martes, 18 de junio de 2019

Vídeo: El Anillo del Nibelungo, dirigido por Frank Castorf, desde el Festival de Bayreuth. 2016.

Entre los años 2013 y 2017, El Anillo del Nibelungo, de Richard Wagner, pudo verse en el Festival de Bayreuth en la controversial producción  dirigida por el afamado director de escena berlinés Frank Castorf.

Castorf es uno de los directores de escena más relevantes de las últimas décadas en Alemania. Su Anillo consigue llevar a escena una idea que siempre se ha debatido, pensado, en los círculos wagnerianos: que la historia del Anillo es, al igual que la de Bayreuth, un reflejo de la historia de Alemania. Castorf toma los elementos más significativos de la compleja historia de esta epopeya musical y los lleva a una lectura actual: la lucha por el oro negro, el petróleo, entre dos potencias rivales, Estados Unidos y la Unión Soviética, así como en el Berlín dividido durante la Guerra Fría.

Esta producción tiene elementos propios del teatro de este director: una fijación por el Berlín Este donde creció, la suma de elementos externos a la obra pero relacionados con la lectura que quiere dársele, pero dejando cuestiones abiertas que buscan la reflexión del espectador. El resultado es uno de los montajes más espectaculares que se hayan visto en las dos últimas décadas, no solo en Bayreuth, sino en cualquier otro teatro de ópera. Para ello, cuenta con una enorme plataforma escénica giratoria, a cargo de Aleksandar Denic, capaz de recrear hasta cuatro escenarios diferentes dentro de la misma, y las filmaciones a cargo de Jens Crull y Andreas Deinert, que permitirán ver la acción paralela o contenida dentro de lo que se canta y no se puede ver habitualmente. A través de innumerables símbolos de la historia de la lucha por el petróleo y la historia de Berlín, la visión de Castorf tiene muchos detalles fieles a las intenciones dramáticas, filosóficas  y políticas de Wagner, aunque muchas veces también roce la insensatez, algo que ha sido protestado en todos estos años, amén de falta de unidad; si bien el tratamiento de las cuatro óperas por separado es algo cada vez más habitual en los teatros alemanes.

En 2016 el ciclo se emitió por televisión para el canal alemán Sky, y posteriormente empezó a circular por la red, primero para su compra en la web Wagnerdisco y ahora en YouTube.  El poder ver en vídeo este Anillo es una oportunidad excepcional, guste o no guste. Desde el mítico Anillo de Barenboim/Kupfer, no se había filmado un ciclo entero en Bayreuth.

Das Rheingold  tiene lugar en un motel de la Tejas profunda. El telón se abre para mostrar en la primera escena a las ninfas tomando el sol en el patio con piscina del motel. Mientras Woglinde se toma una cerveza durante el preludio, Wellgunde aprovecha primero para descolgar la ropa y freírse una salchicha en la barbacoa. Alberich sale de una tumbona en la que estaba tapado del todo, y juega con las ninfas, el oro es una capa dorada que flota en la piscina junto a mucho confeti de ese color. Alberich lo roba, mientras que las hijas del Rin, sin perder la sonrisa, se van a llamar por teléfono a Wotan, que estaba en la cama divirtiéndose con Freia y Fricka. La segunda escena tiene lugar en una habitación del hotel con típicas paredes de madera estadounidense. En la tercera escena, se ve a los dioses ya capturando a los nibelungos (que escaparán para que la acción tenga lugar) a unos postes de la gasolinera años 60 que representa al Nibelheim. En la cuarta escena, la aparición de Erda no es demasiado mística, una prostituta de lujo a la que Wotan mira con lascivia y relamiéndose, para terminar su escena coqueteando hasta con el cámara. Finalmente, Donner invocará a los truenos golpeando con su martillo en la azotea del hotel, la bandera del arcoiris (que sustituye a la confederada estadounidense que había ondeado hasta la escena tercera) ondea en toda su fuerza. A medida que los dioses permanecen juntos en la azotea y la imagen de una de las ondinas flota en la pantalla, cae el telón.

