miércoles, 22 de abril de 2020

Descubriendo óperas: La Juive desde Viena con Neil Shicoff en DVD.

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En este confinamiento a causa del coronavirus y el estado de alarma que han generado, estoy aprovechando la oportunidad para descubrir óperas que aún no he escuchado o visto.

Y por primera vez en mi vida, he visto y oído La Juive de Halévy., considerada la ópera judía por antonomasia.

Dado que no hay muchos montajes en vídeo de esta obra, y ninguno clásico para iniciarse, el mejor y más cercano que encontré fue el clásico de la ópera de Viena, con unos Neil Shicoff y Krassimira Stoyanova estratosféricos. Halévy compone una ópera que llama a la tolerancia religiosa, aunque a veces se contradiga con el perfil estereotipado del judío reservado, materialista y rencoroso en el personaje de Eléazar. Pero además, también trata el tema de los efectos de la supremacía cristiana del poder en la Europa medieval, y en esto, esta obra se puede considerar hermana de Il Trovatore, aunque se compusiera dieciocho años antes.

Eléazar y Azucena sufren el racismo y la exclusión social por ser de los dos pueblos más atacados en la historia: los judíos y los gitanos. Eléazar ve cómo sus hijos son sacrificados injustamente. Azucena, a su madre. Ambos deciden vengarse de los cristianos, los "puros", los nobles, en donde más les duele: en sus hijos, uno cría a la hija de su enemigo en una religión odiada y la otra tras quemar al bebé equivocado y ya tocada por la muerte de su madre, cría al hijo del asesino de su madre como un gitano. Sin embargo el deseo vengador les consume, porque aunque saben que el día de la venganza llegará, algo en ellos ama a sus hijos adoptivos como si fueran propios. Y pese a su origen "noble", Rachel es una judía muy orgullosa de serlo, y Manrico es un gitano de pura cepa. Está claro que no se cambiarían por nadie, que están dispuestos a morir por y junto a sus padres de crianza y menos cuando Brogni y el Conde de Luna son unos villanos tan insoportables, sin ánimo tampoco de elevar a la categoría de santos a sus víctimas.

A favor de Brogni, es mejor persona que Luna. Brogni y Rachel sienten una conexión que no comprenden, pero que pese a su situación de desigualdad les hace sentir una empatía y cierta compasión. Pero si Luna es un egoísta que no le importa lo que tenga que hacer para salirse con la suya, Brogni también puede ser un canalla de los grandes; y a la vista está cuando maldice y expulsa a Léopold de la comunidad. Tal vez esté arrepentido de haber atacado a Eléazar en el pasado, pero puede más su perfil de autoridad cristiana.

En una era de intolerancia religiosa como es la Edad Media, Eléazar y Azucena son dos seres destruidos mentalmente. Y finalmente la tragedia es devastadora: los cristianos y nobles pierden a sus hijos de la peor manera, porque aunque el judío y la gitana morirán pronto, a ellos les espera una condena en vida con sus hijos de los que no solo han podido disfrutar, sino que además les han condenado como a sus peores enemigos. Dos argumentos de ópera poco sustanciosos, pero que no dejan de evidenciar la tragedia de la marginación social y la persecución de las minorías religiosas y raciales hasta épocas no tan lejanas en nuestra Europa.

Halévy compone una ópera bella, "bel canto francés", como yo lo llamo. Los momentos orquestales como la obertura o la introducción a los actos segundo y quinto son increíbles. El momento de la Pascua judía o "Pesaj" del segundo acto es de una belleza litúrgica sobrecogedora. El segundo es en general el mejor acto y con la música más bella, debido a cómo expresan sus emociones los tres protagonistas involucrados, además de la famosa aria de Eléazar "Rachel, quand du seigneur".

Günter Kramer crea una puesta en escena que si bien no es lo que uno esperaría en la Alemania del siglo XV resuelve muy bien el espíritu de desigualdad de la obra, dentro de lo sosa que pueda parecer: una rampa separa el mundo oscuro de los judíos y el mundo blanco y luminoso de los cristianos. En el primer acto hay una mampara de cristal que puede representar a la iglesia, en una de sus puertas los cristianos pintan una estrella de David en color amarillo. Los cristianos visten con típicos trajes germanos de color blanco, y los judíos de negro. Las damas de compañía de Eudoxie tienen unas cabelleras rubias peinadas al estilo típico alemán, pero además el vestuario años cuarenta que llevan las acerca a la estética de mujeres nazis como Magda Goebbels o Gertrud Scholtz-Klink.  Brogni viste como el papa. Esa rampa separa dos mundos que se odian, y uno sometiendo al otro. Los judíos viven en la oscuridad de lo siniestro y lo marginal en el lado inferior de la rampa, con un mobiliario pobre, contrastando con la mesa y sillas rococó de los cristianos. Con la condena de Eléazar y su hija se invierten las condiciones: serán ahora los judíos quienes estén arriba, aunque en un blanco nada iluminado, y los cristianos con sus lujosas sillas en el lado negro. Conmovedor el momento en que Eleazar en su famosa aria se descalza y coloca su chaqueta, como un condenado preparándose para su ejecución. Al final, todos los cristianos están en el oscuro lado que antes ocupaban los judíos, y tras la terrible revelación final, Rachel es llevada a su muerte por un grupo de personas con capirote rojo.

La Juive - Schedule, Program & Tickets
Shicoff es el Eléazar de esta época, y ya retirado, está por ver quién es su sucesor. Además al ser judío e hijo de cantor, el estadounidense es capaz de profundizar en el personaje y transmitir no solo su lado renegado y arquetípico sino el espíritu de devoto y atormentado padre. Uno no ve a un cantante, uno ve a un judío real, y en la escena de la pascua uno siente que está en una sinagoga. La bella voz de Shicoff, ya en madurez, es capaz de hacer una interpretación memorable. Sentida y trágica es la que hace de su famosa aria del acto cuarto.

Stoyanova, en plenitud de facultades, es una Rachel de voz maravillosa, agudos bellísimos y un timbre agrdadable, que transmite a una joven frágil pero enamorada y fuerte cuando debe de serlo. Magnífica en su escena "Il va venir" y en el precioso terceto en el que pide a su padre que no mate a Léopold.

A bastante distancia el resto del reparto. Walter Fink cumple como Brogni, con una buena voz y unos graves de bajo profundo. Simina Ivan es una Eudoxie también cumplidora, que sale airosa de su escena del tercer acto. Jianyi Zhang es un Léopold de voz bella, pero es una parte difícil, y el agudo aunque lo logra no es todo lo satisfactorio que debiera. Boaz Daniel está muy bien, con una bella voz de barítono en el rol del repulsivo Ruggiero, el típico antisemita de libro (de hecho ha conseguido caerme peor que Brogni).

La orquesta de la ópera de Viena está espléndida, dirigida por Vjekoslav Sutej. Los coros igualmente están a un gran nivel.

Una bonita experiencia, con una ópera igualmente bonita. Espero volver a verla de nuevo en vídeo o en vivo, creo que la disfrutaría mucho.

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