jueves, 12 de diciembre de 2019

Wagner is also African American: Das Rheingold, by Trilogy Opera (2017)


Wagner sung by an almost all African American cast? Why not? Ethnics are not important when his music is served with good, passionate singing. When I discovered Trilogy's version of Das Rheingold in Youtube I had a pleasant surprise.

Trilogy:aoc ( from an opera company) is a New-Jersey based opera organization focused in the works of black composers and stories about black people and their community. Its productions feature mostly black singers, but also from other ethnics groups since it embraces diversity. Since 2017, Trilogy has been working in their own production of the vast epic Wagner's Ring of the Nibelung; premiering an opera per year, and which will conclude in Spring 2020 with Götterdämmerung. The bass Kevin Maynor is the manager of the company, as well as the director of this Ring, and in the present video he sings the role of Fasolt.

The Ring is probably the biggest acid test of productions for any opera company: an 15-hour musical epic with a wide range of musical and dramatic possibilities. Just around 14 miles from the world-class Metropolitan Opera House and its amazing, luxurious Hollywoodesque Wagner productions, Trilogy has joined this titanic challenge and with limited resources, is producing the first Ring in the history of the New Jersey state. The Victoria Theatre in the New Jersey Performing Arts Center has been the venue of this Rheingold premiered on March 19, 2017. It's presented in Youtube in four videos, including explanations about the work's plot told by the artistic manager. To Maynor, the Ring is a contemporary masterpiece, and due to this reason he recommends African Americans to go to see Wagner even before Rossini or Mozart.


This production has used Jonathan Dove's reduced version for 18 musicians, performed in many little-scale stagings, and recently in London. In the video there are some cuts appreciated, and little music could have been lost to give way to Maynor's explanations, so the video lasts  around one hour and fifty minutes if we exclude them. The limited resources are compensated with a strong will. Given such circumstances, a modern semistaged production is provided.

The orchestra is placed at the right side of the stage, and three main elements are present on stage: a big Ring, Freia's apple of eternal youth and the Rhinegold. At the bottom a screen is seen projecting landscapes for every scene. In Scene 4 the use of lighting gives beautiful images: in Erda's scene, the screen disappears and the stage is lightened in a mysterious green light. And at the end, the Rhinemaidens appear at the bottom with a blazing golden yellow light.

TAOCarkeste is the regular orchestra of Trilogy's productions, in this occasion  conducted by Julius Williams. The orchestra seems to be new in Wagner music, however the woodwind section has some inspired moments, as well as the strings in the Prelude, despite the cuts.



The mostly African American, cast has devoted singers, with different levels.

In the male cast, Donnie Ray Albert is a good Wotan, despite the voice has sometimes a gutural vibrato. However, I find his singing even better that most of the present-day Wotans sung in the major opera houses. Rodrick Dixon sings a correct Loge and very well acted, conveying the god's betraying irony.  Benjamin Bloomfield is a bass-baritone with experience in American theatres. Alongside David Gordon's Mime, he is the only white performer in the cast. Bloomfield's Alberich is interesting and well sung, as well as he shows an skilled acting, but light compared to Alberichs in major opera houses.  Maynor sings a tormented, big-voiced Fasolt, with a nice singing.

From the female singers, Nicole Mitchell is an enigmatic, beautifully voiced Erda, with a seductive timbre. Geraldine McMillian has a good voice for Fricka, Pamela Jones is a sweet, nicely sung Freia and Maria Marbet is a magnificent Flosshilde.


Wagner's works will always be cosmopolite whenever a wagnerian, in every corner in the world could feel, love and even performs them passionately. The Ring is a still valid epic tale, with an universal story of love, hate, ambition and hope. Trilogy has got this idea successfully and some of the Wagnerian genius has arrived to delight the New Jersey audiences.


In this playlist, you can see the four videos of this Rheingold.


My reviews are not professional and express only my opinions. As a non English native speaker I apologise for any mistake.
Most of the photographs are from the internet and belong to its authors. My use of them is only cultural. If someone is uncomfortable with their use, just notify it to me.

Any reproduction of my text requires my permission.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Wagner también es de color: El Oro del Rin, por la Trilogy Opera(2017).



