lunes, 21 de junio de 2021

El Rey que rabió en el Teatro de la Zarzuela: ¿quién dice que el género no puede ser actual?


Este mes de junio en el círculo lírico de Madrid reina la comedia. O al menos eso parece después de ver una desternillante producción de Viva la Mamma  de Donizetti en el Teatro Real y El Rey que Rabió de Ruperto Chapí en el Teatro de la Zarzuela. Esta obra de Chapí supone una incursión en la comedia del autor de obras tan dramática como Curro Vargas o La Tempestad, en la que supondría su última colaboración con los libretistas Miguel Ramos Carrión y Vital Aza, con los que crearía una obra maestra. La música de Chapí es festiva, bucólica, romántica, pero sobre todo inspirada, con páginas tan célebres como el divertido coro de los doctores o la famosísima romanza "Mi tío se figura", con las famosas líneas " Yo que siempre de los hombres me burlé /Yo que siempre de los novios me reí / Yo que nunca sus lisonjas escuché / Hoy en busca de un amante vengo aquí", el dúo de amor que le sigue y el bellísimo Nocturno instrumental, tan descriptivo y evocador. 

Rocío Ignacio y Enrique Ferrer 

En cuanto al argumento, la divertida trama política que entraña no puede ser más actual. La representación en la historia de personajes muy reales pero sin nombre para evitar problemas con la censura en el libreto original sigue cobrando vida. Ese rey que vive ajeno a la realidad de su pueblo porque los políticos a su cargo le disfrazan la realidad con viajes oficiales donde todo el mundo es feliz es algo que sigue ocurriendo hoy en día. Y no solo en las monarquías, si bien el tópico del mandatario que se hace pasar por un ciudadano anónimo, aunque sigue siendo atractivo es algo que no ocurre hoy en día. Hasta la valerosa Rosa, una plebeya que se convierte en la reina no solo, valga la redundancia, del reino sino también del corazón el Rey es algo que a los que vivimos en monarquías parlamentarias democráticas tampoco nos es tan lejano o no nos suene.

Esta crítica hablará de las funciones de los días 13 y 20 de junio, la última de todas.

La genial obra de Chapí nos llega en una nueva producción a cargo de Bárbara Lluch, quien ya dirigió la aplaudida producción de La Casa de Bernarda Alba hace tres años en este escenario. Lluch lleva el marco atemporal de la historia a un mundo de colorido y fantasía, un mundo inexistente pero al mismo tiempo muy real por lo humano de sus personajes. De este modo, se presenta la obra como un cuento, ya que la escena transcurre dentro de un enorme marco dorado que rodea la caja escénica. En un intento por darle ese toque tan mágico propio de los cuentos, pero también como una exposición clara de los defectos de los personajes, el vestuario de Clara Peluffo Valentini muestra una zoomorfización de los mismos, poniendo al general orejas de burro, o al capitán una cola de gato, o al rey una  entre otros personajes. La corte lleva un vestuario barroco con una estética exagerada, para resaltar lo artificial de la vida en palacio. En cambio, las gentes del pueblo visten con colores más oscuros y austeros, sin olvidar el verde amarillo con manchas azules o el púrpura de Rosa. El escenario está dividido en tres partes, con las paredes cubiertas de espejos. El espacio central es donde tiene lugar la trama y sus ambientaciones, si bien en las escenas de paisajes éstas se amplían a todo el escenario. En las escenas de palacio, los espacios laterales aparecen cubiertos por un paisaje de nubes, en cuyo centro se ve un salón rococó. En la primera escena, en el centro de dicho salón se ve una enorme corona en la que duerme el rey, rodeado de aduladores. En las escenas en el campo, los paisajes aparecen reproducidos por idílicas pinturas  que en el famoso nocturno se convierten en animadas, como las estrellas fugaces y las estrellas brillantes que aparecen en el firmamento mientras los protagonistas se declaran su amor, todo un logro del escenógrafo Juan Guillermo Nova  y del iluminador Vinicio Cheli. En la última escena, aparece un enorme sillón que es el gigantesco trono real, en el que se sientan Rosa y el Rey culminando su amor, no sin antes degradar a sus inútiles ministros, a los que retira  las insignias.

