lunes, 30 de septiembre de 2024

Tragedia entre lujos y bastidores: triunfal estreno de Adriana Lecouvreur en el Teatro Real.

Madrid, 28 y 29 de septiembre de 2024.

Me cuesta encontrar una razón admisible para que una ópera del calibre de Adriana Lecouvreur no se haya estrenado en el Teatro Real hasta el pasado día 23, teniendo en cuenta que su estreno mundial fue en 1902, y en España, un año más tarde en Barcelona. Desde entonces ha formado parte del repertorio. De hecho, en el Liceu barcelonés se ha visto dos veces en los últimos doce años. Aquí no se había visto desde que el Teatro de la Zarzuela era el teatro de ópera de la ciudad. De hecho, en 1974 lo cantaron allí Montserrat Caballé y José Carreras, y a este último están dedicadas estas funciones. En 1988 se vio por última vez en ese mismo teatro, con Jaume Aragall como Maurizio. Además, este inicio de temporada ha coincidido este año con la "Semana de la Ópera", en que cada año se habilita una pantalla gigante en las inmediaciones del Real, desde donde miles de personas pueden seguir desde fuera la representación de dentro. La función del día 28, además, se ha retransmitido a varios centros culturales por todo el país. 

Basado en un suceso del siglo XVIII, entorno a la actriz francesa Adrienne Lecouvreur, supuestamente envenenada por una duquesa, debido a los amores del aristócrata Mauricio de Sajonia; Francesco Cilea y Arturo Colautti pusieron música y texto a esta historia, convirtiéndola en una ópera de bellísima música, cuya aria "Io son l'umile Ancella" forma parte del repertorio de  muchas sopranos. 

La puesta en escena de David McVicar se ha visto en muchos sitios: Londres, Nueva York, Barcelona... es casi la puesta en escena referencial para esta ópera. Una montaje tradicional, con un lujoso vestuario dieciochesco de Brigitte Reifenstuel, toda una delicia para la vista. McVicar sitúa la a acción en torno a un enorme escenario teatral. En sus bastidores transcurre el primer acto, con una algarabía de artistas en viejos y roídos camerinos, salvo el de Adriana, separado por una cortina. Al fondo, la representación, con un telón de un paisaje fantástico. El segundo acto es la villa del príncipe, ahora en la parte delantera de un lujoso escenario con dos ángeles arriba, y con unas escaleras por las que se desciende, hasta unas mesas y sillas que haen de salón. El tercer acto muestra la recepción en el gran salón de la villa. Adriana y Maurizio hacen su entrada por el escenario, como los divos de una tragedia. En ese mismo escenario tiene lugar el estupendo ballet con coreografía de Andrew George. El acto final transcurre detrás del escenario. Con la muerte de Adriana, sobre el escenario aparecen los actores del primer acto, que hacen un saludo final. La tragedia de Adriana Lecouvreur ha concluído.

Nicola Luisotti está al frente de la Orquesta Titular del Teatro Real, a la que como de costumbre, saca todo el volumen posible, aunque intente cuidar a los cantantes. A destacar el primer violín en la primera aria de Adriana. Se lució la orquesta en el bello interludio del segundo acto, pero aún más desde la introducción orquestal del acto cuarto, especialmente las cuerdas que brillaron. El Coro del Teatro Real tuvo una breve participación, pero el coro femenino tuvo un momento de lucimiento en la escena del ballet. 

Dos repartos de alto nivel se alternan en estas 13 funciones. 

Ksenia Dudnikova, Manel Esteve y Maria Agresta en el segundo reparto.

El reparto del día 28, que fue el segundo, lo seguí en directo desde myoperaplayer, en la comodidad de mi casa, junto a miles de personas que lo vieron en plazas y centros culturales. 