¿Un Oro del Rin interpretado únicamente por cantantes afroamericanos? Es posible, sin duda porque la música cuando se interpreta bien no entiende de etnias. Por eso me llevé una gratísima sorpresa al encontrar en YouTube este Oro del Rin por la compañía Trilogy.

Trilogy:aoc (de an opera company) es el nombre de una compañía de ópera fundada en 2004, que trabaja con obras de compositores afroamericanos y que traten también sobre historias y temas relativos a esta comunidad, muchos de ellos actuales. Está formada en su gran mayoría por cantantes de esta etnia, si bien no exclusivamente ya que la compañía también abraza la diversidad: la orquesta y algunos cantantes del reparto son de otras etnias.
Aunque su objetivo principal es trabajar con temas relacionados con la comunidad afroamericana estadounidense, en 2017 iniciaron su propia y actualizada versión del ciclo del Anillo wagneriano, a jornada por año, y que concluirá en 2020. El bajo-barítono Kevin Maynor es el director de la compañía, además de ser responsable del montaje y en este Oro del Rin además interpreta a Fasolt.

El Anillo es el reto por antonomasia para cualquier compañía de ópera. Una obra con una infinidad de posibilidades musicales y dramatúrgicas. Trilogy ha intentado sumarse al desafío, y con escasos medios, ha presentado la primera producción del ciclo en el estado de Nueva Jersey. El 19 de marzo de 2017 tuvo lugar en el New Jersey Performing Arts Center de la ciudad de Newark la representación de El Oro del Rin. Esta función fue grabada en YouTube y publicada en cuatro partes, aunque con explicaciones metidas en medio de la música sobre el argumento a cargo del sr. Maynor. Para él, esta es también una historia vigente, incluso recomienda a la comunidad afroamericana a iniciarse primero con Wagner, más que con Mozart o Rossini, por la belleza y actualidad de las obras del maestro.

Se presentó en versión semiescenificada en la Sala Victoria del anteriormente mencionado teatro, en la conocida reducción para 18 músicos de Jonathan Dove y Graham Vick que se ha representado en otros teatros en época reciente. No está toda la partitura completa y hay cortes considerables incluso en momentos célebres, que deja el video, una vez descartadas las intervenciones de Maynor, en alrededor de una hora y cincuenta minutos.


Los escasos recursos no implican escasa voluntad. El director de la compañía, deseando darle una visión contemporánea pero a la vez comprensible, y en la línea de Wagner de máxima difusión a simbólico precio (su público ideal de Bayreuth además de apreciar su obra debía pagar poco o nada por verla), idea una versión moderna dadas las circunstancias. En una esquina a la derecha del escenario se sitúa la pequeña orquesta, y en el resto de la escena tres elementos clave en la obra situados uno a cierta distancia del otro: el Anillo, que estará en las demás producciones del ciclo, la manzana de Freia y dos pedruscos enormes que representan el Oro del Rin.
Al fondo, una pantalla donde hay proyecciones de cada escena: el fondo del río, un paisaje de montaña idílico o una cueva profunda, donde aparece cuando lo requiere una serpiente enorme. La escena cuarta es la más efectiva e intensa porque hace uso de la iluminación: desaparecen las proyecciones y el escenario se ilumina de verde cuando aparece Erda y de amarillo en la escena final cuando las hijas del Rin lamentan la falta de su tesoro.


TAOCarkeste, es la orquesta habitual de esta compañía, en esta ocasión dirigida por Julius Williams. Se nota la poca experiencia del conjunto en esta música (algunos instrumentos parecían estar perdidos) pero el oboe tiene un buen momento en la escena de la maldición y al principio el viento da bien el primer acorde, pero poco más, dentro de la labor de acompañar.

En lo que se refiere al reparto, dentro de lo esperable en una compañía de este tipo, el nivel varía.
De los caballeros, Donnie Ray Albert es un Wotan con buena voz pero con un sonido levemente gutural. Aún así, nada que envidiar e incluso me suena mejor que muchos que cantan en rol en los mejores teatros. Rodrick Dixon es un Loge que cumple como actor y cantante, pero la voz no es del todo bella. Benjamin Bloomfield (el único intérprete que no es de color junto al Mime mudo de David Gordon, ya que su parte ha sido eliminada o no aparece en la filmación) es un bajo-barítono que ha cantado en varios teatros estadounidenses de segunda, con un rodaje visible. Su Alberich es bueno, pero ligero para los estándares a los que estamos acostumbrados. El propio Maynor forma parte del reparto, con un Fafner solvente y digno.