En Die Walküre, Castorf nos lleva a la Unión Soviética, en concreto a Azerbaiyán, en plena Segunda Guerra Mundial. Tras abrirse el telón, el primer acto transcurre en enorme establo construido en madera con una escalera igualmente enorme.En el segundo acto se ve la llegada del progreso y de la civilización, representada por iconos de la Unión Soviética, como el diario Pravda, los cigarros que fuma Wotan o la aparición de trabajadores en lo que es un descubrimiento de un pozo de petróleo. Al empezar el segundo acto se ve una imponente torre petrolera. En el tercer acto se ve primero a unos hombres subir la plataforma petrolífera, pero mueren al llegar arriba, consecuencia de la emisión de gases, de la divinidad o de la Guerra  y luego a las Walkirias, enfundadas en trajes tradicionales o conservadores, que luego se quitarán para vestir como las semidiosas paganas que son en realidad. En los adioses, Wotan le planta un beso en la boca a su hija. Aunque al principio está aturdida, luego parece que no se lo toma tan mal, y tras una tierna despedida, se retira a dormir ella sola a una litera dentro del establo que está junto a la torre, sin necesidad de que nadie la duerma. Mientras tanto, Wotan golpea su lanza, y el enorme barril que está en medio de la escena se enciende con fuego real (en un anillo alrededor de la apertura), iluminando así todo el Festspielhaus, tras lo cual desaparece de la escena.

En Siegfried, tras llevarnos a los confines del mundo, ahora Castorf nos lleva a Berlín Oriental, su ciudad natal. Al abrirse el telón, se ve una imponente recreación del Monte Rushmore; pero en lugar de los padres de la nación estadounidense, es con las cabezas de cuatro titanes del comunismo: Marx, Lenin, Stalin y Mao. En un lado del escenario se ve una caravana, que en este primer acto será la guarida y herrería de Mime. Siegfried aparece caracterizado como un mafioso de barrio y con una desaliñada melena. Aunque Siegfried forjará una espada, Nothung es en realidad un rifle. En el segundo acto, los murmullos del bosque tienen lugar en la icónica Alexanderplatz de Berlín, con una reconstrucción de su famoso reloj, y la U del metro alemán. El pajarillo del bosque es una vedette. Sigfrido matará a Fafner con el rifle Nothung. En el tercer acto, la escena de Wotan y Erda no es un conjuro, sino el reencuentro de una expareja con cuentas pendientes, en una cena insípida en un restaurante. Tras un espectacular interludio donde el escenario da una vuelta completa, mostrando un Alexanderplatz rebosante de actividad, volvemos al Monte Rushmore. Ahora Sigfrido despertará a Brunilda, envuelta en un montón de plástico. En cierto momento se ven unas animaciones de las esculturas de Lenin y Marx haciendo muecas lentamente o el escenario iluminado de color verde. La parte final del dúo tiene lugar en Alexanderplatz. Mientras tanto, aparecen unos cocodrilos (uno de los momentos más recordados y protestados) por toda la escena. Al final, Sigfrido rescata a al pajarillo de las fauces de uno de los cocodrilos para luego darse el abrazo final con Brunilda.

En Götterdämmerung (El Ocaso de los Dioses), nos trasladamos a un Berlín Occidental a caballo entre la época de juventud de Castorf ,con bolsas de pobreza y la ocupación, donde la inmigración empezaba a abrirse paso, y finalmente la globalización. En el prólogo vemos un alto edificio, con la entrada al mismo totalmente descuidada, con carteles publicitarios de los años 70. Las Nornas hilan la cuerda del destino en un rito de santería. La roca de las Walkirias es ahora un panel enorme tapado, que servirá de pantalla mientras que la ya clásica furgoneta donde todos viven sigue presente. La primera escena del primer acto, el palacio de los Gibichung, es una especie de patio trasero de unos edificios pobres y ruinosos, donde se alzan una frutería abandonada y un food-truck de Döner Kebab, regentado por los hermanos, que es su centro encubierto de operaciones. El otro gran escenario son unas escaleras y una pared de ladrillos presidida por un enorme muro publicitario de neón de la marca de caucho Buna, con su famoso eslogan "Plaste und Elaste aus Schkopau", otro símbolo de la cultura popular en la RDA. Mención especial merecen el segundo acto, con el coro agitando banderas de los cuatro países ocupantes de Berlín, y el tercero: al llegar los Gibichung y su cortijo, cae el telón que hacía de pantalla, para revelarnos que es ni más ni menos que Wall Street. Al final, Brunilda, tras cantar parte de su escena final frente a este imponente edificio, al que incendiará con ayuda de las hijas del Rin, entrega a estas el anillo, tras dar un tierno abrazo a Woglinde. Las ondinas destruyen el anillo tirándolo a un barril ardiendo, ante la desesperación de Hagen. Mientras todos ven como se destruye en el fuego, una pantalla arriba del todo nos muestra a las hijas del Rin viendo cómo el cadáver de Hagen se abre paso navegando río abierto en una embarcación funeraria de madera, y el telón cae por última vez.