Maria Agresta fue Adriana, con una voz más oscura, que se antoja con un considerable volumen, pero también vociferante, pero se defendió bien. Matthew Polenzani fue Maurizio, con una voz que tiene un timbre más ligero, que a medida que suba, no es tan agradable. De volumen va sobrado, es algo que le he podido comprobar otras veces en vivo, pero actúa bien. Ksenia Dudnikova fue toda una revelación como la Princesa: una voz que al menos en vídeo parece gruesa, de bello timbre oscuro, de contralto, imponente. Magnífica en el segundo acto. Manel Esteve fue un Michonnet que se ganó el sueldo: su voz en vídeo no parece tan grave, pero el canto es bueno, y lo que es mejor aún, que como actor fue totalmente convincente y tiene buena química en escena con Agresta. Al final de la representación fue muy aplaudido y se emocionó. Josep Fadó fue un divertido Abate.

El reparto del día 29 fue el primero, y que contaba con dos primadonnas con todas las letras. Este lo vi en el teatro.

Ermonela Jaho y Brian Jagde en el primer reparto.

Ermonela Jaho es una de las divas más queridas del público madrileño, donde tiene a muchos incondicionales. Y eso se debe a lo intenso de sus interpretaciones: Jaho las vive intensamente, llegando incluso a llorar en escena si es necesario. Su habilidad escénica se fusiona con sus medios vocales para meterse al público en el bolsillo. Su voz no es grande, pero es bella, y unida a su fraseo, su bellísimos pianissimos y su dramatismo, hacen que saque adelante la función. Muy aplaudida estuvo tras la famosa entrada "Io son l'umile ancella", pero aún mejor estuvo en "Poveri Fiori", donde todas las virtudes que tiene que sacar en su primera aria, Jaho las intensifica con su intensidad en escena en la segunda. 

Finalmente, Elina Garanča canta una ópera escenificada en Madrid, tras debutar en el Real el año pasado con una Luisa Fernanda en concierto. La mezzosoprano letona es una de las divas operísticas más aclamadas internacionalmente en los últimos veinte años. Y aun así poco se ha prodigado en la capital. Garanča tiene una química especial con roles de mujeres seductoras, explosivas, como Carmen, Kundry o la perversa Princesa de Bouillon, que ha interpretado ya antes. Su canto tiene un timbre aterciopelado, seductor, con un grave espectacular, una de sus especialidades vocales. Aun así, al principio de su famosa aria "Acerba voluttà" parecía un poco destemplada, pero rápidamente ganó enteros, y al final del número sacó a relucir su bellísimo centro. Durante los dúos con Maurizio y Adriana se robó la escena, así como en el tercer acto. Como actriz, es tan seductora como su personaje, ya que además es una mujer bellísima. 

Brian Jagde interpreta a Maurizio. Jagde tiene un volumen considerable, pero el canto es irregular. En el primer acto la voz parecía un poco  gutural, engolada, pero fue mejorando conforme pasaba la función. Tiene un timbre que parece heroico, y la zona más aguda no parecía dar problemas, de hecho en los dúos parecía impresionante y desde luego sonaba mejor que la de Polenzani, pero en el "morta, morta" final sí que el agudo se le estranguló. Pero eso no desmerecería una función apreciable, aunque a la sombra de las dos divas.

Nicola Alaimo fue un buen Michonnet, con un reconocible dominio del personaje en lo escénico y cumplidor en lo vocal. Mikeldi Atxalandabaso fue un excelente Abate, con su bella voz de carácter y su buen nivel actoral. 

Maurizio Muraro fue un divertido y bien cantado Príncipe de Bouillon en ambos repartos.


Este fin de semana ha sido una auténtica fiesta operística en Madrid. Tanto por los repartos, como el entusiasmo de la Semana de la Ópera que acerca el género a la calle, como por el hecho de ver Adriana Lecouvreur por primera vez en este teatro. Es motivo de celebración el que, quizá para saldar esa deuda histórica, el Real haya comenzado su temporada 2024-2025 reprresentándola por todo lo alto.

Las fotografías y vídeos no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso.

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