lunes, 1 de enero de 2024

ESP/ENG: Christian Thielemann regresa y sorprende en el Concierto de Año Nuevo 2024.

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Cuando terminó el concierto de Año Nuevo de 2023, todos esperábamos que la guerra en Ucrania acabase pronto. Ahora, el de 2024 comienza cuando en el mundo hay otra guerra añadida, la de Israel y Palestina, el eterno conflicto de Oriente Medio, que sacudió los ánimos en todo el mundo este otoño. Y mientras tanto, el recuerdo de una sala vacía en la edición de 2021 debido al Covid-19, dirigida por Riccardo Muti -quien dirigirá la edición de 2025-, ya parece muy lejano.

El año 2024 es inaugurado de facto en muchos hogares, con el Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena, todos los años televisado para todo el mundo desde la dorada sala del Musikverein. Este año, el director musical es el alemán Christian Thielemann, favorito de la orquesta, quien ya dirigió en 2019, siendo él primer alemán en hacerlo. El programa de este año es cuanto menos, versátil, y con una inclusión conmemorativa, como ya fuera en otras ocasiones: en 2024 es el bicentenario de Anton Bruckner, y se ha incluido una pieza suya, aunque en arreglo orquestal. Thielemann ha demostrado en este concierto una sorprendente versatilidad para un director de su estilo, y es que en las piezas más ligeras, como las polkas y galopes ha demostrado una viveza y una agilidad raras en un director de tempi más lentos y majestuosos, y llenos de detalles, propio de Wagner o Bruckner, que sí se manifestó en las piezas más largas. 

Así, la primera parte se distinguió con unas vivaces interpretaciones de la "Marcha del Archiduque Albrecht" de Karl Komzák, de la Polka Fígaro de Johann Strauss hijo, contrastada con una detallista versión de los "Bombones de Viena", del mismo autor, que se inicia con un bellísimo solo de flauta. En el intermedio, conmemorando el bicentenario de Bruckner, se emitió un documental musical, en el que dos niños de la Escolanía Bruckner de Sankt Florian se embarcan en una aventura (con unos efectos especiales que hacían un guiño a Harry Potter) por todos los lugares emblemáticos del músico, interactuando con los músicos de la Filarmónica, que tocaba fragmentos de la Octava y Tercera Sinfonías, además de piezas instrumentales y por último el bello coro infantil Locus Iste.

 La segunda parte arrancó con el Vals de la opereta "Waldmeister", de nuevo en una interpretación llena de detalles y en la que aplicaba una interpretación sinfónica, y desbordante de belleza. Como una nana, es como se escucha la polka "Pizzicato" de Strauss hijo, con el bello sonido de las cuerdas de esta orquesta. Las tradicionales coreografías del ballet de la Ópera de Viena aparecieron en el vals de Ischl, ambientado en un sueño de la emperatriz Sisi, y luego una deslumbrante coreografía del cuerpo de ballet en el apoteósico vals de Ziehrer "a los ciudadanos de Viena", en el castillo de Rosenburg y rodeado de hermosos paisajes. La "Cuadrilla" para piano de cuatro manos, de Bruckner, fue la inclusión conmemorativa, y era evidente lo distinta que es de los demás valses, siendo más evocadora que alegre. Thielemann ha mostrado predilección por el vals "Delirios" de Josef Strauss, cuyo estremecedor inicio, con esos trémolos de cuerda, es más wagneriano o beethoveniano que propio de un vals alegre.

Las propinas abarcaron una espectacular y alegre versión del Jockey Polka, y los dos cierres consabidos: el Danubio Azul, del que dio una versión lenta, pero rica en detalles, donde cada sección de la orquesta podía brillar intensamente, y  con un sonido majestuoso; y la Marcha Radetzky, en la que un Thielemann sorprendentemente divertido y ameno dirigía al público dando palmas y a la orquesta, dando inicio así, al año 2024.