La dirección musical recae en Marek Janowski, sustituyendo a Kirill Petrenko; quien la dirigió en los tres años anteriores. El veterano director alemán es una institución en la música de Wagner, pero la sombra de Petrenko es alargada. La orquesta y el coro de Bayreuth suenan con su habitual sonido glorioso. Sin embargo, a Janowski le pasan factura los nervios propios de un debut en el Festival, lo que le valió algún abucheo. El nivel de la dirección sube progresivamente, llegando a su punto álgido en Sigfrido, con una gran vivacidad en el interludio del tercer acto y en el Ocaso, pese a que en esta última los interludios musicales son muy rápidos, lo que se hace sentir en la marcha fúnebre.

El reparto de esta producción transmite a nivel actoral de manera excelente las intenciones de Castorf para con la obra, que transmite bien la psicología de los personajes. A nivel vocal, es más bien heterogéneo.

Wotan es interpretado por Iain Paterson en el Oro, con más intenciones que voz para el personaje, y por John Lundgren quien está estupendo en la Walkiria, con una voz grave y bellísima, y algo cansado en Sigfrido aunque remonte en el tercer acto.

Sigfrido es interpretado por Stefan Vinke, quien pese a tener algunos problemas en la zona alta , tiene un timbre de voz entre lo aceptable y notable, siendo capaz de dar unos agudos impresionantes, como el poco habitual en el dúo final de Sigfrido o en el segundo acto del Ocaso. Su narrativa del tercer acto es para el recuerdo, con un timbre heróico en todo su esplendor y una voz poderosa.

Brunilda es Catherine Foster. Una gran actriz, y una notable cantante. La voz es ligera para el personaje, pero resiste el desafío. En Walkiria logra su mejor momento, luego se desgasta un poco en las sucesivas jornadas, aunque sale airosa de la inmolación. La voz tiene un sonido agradable y los agudos son buenos aunque breves.

Albert Dohmen, el Wotan del Anillo anterior, es ahora un Alberich estupendo como actor, transmitiendo lo siniestro del personaje, pero la voz es también ligera para lo que se espera para este rol, aunque en absoluto mala, siendo su breve intervención del Ocaso donde logra su mejor interpretación.

Christopher Ventris es un Siegmund sufriente en el primer acto de la Walkiria, donde le pasa factura la zona alta. Heidi Melton es una notable Sieglinde y Georg Zeppenfeld es un Hunding espectacular. Sarah Connolly consigue, con una voz poco adecuada en este repertorio, salir airosa en el Oro pero no en Walkiria, aunque como actriz es impecable. Roberto Saccà es un Loge estupendo, tanto vocal como actoralmente. Andreas Conrad está mejor en Siegfried como Mime que en el Oro. Markus Eiche y Allison Oakes son unos aceptables Gunther y Gutrune; y Albert Pesendorfer impresiona con su voz de bajo profundo y su temible apariencia como Hagen. Nadine Weissmann actúa mejor que canta el personaje de Erda, quien pese a tener unos atractivos graves tiene una voz cuyo volumen no es el de una diosa. Gunther Groissböck y Karl-Heinz Lehner son unos gigantes magníficos, imponentes en lo físico y lo vocal. Marina Prudenskaya  es una gran Waltraute, con una seductora y aterciopelada voz de mezzosoprano, con, unos graves impresionantes casi de contralto. Ana Durlovski hace un cameo de lujo como Pájaro del bosque.

Los demás personajes de reparto, dioses, Walkirias, nornas e hijas del Rin están en el habitual buen nivel de cantantes de reparto que siempre ha tenido Bayreuth.



Y así termina está andadura por el último Anillo de Bayreuth. Todo Anillo visto aquí es una aventura. Esperamos que el Anillo del próximo año nos ofrezca una visión alternativa tanto o más interesante que la de este impactante anillo, que para bien o para mal, será recordado durante mucho tiempo.

Aquí puede verse el Anillo en Youtube.


Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.



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