De las damas, cabe destacar a Nicole Mitchell como una Erda bellamente cantada, parecida vocalmente a las defensoras negras de este rol como la gran Ronnita Miller y Denyce Graves. Geraldine McMillian no es una mala cantante para Fricka, tiene una voz de timbre decente pero inexplicablemente canta con la partitura en mano ¿no se aprendió a tiempo su parte? Pamela Jones es una Freia bien cantada y María Marbet es una magnífica Flosshilde.

La música de Wagner es cosmopolita, desde el momento en que en cualquier lugar del mundo, se encuentre un wagneriano que sienta su música en todos los poros de su piel, ya que el maestro quería que esta llegase a todos. El Anillo es universal en su magia y su mensaje, y Trilogy ha captado esta idea. Un poco del genio del maestro ha llegado felizmente a Nueva Jersey.

En esta lista de reproducción de Youtube, pueden ver la obra completa en cuatro vídeos, con las explicaciones de Kevin Maynor en inglés intercaladas.


Algunas fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.

martes, 3 de diciembre de 2019

Bellini's Il Pirata in Teatro Real: meeting one of the most dazzling bel canto scores.


Madrid, December 1, 2019.

For the first time in its history, the Teatro Real is setting on its stage one of the most difficult and rare belcanto operas: Il Pirata, by Vincenzo Bellini. This opera is rarely performed because it requires singers able to cope with the difficulties of the score. Many tenors indeed, have been "afraid" of the difficult part of Gualtiero. In this occasion, for its premiere in this opera house, three casts featuring superstar, promising and accomplished singers are being scheduled in this demanding title. The theatre dedicated this run of performances to the late Montserrat Caballé, a legendary performer of the role of Imogene, and one of those great singers who helped to "resurrect" this opera and to set it in the repertoire again.

For these reasons, the expectations were high and in this performance a high number of seats were occupied. This production was premiered on November 30, with Javier Camarena and Sonya Yoncheva having a great success leading the first cast. This post is about the second cast, whose rendition wasn't behind the first one. 

Bellini's score is one of the heights of the bel canto music, because of its challenging score, with its difficult coloratura and required technique. In addition, the orchestration tries to convey the drama, like the strings in the duet between Imogene and Gualtiero or the elegiac, solemn orchestral introduction to the Imogene's Finale.


Emilio Sagi is the director of this production, and with the scenographer Daniel Bianco (both artistic directors, Sagi was at Teatro Real and Bianco in currently at Teatro de la Zarzuela) return to Teatro Real after their 2016 staging of I Puritani. Sagi has deprived the work from any realistic Sicilian medieval images and instead his Pirata is taking place in an oniric, psychological, magic and gothic world. To accentuate these characteristics, the production tends to some minimalism and Bianco's sets are mainly mirrors, sometimes the top one raises to show any idyllic winter landscapes.

When the curtain rises, images of storm and raging waves are projected in the mirrors to accentuate the initial thrill. The best moments of the production came in the final scenes of Gualtiero and Imogene. The mirrors dissappear, and a stone grave is put in the middle of the scene, and Gualtiero appears to be judged. the scene becomes grey lighted. When Gualtiero leaves, at the bottom Imogene is seen to carry a great curtain over her arms (a symbol of her grief), and as she walks into the grave of Ernesto, the big black curtain falls to accentuate the heavy burden of this tragedy which has made her insane. All the stage is dark, with the grave only illuminated. At the end, when she notices her beloved lover is dead, she falls into the scene desperately.


Maurizio Benini conducts the Teatro Real Orchestra. Known in this repertoire, his conducting started with an overture of average intensity. From the second act onwards, the orchestra got inspired, and specially at the end, with the woodwind section playing beautifully their parts in the orchestral interlude before the great final scene of Imogene. In addition, the volume of the orchestra respected the singers, never surpassing them.

The chorus were in their usual good level, specially in their opening number, succeeding at performing it with well singing and good acting and movements. Their final scene was sung with solemnity. The female chorus has to be mentioned, specially in the opening of Act 2.


