sábado, 13 de enero de 2024

ESP/ENG: La Todopoderosa Octava Sinfonía de Anton Bruckner en el Auditorio Nacional de Madrid.


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Madrid, 12 de enero de 2023.

De ella dicen que es la cumbre de la sinfonía romántica. La Sinfonía de las sinfonías. Si hay algo que tiene bastante consenso es el afirmar que es la obra magna del compositor de Anton Bruckner. El compositor austríaco estaba en la cima de su popularidad, que le llegó tarde, ya con sesenta años. El éxito del estreno de la Séptima Sinfonía le motivó a componer esta octava, y proponérsela a su valedor, el gran maestro Hermann Levi, relacionado con Wagner y su Parsifal. Sin embargo, Levi no estuvo conforme con el resultado, lo que no solo llevó a Bruckner a una gran depresión, sino a considerar el suicidio. Idea terrible para un hombre tan católico. Tal frustración, aumentando su ya innata inseguridad, le motivó no solo a revisar esta sino muchas de sus otras sinfonías, generando el problema de las ediciones que sigue hasta la actualidad, y que tanta confusión genera al neófito en la discografía de este músico; y que fue una de las causas por las que no terminó la Novena Sinfonía. Finalmente, su estreno a cargo de la Filarmónica de Viena en 1892 en la Musikverein de Viena, dirigido por Hans Richter, resultó ser todo un éxito, que hasta su enemigo Eduard Hanslick, el legendario crítico, tuvo que reconocer sus méritos, pese a abandonar antes del final. Hugo Wolf afirmó que estaban ante una obra maestra, la obra de un gigante.

En el marco del  200 Aniversario del nacimiento de Bruckner, con tres orquestas en Madrid interpretando sus sinfonías en la presente temporada, la Orquesta Nacional de España interpreta esta Octava Sinfonía (en la versión de 1890 de Haas) en tres conciertos en enero, dirigidos por su titular, el maestro David Afkham, quien como tantas veces he dicho en este blog, ha convertido a esta orquesta en la referencia para este repertorio. El concierto de hoy no ha hecho más que confirmármelo. La mejor forma de disfrutar de todos los sonidos y detalles de esta obra es en directo, ya que en una grabación los sonidos más tenues de las cuerdas, por ejemplo, pierden todo su potencial cautivador; por no hablar de lo que suponen los momentos en que la orquesta lleva al tutti, como en el scherzo o en el finale, con las tubas a pleno rendimiento. 

Esta noche, Afkham ha logrado una dirección orquestal no demasiado lenta, sino más bien que iba al grano, directamente a impactar en los momentos del metal y la percusión, y a recrearse en la belleza en los momentos de las cuerdas, que aun teniendo pequeños altibajos sonaron brillantes. En general, su lectura ha trabajado el lado más íntimo, más solemne de la obra, sin pasarse de majestuoso, dando a cada sensación su momento.

Toda esta gama de sonidos han sido bien explotados por la orquesta, aunque en algunos momentos fueron demasiado rápidos. Desde los violines con su sonido brillante en el primer movimiento, respondido por la trompa, con el pequeño solo de oboe creando un momento mágico en la sala. El segundo movimiento fue igualmente espectacular, aunque aquí, fue de mayor brillo para el metal pese a que violines y violonchelos estuvieron a la altura. Del tercero, el larguísimo Adagio, una de las mejores páginas de la música germana, Bruckner dijo que era la cima de su música, algo que muchos encuentran como cierto. Desde luego, que este descomunal movimiento es la esencia de su estilo musical: un largo, etéreo, con momentos de climax pero siempre desde una mística calma, por encima del bien y del mal, cuyo glorioso tema principal, introducido por los violines en una etérea música, fue interpretado con belleza por las cuerdas de la sinfónica, acompañado por las trompas en el segundo tema, que también fue exquisito. En el cuarto movimiento, el protagonismo fue para el brillante metal con sus trompas, tubas, tubas wagnerianas y trompetas que acompañados de la percusión, introducen el tema principal, que envolvieron a la sala con su potente interpretación.

