martes, 7 de enero de 2020

El Cascanueces por el Ballet Nacional Ruso en Madrid. La magia de la danza en Navidad.

Función matutina del 6 de enero, día de reyes.

Las navidades,como los veranos, traen cada año el ballet a los escenarios de Madrid. Y el más adecuado para estas fechas no podía ser otro que El Cascanueces, todo un icono navideño. La obra maestra de Tchaikovsky es celebrada por los amantes del ballet y la música por su argumento de cuento de hadas, juguetes que se convierten en héroes, sus cautivadoras melodías popularizadas en anuncios, películas, televisión, que hacen que siempre sea un disfrute para las familias que suelen acudir a los teatros, y muchas veces llenarlos.


Junto a los teatros de la Gran Vía, el Teatro Nuevo Apolo lleva tiempo acogiendo en su escenario  algunas funciones de ballet, y desde hace un par de temporadas la compañía privada Ballet Nacional Ruso dirigida por Sergei Radchenko, antiguo solista del Bolshoi de Moscú, es la que actúa en la temporada de danza clásica de esta sala. La sala del Nuevo Apolo (uno de los teatros más antiguos de la ciudad) necesita, no obstante, una reforma, especialmente en el Anfiteatro, donde se ve un gastado suelo de madera. Sobre el escenario del famoso musical El Médico, con un texto esculpido sobre piedra, tiene lugar el ballet.
Ya en 2016 vi a esta compañía en el Teatro del Centro Cultural de la Villa, con resultados más o menos aceptables en el Lago de los Cisnes. Ahora actúan en un escenario más grande y con más medios. La música está grabada, como es habitual en estas compañías, y cuando suenan las oberturas, la música se apaga pero hasta que el telón no se levanta, la gente no deja de hablar. Mientras suena, se ven unos copos de nieve proyectados en el telón. Al levantarse, se ve en el primer acto un tul recreando una calle en navidad, mientras se presentan los bailarines. El primer acto es una casa con árbol de navidad con las luces encendidas. El reino de los dulces es un telón idílico de un árbol de navidad en un palacio de ensueño. La obra termina con Drosselmeyer convirtiendo el sueño de Masha en realidad: la deja aún dormida sobre el sofa, y ella despierta y corre a abrazar a su muñeco-príncipe, mientras que los dulces están en el salón.


Para esta gira, el cuerpo de ballet ha presentado doce hadas, seis ratones y seis soldados. Desgraciadamente, el programa de mano no cita los nombres de los solistas, por lo que he tenido que jugar al quién es quién con la web de la compañía en mano, y me arriesgaré a dar nombres de algunos protagonistas, con la posibilidad de ser corregido.
Masha fue interpretada posiblemente por Maria Sokolnikova, cuya actuación fue de correcta a memorable, destacando especialmente con su gran agilidad en la danza del hada de azúcar, que bordó. El Príncipe Cascanueces, no me queda claro, fue posiblemente interpretado por Nelson Peña. Sea quien fuere, estuvo estupendo, con unas danzas deslumbrantes, tanto en el primer acto como en su solo final. Quien sí es seguro es Alexander Daev como un ágil Drosselmeyer, quien hizo una gran interpretación y mostró una agilidad y coordinación con las hadas en el acto segundo. Del resto del elenco, difícil identificar a los solistas, destacando la danza del Arlequín en el primer acto, cuyo solista fue tan bueno que posiblemente fuera el mejor de la función. El cuerpo de ballet infantil destacó por su entrega, llegando incluso a eclipsar a los adultos en la primera escena.

Siendo hoy día de reyes, la sala estaba prácticamente llena, con muchos niños entre los espectadores como no puede ser de otro modo en esta obra, y el público ovacionando a los solistas. No puede despedirse mejor la navidad.


Algunas fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.

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