While entering the room, I was surprised to find a little paper given alongside the programme, announcing that Celso Albelo, the scheduled tenor for that night was ill and was replaced by Giorgio Misseri. Would Misseri cope successfull with such a part? His voice is of a leggero tenor, but the high notes were a bit troubled. However, during the second act he sang better and reserved his voice for his final great scene, where he gave all notes correctly and sounded well.

The true protagonist of this performance was the soprano Yolanda Auyanet as an accomplished Imogene. She commands the style, the coloratura and sings beautifully. Her middle register has a seductive, dramatic timbre, as well as the low ones. Her high notes are generally good (a few ones need to refine just a bit), and she ended the first act with an amazing one. During the finale scene, she gave an unforgettable rendition, with great singing and intense sense of drama.

The baritone Simone Piazzola sang an Ernesto full of nobilty, with a nice voice. He sounded powerful in the first act and moving (as the villain realizes he is an unloved husband) in the second act.

The supporting roles were well served by the veteran lyric bass Felipe Bou singing a great Goffredo, the soprano María Miró as a delightfully sung Adele and Marin Yonchev with his nice tenor voice as Itulbo.


To perform this opera is always an event, and the second cast has succeeded in the terrible challenge of its score. And the audience applauded with enthusiasm after being conquered by the singers, musicians and Bellini. An opportunity not to be missed.

My reviews are not professional and express only my opinions. As a non English native speaker I apologise for any mistake.
Most of the photographs are from the internet and belong to its authors. My use of them is only cultural. If someone is uncomfortable with their use, just notify it to me.

Any reproduction of my text requires my permission.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Il Pirata en el Teatro Real: una cita histórica con el belcanto más deslumbrante. Segundo reparto.



Función del 1 de diciembre de 2019.

Por primera vez en su historia, el Teatro Real de Madrid sube a su escenario una de las obras más difíciles y por ello raras del repertorio belcantista: Il Pirata, de Vincenzo Bellini. Una obra que se suele programar poco, ya que necesita auténticos atletas vocales que puedan con la inclemente partitura de Bellini, toda una fiesta de la coloratura y de las dificultades técnicas, aunque también repleta de música capaz de expresar los sentimientos de los personajes de forma teatral. El dúo del segundo acto entre Imogene y Ernesto, con las cuerdas tocando suaves melodías transmiten el despecho y el dolor de esta infeliz pareja de esposos, por poner un ejemplo, o el momumental final, donde el sufrimiento y locura de la protagonista nos son comunicados a través del viento madera que toca unas melodías elegíacas, donde el patetismo final de esta tragedia se escucha además de verse.

Muchos tenores han temido la dificultad del terrible rol protagonista. En una de las citas más esperadas de su temporada, el Real ha querido montar esta obra con una gran producción y tres repartos con grandes artistas que se han lanzado a la piscina al ponerse en frente de semejante partitura. Por ello, la expectación es grande y hay una considerable ocupación de las localidades. Aunque ayer tuvo lugar el estreno con Javier Camarena y Sonya Yoncheva, estrellas del momento, la función de hoy, primero de diciembre, ha sido la primera del segundo reparto, cuya prestación no se ha quedado atrás.

Las funciones estaban dedicadas a Montserrat Caballé, histórica intérprete del rol de Imogene, cuya grabación de la obra es referencia absoluta, y una de las grandes defensoras de este título, rescatándolo del olvido, ya que contribuyó a devolverlo al repertorio.


La puesta en escena corre a cargo del veterano Emilio Sagi, cuyo escenógrafo es en esta ocasión Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela. Este tandem de artistas y a la vez directores de teatro (Sagi lo fue en el Real en los primeros años del milenio, y Bianco lo es actualmente en la Zarzuela) repite en el Real tras su producción de I Puritani, con la que sorprendentemente guarda bastantes semejanzas. Sagi ha querido despojar cualquier atisbo de realismo medieval siciliano, y crear en su lugar un mundo onírico, mágico, psicológico y de tintes góticos. La puesta en escena resulta muchas veces casi minimalista, con el propósito de acentuar estas características.