Nada más terminar, el público estalló en una enorme ovación, premiando con su entusiasmo a la orquesta. La sala no estaba llena (algo habitual en Bruckner), pero sí con una alta ocupación, y con varios jóvenes entre el público (y esto se agradece en este músico), lo que da a entender que era un evento esperado. Sin embargo, una sensación de déjá vu se percibía en la sala: varias mascarillas se veían entre el público, recordándonos épocas que parecían lejanas, ya que ante el aumento de casos de Covid-19 y Gripe, las autoridades españolas han estado recomendando su uso a lo largo de la semana. Sin duda alguna, se trata de una de las citas más esperadas de la temporada sinfónica en Madrid. Para gozar  de la música  Octava, hay que ir a verla.



Madrid, January 12, 2023.

They say it is the peak of the romantic symphony genre. The Symphony of Symphonies. If there is something that has much agreement, it is that this the Eighth is the magnum opus of the Austrian composer Anton Bruckner. By the time of its creation and premiere, Bruckner was at the peak of his popularity, since acknowledgement did arrive late to him, at the age of sixty. The success of his Seventh Symphony after its premiere, motivated him to work in his Eighth symphony, and once finished, he showed it to his main advocate, the great conductor Hermann Levi, strongly associated to Wagner and his Parsifal. However, Levi was not satisfied with the result, which not only drove Bruckner into depression, but also to consider suicide. Terrible idea for such a Catholic man. Such frustration, increasing his already innate insecurity, motivated him not only to revise this but many of his other symphonies, generating the problem of editions that continues to this day, and that generates so much confusion for the neophyte in this musician's discography; and that was one of the reasons why he did not finish the Ninth Symphony. Finally, Bruckner's Eighth Symphony was premiered by the Vienna Philharmonic in 1892 at the Musikverein, conducted by another legend, Hans Richter, and turned out to be such a success that even his enemy, the legendary critic Eduard Hanslick, had to recognize its merits, despite leaving before the final movement. Hugo Wolf stated that they were in front of a masterpiece, a giant's work.

In 2024, Bruckner's 200th Anniversary is celebrated, and three orchestras in Madrid are performing his symphonies this season, the Orquesta Nacional de España (Spanish National Orchestra) performs his Eighth Symphony (in the 1890 Haas version) in January 12, 13 and 14, conducted by its musical director, German maestro David Afkham, who as I have said so many times in this blog, he has made this orchestra the best one for this repertoire in Madrid. Tonight's concert has only confirmed me this opinion. The best way to enjoy all the sounds and details of this work is live in the auditorium, since in a recording the faintest sounds of the strings, for example, lose all their captivating potential; not to mention the moments when the orchestra leads the tutti, such as in the scherzo or the finale, with the tubas at full capacity, in which the hall is literally vibrating.

Tonight, Afkham has achieved an conducting not too slow, but rather one that got to the point, impacting the moments of brass and percussion, and recreating the beauty in the moments of the strings, which despite having small ups and downs, sounded brilliantly. In general, his rendition has delved on the most intimate, solemn side of the work, without going too much majestic, giving each sensation its moment.

This whole range of sounds has been well exploited by the orchestra, although in some moments they were too fast. From the violins with their brilliant sound in the first movement, replied by the horn, with the small oboe solo creating a magical moment in the hall. The second movement was equally spectacular, although here, it was of greater brilliance for the brass even though the violins and cellos were up to the task. Of the third one, the large Adagio, one of the heights of German music, Bruckner himself thought that it was the peak of his music, something that many find true. Of course, this inmense movement is the essence of his musical style: a long, ethereal one, with climatic moments alternating with a mystical serenity, above good and evil, whose glorious main theme, introduced by the violins in an ethereal music, was played beautifully by the strings of the symphony, accompanied by the horns in the second theme, which was also exquisite. In the fourth movement, the spotlight went to the brilliant brass with its horns, tubas, Wagnerian tubas and trumpets that, accompanied by percussion, introduced the main theme, which enveloped the room with its powerful performance.