Al frente de la orquesta estuvo el director mexicano Iván López-Reynoso logró una dirección opulenta, completamente festiva, de tempi ágiles y rápidos en los tutti, pero también con una exquisita sensibilidad en el Nocturno instrumental del segundo acto, donde las cuerdas brillaron con luz propia. Excelente la sección de viento, con un sonido reluciente. El coro ha tenido posiblemente su mejor prestación en lo que llevamos de temporada, con unas voces potentes y al mismo tiempo con una vis cómica, que ayudada por este rendimiento musical, tuvo su resultado en una memorable interpretación del famoso coro de médicos. 

Rocío Ignacio recibiendo los aplausos del público el 13 de junio.

Enrique Ferrer da vida al Rey, un personaje que puede ser interpretado tanto por una soprano como por un tenor. Ferrer tiene una buena base, de tenor lírico-spinto, con un timbre heroico y una emisión potente, aunque la voz se antoje un poco nasal por arriba. En la romanza Soy un pastor sencillo destacó con una gallardía y un canto seguro. En su romanza del tercer acto Intranquilo estoy ya había entrado más en calor y fue capaz de dar una interpretación  plena, con la voz generosamente proyectada, y en la que en el agudo final fue del forte al piano maravillosamente.  Como actor ha sido memorable, transmitiendo el entusiasmo juvenil y la simpatía del monarca.

Rocío Ignacio interpretó a Rosa el día 13 de junio. Ignacio tiene una agradable voz tanto en el canto como hablada, con una deliciosa interpretación de la valiente protagonista. En la famosa romanza Mi tío se figura tuvo problemas en el agudo final, que parecía abierto. Mucho mejor estuvo en el dúo siguiente con el Rey. Muy convincente en el lado divertido del personaje. El 20 de junio fue Sofía Esparza, quien fue una espléndida Rosa. Con una bella y dulce voz, así como bien emitida y exquisitamente cantada. Impresionante el agudo que dio al final del primer acto, escuchándosela por encima del tenor, del coro y de la orquesta. En su famoso número lo cantó con sensibilidad, una emisión segura y un timbre bellísimo, sin dar agudo al final, pero tampoco fue necesario. Como actriz también convenció, dándole a Rosa un toque de fragilidad y de dulzura, todo ello resaltado por su belleza física.

Rubén Amoretti fue un excelente General, con su enorme voz de bajo y su hilarante versión de este político gruñón.  El veterano José Manuel Zapata logra una de las mejores interpretaciones de la velada, con su divertidísimo Jeremías, capaz de abordar las difíciles partes cantadas, escasas por otro lado, del personaje, del que conserva aún algún impactante agudo. E hizo reír a carcajadas al público con su desternillante interpretación del primo llorón. La también veterana María José Suárez realizó una gran interpretación de la matronil María. Alberto Frías transmite muy bien lo desesperante e irritante del servil Capitán, aquí exagerado en la versión de Lluch, quien le pone una cola de gato y le hace ronronear cuando María se la acaricia. También destacó Ruth González como el confundido y gracioso Paje.  El resto del reparto estuvo al mismo excelente nivel.

Función del día 20, con Sofía Esparza como Rosa y con la aparición final de Barbara Lluch.

Un público entregado y agradecido recibió calurosamente la función, habiendo pasado un rato divertido en ambas funciones, y posiblemente inolvidable dado el alto nivel de la producción. Una comedia que divirtió en 1891 y que sigue haciéndolo en 2021 debido a su vigencia, porque poco ha cambiado en la idiosincrasia del poder desde los tiempos en que Chapí concibió esta obra; lo que desmonta por completo la idea de que la zarzuela está desfasada. Nada más lejos de la verdad.

Algunas fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.




martes, 15 de junio de 2021

The modern Schubertian trip through the Alps: Florian Boesch sings Krenek in Madrid.


The traditional Lied cycle at the Teatro de la Zarzuela comes to end with the third and last concert by the German baritone Florian Boesch and the pianist Malcolm Martineau, to perform the song cycle  Reisebuch aus den österreichischen Alpen op.42  (Travel book through Austrian Alps), by Ernst Krenek.

Krenek lived in one of the most flourishing historical periods in German culture, and in his eclectic long career he cultivated a wide range of styles: post-romantic, neo-romantic, dodecaphonic, serial and aleatoric music, among others. In addition, he had influences from jazz, like in his famous opera Jonny spielt auf. After the Nazis' seize of power, his music became outlawed and even was included in the notorious label of "Entartete musik". This constant boycott led him to exile to the United States in 1938.