El escenario está repleto de espejos (que intensificarán lo onírico y psicológico de la trama y del enfoque que se le da en la producción) , y el tejado al subir revela al fondo idílicos paisajes de invierno, con los árboles sin hojas, con nieve, ya sea de un atardecer soleado o nuboso. El vestuario está a camino entre lo decimonónico y atemporal. Las mujeres visten trajes cercanos al siglo de Bellini mientras que los piratas, Ernesto, y algunos hombres visten entre lo moderno y atemporal. Del mismo modo Gualtiero parece estar sacado de la estética byroniana. Al levantarse el telón, se ve cómo se proyectan sobre los espejos imágenes de tormenta y del mar, creando una sensación de catástrofe. En las últimas escenas es cuando el montaje alcanza sus momentos más álgidos:primero en la escena final de Gualtiero el coro empuja el ataúd de Ernesto mientras que los espejos dejan paso a un escenario oscurecido, con solo unas leves cortinas, sobre las que se proyectan luces grises en el juicio del héroe. La escena final es la más intensa, con Imogene al final llevando con un velo-telón que arrastrará y hará caer con ella, como símbolo de su gran dolor y de la carga emocional tan intensa y trágica con la que ha tenido que lidiar en su vida. La pobre heroína cantará su gran escena final con ese velo a cuestas mientras delira junto a la tumba de su esposo mientras espera la suerte de su amado. Cuando descubre que el Consejo le ha condenado ella se deja caer esperando morir de horror.


Maurizio Benini es el director de estas funciones. Experto en el terreno belcantista, su direccion orquestal empezó con una obertura en la que la orquesta parecía querer entrar en calor pero sin intensidad a la vista. A partir del segundo acto la cosa fue distinta: con una orquesta inspirada, las cuerdas reflejaron la tensión dramática en el dúo de Imogene y Ernesto, y lo mejor llegó con una inspirada interpretación del viento madera, esos oboes y fagotes inspirados en la escena final de la protagonista. Además, el volumen de la orquesta mimó a los cantantes al no sobrepasarlos. El Coro tuvo una prestación musical y actoral excelentes. El coro inicial fue una unión de gran prestación musical y gran movimiento escénico, así como el coro femenino estuvo a un gran nivel en sus intervenciones. En el final, lograron un conmovedor y solemne canto en sus réplicas a Gualtiero.


Nada más entrar al teatro, y para sorpresa de todos, junto al programa se aportaba una nota en la que se comunicaba al público que el tenor previsto Celso Albelo no podía cantar esta tarde debido a una enfermedad justificada, siendo sustituido por el italiano Giorgio Misseri. ¿Podría con la casi olímpica tesitura requerida? Este fue uno de mis principales temores. Ciertamente, Misseri cumplió, aunque la voz durante el primer acto sonaba demasiado ligera y los sobreagudos aparecían calados. En el segundo acto la voz parecía estar un poco más en forma y se mantuvo a un nivel aceptable, especialmente en su escena final para la que parecía haberse reservado y en la que cantó todas las notas en su sitio.

La gran protagonista de la noche fue sin lugar a dudas Yolanda Auyanet, con su deslumbrante Imogene. Auyanet domina el estilo, las coloraturas y canta con exquisito gusto. La voz tiene un timbre impresionante, con un registro medio aterciopelado, dramático, y un grave igualmente apreciable. En general, los agudos son buenos, especialmente en las escenas finales, aunque en algunos quizá aún le falte mejorar. En la escena final estuvo memorable, entregándose por completo interpretativamente y con un bello canto.

El barítono Simone Piazzola fue un Ernesto de bella voz, canto aseado y noble: temible y vocalmente entregado en el primer acto y conmovedor, dentro de lo villano de su personaje, en el segundo. Después de Auyanet fue el mejor de la noche.

Estupendos los comprimarios en el resto del reparto: con el veterano Felipe Bou como un gran Goffredo, María Miró una dulce y bien cantada Adele, y con Marin Yonchev como un magnífico Itulbo.

Programar esta bella y complicada obra siempre es un gran acontecimiento musical. El segundo reparto ha conseguido salir airoso del titánico reto, y el público ha aplaudido con entusiasmo una obra que no se ve todos los días y que ha tardado 192 años en verse en el regio teatro madrileño. Una oportunidad que no se puede dejar pasar. Quién sabe cuándo volveremos a verla por aquí.

Algunas fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.