As soon as the performance ended, the audience burst into a huge ovation, rewarding the orchestra with their enthusiasm. The room was not full (something usual for Bruckner), but it was highly occupated, with several young people in the audience (and this is appreciated in a performance of  a work of this musician), which suggests this was an awaited and important musical event. However, a feeling of déjà vu was felt in the room: several masks were seen among the public, evocating times that seemed distant: given the increase in cases of Covid-19 and Flu, the Spanish authorities have been recommending their use. For sure, this is one of the highlights of the symphonic season in Madrid. To enjoy this music, you have to go see it live at the theatre or auditorium.

Las fotografías y vídeos no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso.

My reviews are not professional and express only my opinions. As a non English native speaker I apologise for any mistake.

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domingo, 7 de enero de 2024

Three queens, three masterpieces: Sondra Radvanovsky's triumph in Madrid with the Tudor Trilogy concert.

Madrid, January 6, 2024.

The  Teatro Real begins 2024 with two concerts, by two of the most famous divas of the moment: Lise Davidsen, and Sondra Radvanovsky, who sings to Madrid, after doing so in Barcelona and Chicago, her the three finales of the Donizetti's Tudor Trilogy, which is one of the most awaited events of the current operatic season. Radvanovsky is one of the most celebrated sopranos in Madrid. Last summer she sang at El Escorial, but we still remember her glorious series of Tosca performances that she gave in 2021 at the Teatro Real, alongside Carlos Álvarez and Jonas Kaufmann, and when she encored the Vissi d'arte in several performances, in a run now considered as historical. In this occasion, the American soprano joins the little club of historical divas who have sung in concert the three endings of the so-called Tudor Trilogy, three operas composed by  Gaetano Donizetti.

The Trilogy is made up of the operas Anna Bolena, Maria Stuarda and Roberto Devereux, three operas with three queens as protagonists: Anne Boleyn, Mary Stuart of Scotland and Elizabeth I of England. These three works require a virtuoso soprano capable of facing not only the difficult tessitura of each role, but also, through music, must transmit the tragic pathos of each of these protagonists, to whom , in line with the bel canto tradition, a great finale, extremely difficult to sing, is reserved for them. 

Great sopranos such as Leyla Gencer, Montserrat Caballé, Beverly Sills, and in the more recent past Edita Gruberova and Mariella Devia, have left great renditions of these three roles in the opera lover's memory. In 2018, Mariella Devia sang the finales of Stuarda and Bolena at the Teatro Real, in addition to her also historic Roberto Devereux in 2015. Today, Sondra Radvanovsky is possibly the most distinguished performer of these three difficult operas, especially Roberto Devereux, in which she has been highly applauded. Along with her, and as in Barcelona and Chicago, Riccardo Frizza conducts the Teatro Real Orchestra, and a large cast accompanies her in each of the three scenes, and the emerging stage director Rafael R. Villalobos is in charge of the staging concept.

Radvanovsky is one of the most relevant sopranos of today. It is because of her powerful tone, her massive voice, and her amazing technique, with an incredible legato, its spectacular high notes, and her ability to alternate them with ethereal pianissimos. It is true that diction is not her strongest point, but her devoted singing and her magnetic stage presence compensate it well. The concert began with Anna Bolena, of whom she gave a very moving version of the aria "Al dolce Guidami", soulfully sung, with a pristine high voice and a commanding of coloratura that she displayed in the cabaletta "Coppia iniqua", where she surprised , although some high note wobbled. The best part was the following scene, the finale from Maria Stuarda, in which voice and technique were balanced. Already in the praying aria, "Deh! Tu di un'umile preghiera", she surprised with a high-pitched prolongadísimo, along with the choir, which could be heard despite not being projected in full voice. In the final cabaletta "Ah se un giorno", she surprised by singing forte the famous phrase il flagello di un dio punitor, when five years ago Devia sang it on piano, but equally exciting.

The final part of the concert was the finale of Roberto Devereux, an opera that she sang at the Metropolitan Opera in 2016, in which, she made his entrance walking with a stick, recreating Queen Elizabeth I of England in her old ag. The line Ahi, crude, arresta was breathtaking, shockingly sung before singing the beautiful aria "Vivi ingrato", which she sang wonderfully, and again displaying his accomplished technique in the line "La regina d'Inghilterra ho veduto lagrimar", in which she went from an amazing high to a heartbreaking low voice (in his case rather declaimed), to end it with a high note in her great legato, going from piano to forte. The final cabaletta, Quel Sangue Versato, one of the most inspired pages that ever came from Donizetti's pen, ended with a spectacular and prolonged final high note.