Composed in 1929, this song cycle, has a strong inspiration from Schubert's lieder, considering itself as "heir" of masterpieces like Winterreise or Die Schöne Müllerin, and also seems to have some glimmer of cabaret music. It is framed into Krenek's neo-romantic period, tonal music, but like Schönberg twenty years before, this tonality tend to break, paving the way to dodecaphonism and atonality. On the other hand, there are also some hints of sprechgesang. Written by the author, the text is a trip through the nature of Austrian Alps, which Krenek loved, but addressing modern topics, like a criticism of mass tourism, train, telephones and modern artifacts unavailable in Schubert's era, to whom he dedicates the eight song, Unser wein. In Politik, he talks about the fall of the Austro-Hungarian Empire, asking for unity, and as a dark omen, calling to stop the "bloody clown" to prevent a disaster, which sadly was to come just four years later of the composition of this work. The last songs are of a blinding beauty: Heimkehr narrates the rapid return to home by train, and the final song Epilog describes the solitary arrival to an empty home, in which there is just a debate left: How much will we live? When will we die?

Boesch is a major figure in lied. Even though vocal exhibition is not the same as Winterreise despite the inspiration, this baritone has a great expressivity and knows and conveys the meaning, the story and the spirit of each song. Voice could seem a bit lighter than other colleagues' ones, but a great diction, phrasing, and even acting the text. In Gewitter he exhibited his vocal range, from authoritative low notes to a powerful final high one at the end of this song.

Martineau gave a splendid, vivid accompaniment, exploring the range of tonalities and melodies of the score, all of them evocating and descriptive. In Heimkehr, the music can reproduce, almost in cinematographic style, the anxiety and promptness of the trip by train.


Krenek's text is very modern, because he adresses topics which are still current nowadays, and describing life and travel experience in the Alps. The hall wasn't fully occupied, maybe due to the prejudice of an unknown author to most of the audience, but this gave the show a touch of closeness, intimism, leading the remaining spectators to enjoy this fascinating work in all its haunting beauty.

My reviews are not professional and express only my opinions. As a non English native speaker I apologise for any mistake.

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El moderno viaje schubertiano por los Alpes: Florian Boesch canta a Krenek en el Teatro de la Zarzuela.


El ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela finaliza esta temporada con el tercer concierto a cargo del barítono alemán Florian Boesch, quien acompañado del prestigioso pianista Malcolm Martineau para interpretar el ciclo de canciones  Reisebuch aus den österreichischen Alpen (‘Libro de viaje a través de los Alpes austriacos’), op. 62 del compositor alemán Ernst Krenek. 

Krenek vivió en uno de los períodos más fructíferos de la historia de la cultura germana, y en su larga y ecléctica carrera cultivó todos los estilos musicales a su alcance: posromántico, dodecafónico, neoclásico, serial, aleatorio,  e incluso tuvo influencias del jazz como en su famosa ópera Jonny spielt auf (Jonny se la juega), que fue boicoteada por los nazis. Precisamente con la llegada de estos últimos al poder, su carrera musical terminó en Alemania, e incluso fue catalogada como "música degenerada", lo que le llevó a exiliarse en Estados Unidos en 1938.


Compuesto en 1929, este ciclo de canciones, con una fuerte inspiración schubertiana, pero a veces también del jazz, a cuyo viajero protagonista Krenek lo considera heredero de los viandantes de Winterreise o Die Schöne Müllerin; se enmarcan en la producción posromántica del autor, aunque, como le pasara a Schönberg veinte años atrás, esa música neorromántica, tiende por momentos a romper la tonalidad, como si la atonalidad avisase que su llegada es inminente. También hay momentos en los que parece abrirse paso el sprechgesang. En estas canciones, escritas por el autor, en las que exalta la belleza de la naturaleza austríaca, también se habla de temas modernos, como la crítica al turismo de masas o de teléfonos, trenes, y demás avances tecnológicos de los que Schubert, a quien dedica la canción número 8, Unser Wein, no podía tratar. En Politik, habla de la caída del Imperio Austrohúngaro y los desastres de la Primera Guerra Mundial, donde llama  a la unión de los alemanes, y donde, como si de una oscura premonición se tratara, urgía a expulsar al "payaso sangriento" para evitar la catástrofe que finalmente terminaría ocurriendo cuatro años más tarde de la composición de estas canciones. Las últimas canciones son de una extraordinaria belleza. En Heimkehr habla del rápido retorno a casa en tren, cerrándolo con una melodía tranquila. Epilog, en un tono más serio, pero también sombrío y prácticamente atonal, habla del regreso a casa, donde no hay nadie, solo uno mismo y la reflexión que se reduce a no saber cúanto viviremos y cúando moriremos.

