lunes, 3 de julio de 2023

ESP/ENG: Ven, espíritu creador: la OCNE eleva, golpea y conquista el Auditorio Nacional de Madrid con la octava de Mahler.

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Madrid, 30 de junio de 2023.

Durante una estancia en el Festival Mozart de Salzburgo en 1906, Mahler, quien habitualmente componía durante sus vacaciones de verano, le dijo a Franz Specht que había visto ante sus ojos la inspiración de la que sería su octava sinfonía. Y así, durante su habitual retiro estival, en su casita de Maiernigg, en la profundidad de los bosques centroeuropeos, la compuso muy rápidamente. Mahler sentía que no solo era algo distinto a todo lo que había compuesto hasta entonces, sino su más grande obra. En 1910, y tan solo unos meses antes de su muerte, pudo estrenarla por todo lo alto en Múnich. Siendo una sinfonía masiva que requiere de ocho solistas vocales, dos o tres coros, coro de niños y una gran orquesta, el empresario Emil Guttmann la llamó "la Sinfonía de los Mil", algo que no gustó mucho a Mahler. Fue su mayor éxito en vida como compositor, eligiendo a los mejores solistas vocales, entre ellos, la legendaria contralto Ottilie Metzger, trágicamente asesinada 33 años más tarde en Auschwitz a manos de los nazis. Como asistente, estaba el maestro Bruno Walter, amigo del compositor. Al estreno fue la flor y nata de la sociedad europea de la época. La crítica musical de su época quiso establecer una comparación con la novena sinfonía de Beethoven, estrenada en el siglo anterior, y estableció que cada una era signo de sus respectivos tiempos. Mahler llamaría a esta obra, un regalo a la nación, la misma nación que tan mal pagaría su lealtad tres décadas más tarde.

Esta sinfonía está dividida dos partes: la primera, el himno latino "Veni creator spiritus", y la segunda, una recreación musical del final del Fausto de Goethe, cuando éste asciende a los cielos. Mahler, tan espiritual él, y siempre en la búsqueda de esto mismo, establece él mismo una unión entre la alabanza, la invocación a Dios de la primera parte, y el mensaje de redención en la obra de Goethe, cuyo Fausto era y sigue siendo considerado la cumbre de la literatura en lengua alemana. En consecuencia, el lenguaje musical de la primera obra se asemeja a la música sacra del siglo XVIII, incluso Mahler decía que su inspiración venía de Bach. Mientras que la segunda, aunque algunos la califican de ópera, es más una cantata, pero más wagneriana, en la que cada solista tiene su parte de lucimiento. En la segunda parte tiene lugar un largo preludio orquestal, dominado por la madera, a cuya línea musical se van uniendo el coro y los solistas, para luego pasar a una música más celestial cuando tienen lugar las intervenciones femeninas, terminando con un final apoteósico tras el cual nada más es posible.

Una obra semejante es difícil de interpretar con asiduidad. Por ese motivo, cada programación no solo es un acontecimiento, sino que era el evento más importante de toda la temporada 2022-2023 de la Orquesta Nacional de España, que al mismo tiempo cierra temporada con este concierto. La última vez que se programó fue en 2012, bajo Josep Pons, lo que aumentaba la expectación. David Afkham, maestro titular y experto en este repertorio, ha convertido a la orquesta en la referencia en la ciudad para interpretarlo. Aún se recuerda la apoteósica Salomé que dirigió en este mismo recinto el verano pasado. No ha bajado el nivel, aunque tener a tantos coros detrás hace que el sonido de la orquesta se resienta frente a ellos, especialmente en la primera parte. En cambio en la segunda, asistimos a una bella e inolvidable ejecución de la madera, que transmitía la emocionante descripción paulatina de la naturaleza que hace la partitura, o las puntadas de la flauta en el primer movimiento. Igualmente hemos de mencionar el arpa, y la percusión. Las cuerdas dieron todo de sí, aunque pudieron brillar más en la segunda parte, donde hay fragmentos que recuerdan tanto a Parsifal como a la música de cámara. El final, con las trompetas instaladas en los anfiteatros y toda la orquesta en su máximo esplendor fue el colofón final a una noche inolvidable. Además del Coro Nacional de España, se hizo acompañar del Coro de la Comunidad de Madrid, el famosísimo Orfeón Donostiarra, el Orfeón Pamplonés y el coro infantil Antara Korai, lo que resulta en una masiva agrupación coral de más de trescientas personas. Como se dijo antes, este coro masivo eclipsaba en varias ocasiones a la orquesta. Una cosa que uno no lo percibe hasta que lo ve en vivo es que el inicio de la obra "Veni Creator Spiritus" es un estremecimiento que llega a lo físico. Tanta fuerza coral hace que los tímpanos vibren, que uno llegue a moverse debido al impacto, a la onda expansiva de esta explosión musical. Durante toda la función estos coros representaron el poder divino, la alabanza a Dios y la fuerza de la naturaleza. 


Además, la obra también requiere de ocho solistas de enorme talla operística. El veterano Simon O'Neill fue el Doctor Marianus, es decir, Fausto. Este tenor sigue teniendo una voz resistente, y con volumen, pero el timbre es irregular, e incluso el agudo puede ser disonante. Wiebke Lehmkuhl tuvo la actuación más destacada de la noche como la Mujer Samaritana. La contralto alemana hizo exhibición de un bello timbre, de voz aterciopelada y más lírica que dramática. Y fue la suya la voz que mejor se dejó oír en el enorme recinto. Alice Coote también se dejó oír, como la María Egipcíaca. Serena Sáenz como la Madre Gloriosa, situada junto al órgano, tuvo con su bella y etérea voz otra destacada intervención. José Antonio López como el Pater Ecstaticus cantó con una bella voz la primera intervención solista. El resto de cantantes estuvo entre lo correcto y lo notable, pero entregados a la belleza de la obra. 