Maestro Riccardo Frizza has conducted the Teatro Real Orchestra in an excellent manner, making its instruments sound vigorously, and also adapting them to the agility of bel canto music, making it sound dramatic and majestic. The overtures to each of these three operas were excellent, the strings shone in Anna Bolena's, and the oboe in Al dolce guidami sounded splendid. In the Roberto Devereux's overture the interpretation was brilliant. The Teatro Real Chorus was at an excellent level, with excellent female voices in the first intervention in Anna Bolena, and also in Roberto Devereux. Regarding the other soloists, Fabián Lara stood out in Maria Stuarda, with a vigorous singing. Gemma Coma-Alabert also excelled in her scenes in Bolena and Devereux, as did Carlos Pachon in the latter. 

The production by Rafael R. Villalobos has an interesting scenic concept. During the overtures, the name of each queen, Anna, Maria and Elisabetta, is projected, and then a close-up of Radvanovsky appears, with a different, mournful expression for each queen. Radvanovsky wears three different dresses, the same as in her other concerts: a red one for Boleyn, a green one for Stuarda, and a white one for Devereux. First the choir appears, then the queen appears, and enters the stage majestuously. The lighting is successful, and during the central moment of Stuarda's prayer, the famous sky projection by Jaume Plensa designed for this season, lights up in the central lamp, as well as the room slightly, at that peak moment. 

The audience in total ecstasy, vibrated and applauded with each work and gave Radvanovsky a thunderous ovation, rewarding one of their most beloved divas. A night to remember.

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Tres reinas, tres monumentos: Las Tres Reinas Tudor por Sondra Radvanovsky en Madrid.

Madrid, 6 de enero de 2024.

El año 2024 en el Teatro Real comienza con dos conciertos, de dos de las divas más famosas del momento: Lise Davidsen, y Sondra Radvanovsky, quien trae a Madrid, después de hacerlo en Barcelona y Chicago, su gala de los tres finales de la Trilogía Tudor donizettiana, que es una de las citas más esperadas de la temporada. 

Radvanovsky es una de las sopranos más celebradas en Madrid. El verano pasado cantó en El Escorial, pero aún se recuerda su gloriosa serie de funciones de Tosca que dio en 2021 en el Teatro Real, junto a Carlos Álvarez y Jonas Kaufmann, cuando bisó el Vissi d'arte, en unas veladas que ya son calificadas de históricas. En el concierto que nos ocupa, la soprano estadounidense se suma a otras grandes artistas que han cantado en concierto los tres finales de la llamada Trilogía Tudor, tres óperas compuestas por el gran Gaetano Donizetti, uno de los maestros más importantes de la ópera italiana y que junto a Bellini y Rossini, forma el gran trío de la ópera belcantista. 

La Trilogía está formada por las óperas Anna Bolena, Maria Stuarda y Roberto Devereux, tres óperas con tres reinas como protagonistas: Ana Bolena, María Estuardo de Escocia e Isabel I de Inglaterra. Estas tres obras requieren de una soprano de enjundia, una artista virtuosa capaz de afrontar no sólo la difícil tesitura de cada personaje, sino que también  debe, a través de la música, transmitir el pathos trágico de cada una de esas protagonistas, a las que, en la línea de la tradición belcantista, les está reservada una gran escena final complicada de cantar.  Grandes sopranos como Leyla Gencer, Montserrat Caballé, Beverly Sills, y en un pasado más reciente Edita Gruberova y Mariella Devia, han dejado en la memoria del público grandes interpretaciones de estos tres personajes. Precisamente en 2018, Mariella Devia interpretó los finales de Stuarda y Bolena en el Teatro Real, en su histórica despedida del público madrileño, además de su también histórico Roberto Devereux en 2015. 