Al elegir a Riccardo Muti para el año próximo, aunque la excelencia está garantizada, la Filarmónica de Viena vuelve a acallar las demandas de un amplio sector del público, con las correspondientes quejas en las redes sociales, de que batutas más jóvenes o femeninas dirijan alguna edición. Por lo pronto, solo queda desear que este año traiga paz, y las mejores experiencias musicales, que en ciudades como Madrid, se antojan prometedoras.


ENGLISH

Christian Thielemann returns and surprises at the 2024 New Year's Eve Concert.

When the 2023 New Year's concert ended, we wished that the war in Ukraine would end soon. Now, 2024 begins with another war, the eternal conflict in the Middle East between Israel and Palestine, which this fall took worldwide attention. And meanwhile, the memories of an empty hall in the 2021 edition due to Covid-19, conducted by Riccardo Muti - who will conduct the 2025 edition -  seem very distant in time.

The year 2024 is inaugurated de facto, in many homes, with the New Year's Concert of the Vienna Philharmonic Orchestra, every year telecasted worldwide from the golden hall of the Musikverein. This year, the conductor is  Christian Thielemann, a favorite of the orchestra, who already conducted in 2019, being the first German maestro to do so. This year's program has been, to say the least, versatile, and with a commemorative inclusion, as done on other occasions: 2024 is Anton Bruckner's bicentennial, and one of his pieces has been included, although in an orchestral arrangement. In this concert, Thielemann has shown a surprising versatility for a conductor of his style: being the lighter pieces, such as polkas and gallops, conducted a liveliness and agility rare in a conductor of typical slower, more majestic, and very detailed tempi, typical of Wagner or Bruckner, which did manifest itself in the longest waltzes.

The first part of the concert had  lively interpretations of the "March of Archduke Albrecht" by Karl Komzák, or the Polka Figaro by Johann Strauss Jr., contrasting with a detailed, slower version of the "Wiener Bonbons", by the same author, beginning with a beautiful flute solo. In the intermission, commemorating Bruckner's bicentenary, a musical documentary was broadcast, in which two young members from the Sankt Florian Child Choir embark on an adventure (with special effects that gave a nod to Harry Potter) throughout the most emblematic places in Bruckner's career, interacting with the musicians of the Vienna Philharmonic, who played fragments of the Eighth and Third Symphonies, as well as instrumental pieces. At the end, the Child Choir gave a beautiful rendition of the piece Locus Iste.

The second part began with the Waltz from the operetta "Waldmeister", again in a performance full of details and in which a symphonic rendition was given, with radiant beauty. Like a lullaby, is how Strauss Jr.'s polka "Pizzicato" could be perceived, with the beautiful sound of the strings of this orchestra. The traditional ballet choreography from the Vienna State Opera Ballet appeared firstly in the Ischl waltz, set in a dream of Empress Sissi, and then dazzling corps de ballet choreography in Ziehrer's apotheosic waltz "To the Citizens of Vienna," in Rosenburg Castle and surrounded by beautiful landscapes. Bruckner's "Quadrille" for four-hand piano, here arranged for orchestra was the commemorative inclusion, and it was evident how different it is from the other waltzes, being more evocative than joyful. Thielemann has shown a predilection for the "Delirien" waltz by Josef Strauss, whose shocking beginning, with those string tremolos, is more Wagnerian or Beethovenian than typical of a happy waltz.

The encores included a spectacular and cheerful version of the Josef Strauss' Jockey Polka , and the two usual closing encores: the Blue Danube, of which Thielemann gave a slowed-tempi version, but rich in details, where each section of the orchestra could shine intensely, and with a majestic sound; and the Radetzky March, in which a surprisingly fun and entertaining Thielemann conducted both the orchestra and the clapping audience, now ending the concert was cheerfully as usual.

By choosing Riccardo Muti for next year's concert, although excellence is guaranteed, the Vienna Philharmonic once again silences the demands of a large sector of the audience for younger or female conductors to conduct some edition, with the consequent outrage on social media. For now, all that remains is to hope that this year brings peace, and the best musical experiences, which in cities like Madrid, seem promising.

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