Boesch es una de las grandes figuras del lied en la actualidad. Aunque el lucimiento en esta obra no es el mismo que habría tenido en Schubert, la voz de este barítono alemán se revela como una voz que comparada con otros colegas quizá suene un poco ligera, pero lo suficientemente expresiva y conocedora de lo que las canciones desean transmitir, con un fraseo y una interpretación muy actoral de cada una. No obstante, en Gewitter dio una interpretación con impactantes graves y un potente agudo final. 


Martineau dio un impecable acompañamiento, con una interpretación vivaz, puesta al servicio de la gama cromática de melodías que abarca la obra, todas ellas sugestivas y evocadoras.


La poca afluencia de público, de casi la mitad del aforo, a juzgar por los abundantes espacios libres, quizá asustados por un autor desconocido, dio a la velada un ambiente íntimo, pero los allí presentes disfrutaron de una bella tarde con esta fascinante y rompedora obra.

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viernes, 4 de junio de 2021

The Teatro Real laughs brilliantly at itself: Laurent Pelly's Viva la Mamma in Madrid.

After winning the 2021 International Opera Award for Best Opera Company, once its 2021-2022 season -its 100th- has been announced, and its current season is in its final stage, after having transcurred against all odds, arousing admiration and envy at the same time in all the operatic world, Madrid's Teatro Real is celebrating with Donizetti's Viva la Mamma, the satyre of opera's backstage.

Le convenienze ed inconvenienze teatrali was premiered in its final two-act version in 1831, Donizetti and his libretist Domenico Giraldoni show on stage, in a humorous tone, the quarrel of egos, schemes and envies in a small, mediocre opera company touring in a province, in a kind of theater inside theater. Today is known as Viva la Mamma, one of the many titles it has received in modern productions, based after the role of Mamma Agata, an innovation (or also a parody) of the conventions for travestite roles: instead of a female singer playing a male role, a male singer is playing a female role.

Echoing this key element, Laurent Pelly's production takes to modern times, to an old, small, elegant theater this hilarious story. Pelly is an expert in comic opera, and his landmark production of La Fille du Regiment, which has toured worldwide is a good example of his accomplishment in this field, as well as his Falstaff  seen here in 2019. Even when it doesn't have the same level than the preceding ones, it results in a light comedy about the conflicts inside opera companies. Donizetti's original plot says it is a low-rated opera troupe, but it's perfectly extrapolable to a major one. According to Pelly, the characters are mediocre, ridiculous, but their effort for being the best is able to move us. The permanent set is a theatre, in the first act the parterre is a parking garage, in which the rehearsal takes place. Mamma Agata makes her great appearance in a balcony. As the prelude is playing, the score for rehearsal is being delivered, but the Primadonna doesn't want to pay attention and prefers to read a magazine instead. In the second act, the theater appears now complete, with the seats in the parterre and balconies, a red carpet in the floor and the chandelier above. The tenor enters, weeping, throwing the score sheets around the hall. The hilarious, frustrated dress rehearsal elapses, until when the troupe decides to escape, unable to manage with it. Then, the theatre starts to collapse, with debris falling from above and workers entering for demolition.

The Teatro Real Orchestra, conducted by Evelino Pidò, has given a rendition between correct and remarkable, with agile, rapid tempi, in the buffo style. The overture was played fast, in which strings sounded well. Magnificent the viola in the second act, as well as the orchestra in the opening of the same act, with the tenor aria, as well in the funeral march. The male chorus was in his usual good level, with strong voices and dancing well the choreography.

Despite being an opera about egos, the spirit is choral. The second cast, most of it with Spanish singers, gave a funny performance. Like in every production, some arie di baule from other operas have been used.