Hoy en día, Sondra Radvanovsky es posiblemente la intérprete más distinguida de estas tres difíciles óperas, especialmente Roberto Devereux, en la que ha sido muy aplaudida. Junto a ella, y como ya fuera en Barcelona y Chicago, Riccardo Frizza dirige a la Orquesta del Teatro Real, y un largo elenco la acompaña en cada una de las tres escenas, y el emergente director de escena Rafael R. Villalobos es el encargado del concepto escénico. 

Radvanovsky es una de las sopranos más relevantes de la actualidad. Lo es por su poderoso caudal vocal, ya que estamos ante una voz enorme, y su asombrosa técnica, con un legato increíble, sus agudos espectaculares, y su capacidad para alternarlos con pianissimos etéreos. Cierto es que la dicción no es su fuerte, pero su canto entregado y su temperamento escénico suplen esa carencia.

Empezó el concierto con Anna Bolena, de la que dio una versión muy emocionante del aria "Al dolce Guidami", cantado con el alma, con un agudo prístino y un manejo de la coloratura que mantuvo en la cabaletta "Coppia iniqua", donde sorprendió, aunque algún agudo le bailó, y no cerró la obra con sobreagudo. 

Lo mejor de la noche fue la siguiente escena, el final de Maria Stuarda,  que fue lo que mejor cantó, donde hubo equilibrio de voz y técnica. Ya en la oración, "Deh! Tu di un’umile preghiera", sorprendió con un prolongadísimo agudo, junto al coro, que podía oírse pese a no emitirse a plena voz. En la cabaletta final "Ah se un giorno", sorprendió por cantar en forte la famosa frase il flagello di un dio punitor, cuando cinco años atrás Devia lo hizo en piano, pero igualmente emocionante, y cerrando la escena, esta vez sí, con un sobreagudo.

La parte final del concierto fue el final de Roberto Devereux, ópera que cantó en el Metropolitan Opera en 2016, en la que, como animal escénico que es, hizo su entrada andando con bastón, recreando a la reina Isabel I de Inglaterra en su ancianidad. Impactante la frase Ahi, crudo, arresta, pronunciada con desgarro antes de cantar la bellísima aria "Vivi ingrato", que cantó maravillosamente, y de nuevo demostrando su técnica en la frase "La regina d'Inghilterra ho veduto lagrimar", en la que pasó de un agudo apoteósico a un grave (en su caso más bien declamado) desgarrador, para terminar en un agudo que muestra su legato, yendo de piano a forte. La cabaletta final, Quel Sangue Versato, una de las páginas más inspiradas que jamás salieran de la pluma de Donizetti, la terminó con un espectacular y prolongado sobreagudo final.

El maestro Riccardo Frizza ha dirigido la Orquesta del Teatro Real de forma excelente, haciendo que sus instrumentos sonasen con vigor, y además se adaptasen a la agilidad de la música belcantista, haciendo que esta suene dramática y majestuosa. Las oberturas de cada una de estas tres óperas fueron excelentes, las cuerdas brillaron en la de Anna Bolena, y el oboe en el Al dolce guidami sonó espléndido. El conjunto fue a más, y por ejemplo en la obertura de Roberto Devereux la interpretación fue brillante. El Coro del Real estuvo a un nivel excelente, con las voces femeninas excelentes en la primera intervención en Anna Bolena, y también en Roberto Devereux.

De los demás solistas, destacó Fabián Lara en Maria Stuarda, con un vigoroso canto. Gemma Coma-Alabert también se lució en sus escenas en Bolena y Devereux, del mismo modo que Carlos Pachon en esta última.

El montaje de Rafael R. Villalobos tiene un interesante concepto escénico. Durante las oberturas, se proyecta el nombre de cada reina, Anna, Maria y Elisabetta, y luego aparece un primer plano de Radvanovsky, con diferente expresión, doliente, para cada reina. Radvanovsky lleva tres vestidos distintos: uno rojo para Bolena, otro verde para Stuarda y otro blanco para Devereux. Primero aparece el coro, luego aparece la reina de turno, y se adentra en el escenario. La iluminación es un acierto, y durante el momento central de la plegaria de Stuarda, el famoso cielo de Jaume Plensa ideado para esta temporada, se ilumina en la lámpara central, así como levemente la sala, en ese momento cumbre.