Con las entradas agotadas desde hace meses, los más de 2000 asistentes al concierto irrumpieron en una enorme ovación, al finalizar el mismo, sin escatimar en ovaciones a todo el conjunto. Termina la temporada de la Orquesta Nacional por todo lo alto, haciéndolo con la gloria de una de las cumbres de la sinfonía y de la música germana de todos los tiempos.

ENGLISH: Veni, creator spiritus! The Spanish National Orchestra uplifts and wins over Madrid with Mahler's Eight Symphony.



Madrid, June 30, 2023.

During a stay at the Salzburg Mozart Festival in 1906, Mahler, who used to compose during his summer vacations, told Franz Specht that he had seen before his eyes the inspiration for what would become his eighth symphony. And so, during his usual summer holidays, in his tiny house in Maiernigg, deep in the Central European forest, he composed it very quickly. Mahler felt that it was not only something different from everything he had composed up to then, but also his greatest work. In 1910, and just a few months before his death, he was able to premiere it in Munich. As a massive symphony requiring eight vocal soloists, several big choirs, a children's choir and a large orchestra, the impresario Emil Guttmann called it "the Symphony of a Thousand", something Mahler did not like very much. It was his greatest success in life as a composer, choosing the best vocal soloists, including the legendary contralto Ottilie Metzger, tragically murdered 33 years later during the Holocaust. As his assistant, there was Bruno Walter, also friend of the composer. At the premiere was present the crème de la crème of the European society of the time. The music critics of his time wanted to establish a comparison with Beethoven's ninth symphony, premiered in the previous century, and established that each one was a sign of their respective times. Mahler would call this work a gift to the nation, the same nation that would pay its allegiance so poorly three decades later.

This symphony is divided into two parts: the first, the Latin hymn "Veni creator spiritus", and the second, a musical recreation of the end of Goethe's Faust, when he ascends to heaven. Mahler, so spiritual himself, and always in search of this, himself establishes a union between the praise, the invocation of God in the first part, and the message of redemption in the work of Goethe, whose Faust was and still is considered the pinnacle of German-language literature. Consequently, the musical language of the first work resembles the sacred music of the 18th century, even Mahler said that his inspiration came from Bach. While the second, although some people describe it as an opera, is more a cantata, but highly Wagnerian-styled. In the second part there is a long orchestral prelude, with a long, shining participation of the woodwind section, whose musical line is joined by the choir and the soloists, to then move on to a more heavenly music when the female interventions start to take place, ending with a tremendous finale after which nothing else is possible.

Such a work is difficult to perform regularly. For this reason, whenever it is scheduled, it becomes not only an event, but it was the most important event of the season, just like this three run of performances which close the 2022-2023 season of the Spanish National Orchestra. The last time it was scheduled in Madrid was in 2012, under Josep Pons. David Afkham, titular maestro and which commands this repertoire, has made the orchestra the reference of it in town. The tremendous Salomé that he directed in this same venue last summer is still remembered. The level hasn't dropped, although having so many choirs behind makes the sound of the orchestra to be somewhat hid in front of them, especially in the first part. On the other hand, in the second part, we witnessed a beautiful and unforgettable execution of the wood, which conveyed the exciting gradual description of nature that the score makes, or the flute's stitches in the first movement. We must also mention the harp and percussion. The strings gave a great rendition, although they shone more in the second part, where there are excerpts reminiscent of both Wagner's Parsifal and also chamber music. The finale, with the trumpets installed in the lateral zones, and the entire orchestra in its maximum splendor, was the final climax to an unforgettable night. In addition to the Spanish National Chorus, it was accompanied by the Coro de la Comunidad de Madrid, the famous Orfeón Donostiarra, the Orfeón Pamplonés and the Antara Korai children's choir, resulting in a massive choral group of more than three hundred people. As stated before, this massive choir surpassed in volume the orchestra on several occasions. One thing that isn't perceived until when experienced live is that the beginning of the work "Veni Creator Spiritus" makes actually the listener to shudder. So much choral force makes the eardrums vibrate, that actually moves physically due to the impact, to the expansive wave of this musical explosion. Throughout the performance these choirs represented divine power, praise to God and the strength of nature.

In addition, the work also requires eight soloists of enormous operatic stature. The veteran Simon O'Neill was Doctor Marianus, that is, Faust. This tenor continues to have a resistant voice, and with big volume, but the tone is irregular, and even the treble can be dissonant. Wiebke Lehmkuhl had the highlight performance of the night as the Samaritan Woman. The German contralto exhibited a beautiful timbre, with a velvet-like voice and more lyrical than dramatic. And hers was the voice that was best heard in the enormous room. Alice Coote was also heard, as the Egyptian Mary. Serena Sáenz as the Glorious Mother, located next to the organ, had another outstanding intervention with her beautiful, pristine voice. José Antonio López as Pater Ecstaticus sang the first solo intervention with a beautiful voice. The rest of the singers were somewhere between correct and notable, but anyway devoted to the beauty of the work.


With the tickets sold out for months, the more than 2,000 attendees to the concert burst into a huge ovation, at the end of the concert, without skimping on ovations to the entire group. The season of the Spanish National Orchestra ends by doing so with the glory of one of the heights of both symphonic music and of German music of all time.

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