Luis Cansino led the cast with his amazing portrait of the grumpy, formidable Mamma Agata. Cansino is an accomplished buffo singer, with a big-volumed, well projected voice and comedic skills. His rendition of the Willow Song from Rossini's Otello was completely hilarious, making the audience to laugh out loud, conveying the most comical and at the same time frail said of this matron.

Sabina Puértolas has done a beautiful rendition of the Primadonna Daria, with a voice reaching every corner to the hall and very fluent coloratura in the first act aria. In act 2, she sang the aria "Icillio io l'amo" from Mercadante's VirginiaGabriel Bermúdez was a comic Procolo. Francesca Sassu as Luigia could manage in the aria "Tu che voli già spirto beato" from Donizetti's Fausta despite some trouble in high register. Alejandro del Cerro was Guglielmo, the German tenor. He has a big voice, here completely reserved for the Act 2 opening aria, "Non è di morte il fulmine", from Donizetti's Alfredo il Grande, in which he sang in a lyric, beautiful tone, with his powerful voice and a charming, youthful sound. 

The rest of the cast was at the same level, Pietro di Bianco had a fantastic rendition of the tempered, disperate Biscroma, the maestro. Carol García was a nice Pippetto with a charming voice, Enric Martínez-Castignani as the poet was as fun as di Bianco. Piotr Micinski as the impresario and Luis López Navarro as the director have great bass voices, specially the latter one with  deep tone when calling the singers to stage at the end of Act I.

The audience had a great time with this comedy, so we can confirm how right was the choice to set it. Between the cathartic Peter Grimes last April and the Tosca full of top, worldclass singers on July, one can be grateful to see this light entertainment, specially when summer is near, and sunset, a nice weather welcome the spectator when leaving the theatre. A nice, funny parenthesis before the ecstasy to come.

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Cuando la ópera hace una comedia de sí misma: Viva la Mamma en el Teatro Real, segundo reparto.

Cuando vamos a la ópera, nos dejamos llevar por las emociones que nos transmite la obra que vemos, la belleza de la música, de las voces, de la orquesta, y tanto el drama o la comedia que estamos viendo nos envuelve en su mágico mundo mientras la función dura. Y sin embargo, aunque lo damos por sentado, o lo disfrutamos de otra forma, que entre bastidores puede, mejor dicho suele, haber historias tanto o más fascinantes que las que representan para nosotros.

El maestro Gaetano Donizetti, de cuya pluma han salido algunas de las mejores óperas tanto dramáticas como cómicas de todo el repertorio, toma nota de estas intrigas y conflictos que suelen ocurrir en las compañías de ópera, y junto al libretista Domenico Giraldoni explora en escena el teatro dentro del teatro, en clave de comedia, en su ópera Le Convenienze ed Inconvenienze Teatrali. En ella, los choques de egos y envidias de una provinciana y segundona compañía de ópera (que en realidad, podrían ocurrir en el mejor teatro del mundo) se presentan al espectador en una comedia desternillante. Esta obra "resucitó" en los años 60 tras más de un siglo de olvido, y desde entonces ha tenido adaptaciones, incluso traducciones y varios títulos. Hoy en día es más conocida como Viva la Mamma, en alusión al potente personaje de Mamma Agata, una innovación (y al mismo tiempo ridiculización) en su época pues se trata de un rol travestido, en el que un cantante masculino interpreta un rol femenino, cuando lo habitual en estos personajes es al contrario. 


Saboreando las mieles del éxito por el galardón "al mejor teatro del mundo" por los International Opera Awards, con la temporada número 100 (la 2021-22) anunciada y siendo prácticamente el único coliseo operístico importante en Occidente en desarrollar su temporada con total normalidad en estos tiempos de pandemia, el Teatro Real apuesta ahora por este título cómico, si acaso para celebrar sus éxitos en clave de humor. 

Y lo hace en una producción de la ópera de Lyon, dirigido por el gran director de escena Laurent Pelly, experto en ópera cómica, como atestiguan su célebre montaje de La Fille du Régiment, que ha dado la vuelta al mundo, o Falstaff en este mismo teatro hace dos temporadas. Pelly literalmente visibiliza esta idea, poniendo en escena un pequeño teatro elegante, con palcos y escenario. Quizá no sea la puesta en escena más catártica, pero tampoco es que esta obra lo requiera, y la experiencia de Pelly en el Donizetti bufo queda demostrada con las desternillantes situaciones que se suceden en escena. Y cumple porque las risas del público se oían en toda la sala.