El público, entregado a más no poder, se emocionó, vibró y aplaudió con cada obra y le dio a Radvanovsky una ovación atronadora, premiando así a una de sus divas más queridas. Una noche que muchos nunca olvidarán.

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lunes, 1 de enero de 2024

ESP/ENG: Christian Thielemann regresa y sorprende en el Concierto de Año Nuevo 2024.

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Cuando terminó el concierto de Año Nuevo de 2023, todos esperábamos que la guerra en Ucrania acabase pronto. Ahora, el de 2024 comienza cuando en el mundo hay otra guerra añadida, la de Israel y Palestina, el eterno conflicto de Oriente Medio, que sacudió los ánimos en todo el mundo este otoño. Y mientras tanto, el recuerdo de una sala vacía en la edición de 2021 debido al Covid-19, dirigida por Riccardo Muti -quien dirigirá la edición de 2025-, ya parece muy lejano.

El año 2024 es inaugurado de facto en muchos hogares, con el Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena, todos los años televisado para todo el mundo desde la dorada sala del Musikverein. Este año, el director musical es el alemán Christian Thielemann, favorito de la orquesta, quien ya dirigió en 2019, siendo él primer alemán en hacerlo. El programa de este año es cuanto menos, versátil, y con una inclusión conmemorativa, como ya fuera en otras ocasiones: en 2024 es el bicentenario de Anton Bruckner, y se ha incluido una pieza suya, aunque en arreglo orquestal. Thielemann ha demostrado en este concierto una sorprendente versatilidad para un director de su estilo, y es que en las piezas más ligeras, como las polkas y galopes ha demostrado una viveza y una agilidad raras en un director de tempi más lentos y majestuosos, y llenos de detalles, propio de Wagner o Bruckner, que sí se manifestó en las piezas más largas. 

Así, la primera parte se distinguió con unas vivaces interpretaciones de la "Marcha del Archiduque Albrecht" de Karl Komzák, de la Polka Fígaro de Johann Strauss hijo, contrastada con una detallista versión de los "Bombones de Viena", del mismo autor, que se inicia con un bellísimo solo de flauta. En el intermedio, conmemorando el bicentenario de Bruckner, se emitió un documental musical, en el que dos niños de la Escolanía Bruckner de Sankt Florian se embarcan en una aventura (con unos efectos especiales que hacían un guiño a Harry Potter) por todos los lugares emblemáticos del músico, interactuando con los músicos de la Filarmónica, que tocaba fragmentos de la Octava y Tercera Sinfonías, además de piezas instrumentales y por último el bello coro infantil Locus Iste.

 La segunda parte arrancó con el Vals de la opereta "Waldmeister", de nuevo en una interpretación llena de detalles y en la que aplicaba una interpretación sinfónica, y desbordante de belleza. Como una nana, es como se escucha la polka "Pizzicato" de Strauss hijo, con el bello sonido de las cuerdas de esta orquesta. Las tradicionales coreografías del ballet de la Ópera de Viena aparecieron en el vals de Ischl, ambientado en un sueño de la emperatriz Sisi, y luego una deslumbrante coreografía del cuerpo de ballet en el apoteósico vals de Ziehrer "a los ciudadanos de Viena", en el castillo de Rosenburg y rodeado de hermosos paisajes. La "Cuadrilla" para piano de cuatro manos, de Bruckner, fue la inclusión conmemorativa, y era evidente lo distinta que es de los demás valses, siendo más evocadora que alegre. Thielemann ha mostrado predilección por el vals "Delirios" de Josef Strauss, cuyo estremecedor inicio, con esos trémolos de cuerda, es más wagneriano o beethoveniano que propio de un vals alegre.

Las propinas abarcaron una espectacular y alegre versión del Jockey Polka, y los dos cierres consabidos: el Danubio Azul, del que dio una versión lenta, pero rica en detalles, donde cada sección de la orquesta podía brillar intensamente, y  con un sonido majestuoso; y la Marcha Radetzky, en la que un Thielemann sorprendentemente divertido y ameno dirigía al público dando palmas y a la orquesta, dando inicio así, al año 2024.

