zarzuela, segundo reparto. 9 de febrero de 2019.
Dice un artículo en el Diario El Mundo que la idea de rescatar esta obra de Joaquín Gaztambide del olvido le vino al director del Teatro de la Zarzuela, Daniel Bianco, tras buscar en Internet alguna Zarzuela basada en William Shakespeare, pero al examinarla descubrió que era otra historia. La de Gaztambide trata en realidad de una trama ficticia, en la que Isabel I de Inglaterra, enamorada de Shakespeare, le busca por todas las tabernas para encargarle una obra, que será El Sueño de una noche de verano. Por tanto, con el clásico del bardo inglés y la ópera de Britten sólo comparte el título. Desde que se anunció en la nueva programación del teatro, se convirtió en uno de los reclamos de esta temporada.
Hija de su época, la obra de Gaztambide tiene un estilo belcantista, que además era el principal en el repertorio operístico de los teatros españoles de su tiempo. Y la sensación que se tiene es la de estar ante una entretenida ópera bufa, con momentos que imitan a los grandes clásicos del género. Uno cree escuchar a veces Don Pasquale o I Puritani. Pese a su inspiración y lo agradable de su escucha, dicen los entendidos que sin embargo estamos ante una obra menor del autor.
Para su reposición, 160 años después de su estreno, se había designado a Gustavo Tambascio como director de escena, pero su fallecimiento impidió una colaboración más allá de unas ideas y esbozos que su colega italiano Marco Carniti ha terminado, con los textos de Raúl Asenjo como adaptador del libreto original. Esta obra nunca se ha grabado completa, ni siquiera un solo fragmento, por lo que estamos ante un estreno moderno, cuya ambientación en el rodaje de una película española en la Roma de finales de los años cincuenta y patrocinada por el gobierno de Franco ha terminado por dejar la obra no sólo en difícil de reconocer sino prácticamente en una obra de teatro con música de Gaztambide. Hay referencias a personajes de la época, a cineastas como Orson Welles, que es un personaje de la obra, a elementos conocidos de la actualidad y los personajes de la obra como Shakespeare o Falstaff son convertidos en Juan Sabadete o Guillermo del Moro, y la Reina Isabel es la princesa Isabella Tortellini. El argumento del montaje es pues el propósito de rodar en cinemascope una Zarzuela, precisamente la de Gaztambide. Por ese motivo, en el segundo acto, del cual gran parte es la alucinación de Del Moro/Shakespeare para firmar el contrato de la película; es realmente el argumento original de la obra, o parte de ella.
Tras un diálogo largo sobre la idea de rodar esta producción, el telón se abre para mostrar un restaurante romano con carteles de cine de películas como Dos Mujeres, de Vittorio de Sica, con una vista de la Plaza de España y su impactante escalinata. En determinados momentos baja la fachada del mismo y se puede ver el nombre de la lujosa Via Condotti romana. El segundo acto es quizá la parte más llamativa y fiel al título, ya que al abrirse el telón se ve el bosque fantástico de la obra de Shakespeare al fondo del escenario. Isabel I/Isabella baila una danza de puntillas, antes de convertirse en Isabel I. De gran belleza es la escena de la "alucinación", donde se ve a criaturas bacantes y personajes de la era isabelina, así como a Shakespeare y Falstaff con su caracterización original, con el referido bosque de fondo y bella iluminación. Del mismo modo, Orson Welles aparece como un doble de sí mismo para desbaratar los planes de rodaje de la película con una burla final, en la que aparece el coro, y los principales protagonistas caracterizados como en el siglo XVI y fotografiados por paparazzis.
La Orquesta de la Comunidad de Madrid hizo un gran trabajo a manos de Miguel Ángel Gómez-Martínez, quien logró sacar de la orquesta un sonido muy belcantista, por ejemplo en la obertura (dentro de lo que los diálogos permitieron escuchar) o en el solo de clarinete de la danza de Isabella en el segundo acto.
El segundo reparto fue liderado por la Isabel/Isabella de María Rey-Joly, de voz estupenda y notable vis cómica, aunque los agudos a veces le costaran un poco en el segundo acto. Antoni Lliteres fue un Guillermo/Shakespeare de bella voz, un tanto juvenil. Valeriano Lanchas fue un aceptable, aunque con mejor actuado Juan Sabadete/Falstaff y Sandra Fernández una estupenda y bien actuada Olivia de Plantagenet. Toni Marsol estuvo a un gran nivel como Arturo Látimer. El resto del elenco estuvo entregado al espíritu cómico de la obra.
El Teatro de la Zarzuela ha cosechado un cierto éxito de público, pese a la recepción no siempre tan amigable de la crítica, que pese a todo se lo ha pasado en grande ya que las risas se escuchaban casi en todo momento. Y la labor de recuperación de obras olvidadas siempre es bienvenida, sea una obra mayor o menor.
Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.
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