En el primer acto, la platea es un párking donde hay unos coches estacionados. Antes de que empiece la obra, una mujer estaciona su coche  y sale con bolsas de tiendas caras. A continuación se instala la compañía, con mesas, asientos, con el maestro repartiendo las partituras, aunque la primadonna prefiere leer una revista. Mamma Agata, la protagonista de esta comedia, hace su entrada en uno de los palcos, con su augusta y graciosa presencia. En el segundo acto, aparece el teatro propiamente dicho, iluminado, tamizado y con las butacas colocadas. El tenor alemán entra destrozado, llorando y cantando su aria. Luego empiezan los hilarantes ensayos de la compañía, con Mamma Agata acercándose al foso del apuntador y de ahí emergiendo un brazo para tocarle la pierna, involuntariamente.  Al final, cuando todos huyen tras comprobar que no podrá realizarse la representación, entran unos obreros para demoler el edificio,  y mientras caen los escombros cae el telón a la vez.


La orquesta del Teatro Real, dirigida por Evelino Pidò, se ha desempeñado a un nivel entre correcto y destacable, con unos tempi ágiles y rápidos, muy al estilo bufo. Excelente la viola en el primer acto. En el segundo acto, se logró un buen sonido por parte todo el conjunto en la melancólica aria de apertura  y en la marcha fúnebre. El coro masculino como siempre a un nivel excelente, y desempeñado en la coreografía, tan hilarante en el primer acto.

Aunque estamos en una obra de guerras de egos, en realidad se necesita un reparto coral aunque los personajes tengan (cómicos) momentos de lucimiento. El segundo reparto de esta producción ha dado una interpretación dedicada. Al igual que en otras producciones, para las escenas de lucimiento, se han cantado "arias de baúl" de otras óperas, como era costumbre en su época.



Luis Cansino lidera el mismo, con su desternillante interpretación de la gruñona, autoritaria y metiche Mamma Agata, haciendo suyo este personaje. Cansino se encuentra como pez en el agua en el repertorio bufo, su auténtica especialidad (inolvidable como Sulpice hace unos años). Tiene el porte para esta temible matrona: su vis cómica y su grande y bien proyectada voz hacen que borde el personaje. Desternillante su escena del segundo acto, una sátira de la canción del sauce del Otello de Rossini, donde con soltura pasó de su natural grave a un falsete impresionante a la vez que divertido, mostrando el lado más vulnerable y cómico de esta mujer.

Sabina Puértolas realiza una estupenda interpretación de la Primadonna Daria, con una voz que llena la sala y desenvuelta en la coloratura en su difícil aria del primer acto, en el segundo cantó un aria de la Virginia de Mercadante, "Icillio io l'amo". Gabriel Bermúdez dio una interpretación divertida del esposo de Daria, el ridículo Procolo. Francesca Sassu como Luigia tuvo alguna dificultad en su aria del segundo acto, que es “Tu che voli già spirto beato” de Fausta, del propio Donizetti, pero aún así cumplió bastante bien. Alejandro del Cerro como el tenor alemán Guglielmo cantó con su enorme voz, con un timbre a veces no muy grato en algunos momentos del primer acto pero que por el contrario se reservó para el aria del segundo acto, "Non è di morte il fulmine", de Alfredo il Grande, también de Donizetti,  donde deslumbró y fue muy aplaudido por un sonido lírico, en una interpretación excelente.

El resto del reparto estuvo al mismo buen nivel que los protagonistas, con Pietro di Bianco como el temperamental y desesperado director de orquesta, en una gran interpretación en lo actoral, Carol García un Pippetto de bella voz, Enric Martínez-Castignani en una hilarante interpretación como el poeta, Piotr Micinski también con una voz potente y como el empresario, muy bien caracterizadoLuis López Navarro con una voz de ultratumba en su llamado a escena a los artistas.

El público se divirtió de lo lindo, en una agradable tarde de casi verano, y entre medias de un Peter Grimes catártico el mes pasado y una Tosca plagada de divos que cerrará la temporada el mes próximo. Nunca está demás un paréntesis ligero y de humor entre dos producciones de dos títulos gigantescos, y más cuando muestra los entresijos de una ópera riéndose de sí misma.


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