Al elegir a Riccardo Muti para el año próximo, aunque la excelencia está garantizada, la Filarmónica de Viena vuelve a acallar las demandas de un amplio sector del público, con las correspondientes quejas en las redes sociales, de que batutas más jóvenes o femeninas dirijan alguna edición. Por lo pronto, solo queda desear que este año traiga paz, y las mejores experiencias musicales, que en ciudades como Madrid, se antojan prometedoras.


ENGLISH

Christian Thielemann returns and surprises at the 2024 New Year's Eve Concert.

When the 2023 New Year's concert ended, we wished that the war in Ukraine would end soon. Now, 2024 begins with another war, the eternal conflict in the Middle East between Israel and Palestine, which this fall took worldwide attention. And meanwhile, the memories of an empty hall in the 2021 edition due to Covid-19, conducted by Riccardo Muti - who will conduct the 2025 edition -  seem very distant in time.

The year 2024 is inaugurated de facto, in many homes, with the New Year's Concert of the Vienna Philharmonic Orchestra, every year telecasted worldwide from the golden hall of the Musikverein. This year, the conductor is  Christian Thielemann, a favorite of the orchestra, who already conducted in 2019, being the first German maestro to do so. This year's program has been, to say the least, versatile, and with a commemorative inclusion, as done on other occasions: 2024 is Anton Bruckner's bicentennial, and one of his pieces has been included, although in an orchestral arrangement. In this concert, Thielemann has shown a surprising versatility for a conductor of his style: being the lighter pieces, such as polkas and gallops, conducted a liveliness and agility rare in a conductor of typical slower, more majestic, and very detailed tempi, typical of Wagner or Bruckner, which did manifest itself in the longest waltzes.

The first part of the concert had  lively interpretations of the "March of Archduke Albrecht" by Karl Komzák, or the Polka Figaro by Johann Strauss Jr., contrasting with a detailed, slower version of the "Wiener Bonbons", by the same author, beginning with a beautiful flute solo. In the intermission, commemorating Bruckner's bicentenary, a musical documentary was broadcast, in which two young members from the Sankt Florian Child Choir embark on an adventure (with special effects that gave a nod to Harry Potter) throughout the most emblematic places in Bruckner's career, interacting with the musicians of the Vienna Philharmonic, who played fragments of the Eighth and Third Symphonies, as well as instrumental pieces. At the end, the Child Choir gave a beautiful rendition of the piece Locus Iste.

The second part began with the Waltz from the operetta "Waldmeister", again in a performance full of details and in which a symphonic rendition was given, with radiant beauty. Like a lullaby, is how Strauss Jr.'s polka "Pizzicato" could be perceived, with the beautiful sound of the strings of this orchestra. The traditional ballet choreography from the Vienna State Opera Ballet appeared firstly in the Ischl waltz, set in a dream of Empress Sissi, and then dazzling corps de ballet choreography in Ziehrer's apotheosic waltz "To the Citizens of Vienna," in Rosenburg Castle and surrounded by beautiful landscapes. Bruckner's "Quadrille" for four-hand piano, here arranged for orchestra was the commemorative inclusion, and it was evident how different it is from the other waltzes, being more evocative than joyful. Thielemann has shown a predilection for the "Delirien" waltz by Josef Strauss, whose shocking beginning, with those string tremolos, is more Wagnerian or Beethovenian than typical of a happy waltz.

The encores included a spectacular and cheerful version of the Josef Strauss' Jockey Polka , and the two usual closing encores: the Blue Danube, of which Thielemann gave a slowed-tempi version, but rich in details, where each section of the orchestra could shine intensely, and with a majestic sound; and the Radetzky March, in which a surprisingly fun and entertaining Thielemann conducted both the orchestra and the clapping audience, now ending the concert was cheerfully as usual.

By choosing Riccardo Muti for next year's concert, although excellence is guaranteed, the Vienna Philharmonic once again silences the demands of a large sector of the audience for younger or female conductors to conduct some edition, with the consequent outrage on social media. For now, all that remains is to hope that this year brings peace, and the best musical experiences, which in cities like Madrid, seem promising.

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