Cada año, me gusta celebrar el aniversario de este blog con el Festival de Bayreuth, aunque desgraciadamente este año es diferente. Desde su reapertura en 1951, este será el primer verano en que el Festival de Bayreuth no podrá celebrarse. La razón es el Coronavirus, que se ha llevado toda la vida social programada para este año. Para el wagneriano y para el aficionado a la ópera, los veranos son sinónimo de Wagner. Cada 25 de julio, el festival da inicio a su impactante programación, y en los últimos años, millones de espectadores en todo el mundo hemos podido seguir la magia de la inauguración festival en streaming. Este año habría tenido lugar una nueva producción del Anillo a cargo de Pietari Inkinen y Valentin Schwarz, que se ha aplazado a 2022.
La cancelación del festival en marzo supuso un duro golpe para los wagnerianos, el quedarse sin festival por primera vez en sus vidas. Habría que remontarse a 1945, en medio de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, para encontrar un último referente de cierre necesario del Festspielhaus. En estas circunstancias, tanto la radio bávara como Deutsche Grammophon y la televisión alemana ofrecerán al público un festival alternativo, en el que se emitirán por radio el Anillo de 2015, Tristán y Lohengrin de los años 50, en televisión los Anillos clásicos de Chéreau/Boulez y Kupfer/Barenboim, y en la plataforma de D.G. se verán las últimas producciones de estos años en vídeo.
Por su parte, la ciudad también estará organizando conciertos con artistas del Festival, además de conciertos dedicados a Beethoven por su 250 aniversario. El 25 de julio, tradicional fecha de apertura, ha tenido lugar el primer concierto, para apoyar a artistas del festival, emitido por radio a todo el mundo, que ha contado con las actuaciones de Camilla Nylund y Klaus Florian Vogt, acompañados por Jobst Schneiderat al piano y por miembros de la orquesta del festival dirigidos por Christian Thielemann.
Klaus Florian Vogt y Camilla Nylund en Los Maestros Cantores de Núremberg en el Festival el año pasado.
El concierto empezó con fragmentos de Los Maestros cantores acompañados a piano. Primero fue el aria del primer acto Fanget an, cantada por Vogt y luego el dúo de Stolzing y Eva junto a Nylund. Un rol que ha cantado muchas veces en el festival, el Stolzing de Vogt es juvenil, lírico (aunque tendente a lo ligero), aunque ausente de ese toque de heroísmo y gallardía que se atribuye a este noble lanzado a la aventura. El aria la cantó desde esta perspectiva de bella voz pero falta de heroísmo. En cuanto al dúo, ambos cantantes estaban bien pero a ella se la notaba con la voz más madura para el rol.
Después llegó el turno de la orquesta, quienes al mando de Thielemann interpretaron una tierna y emotiva versión del Idilio de Sigfrido. Y sin embargo, el momento álgido del concierto llegó al final, con las Wesendonck-Lieder, y fue aquí cuando Thielemann extrajo el sonido wagneriano, dramático, evocador, melancólico y camerístico al mismo tiempo que se espera en una interpretación referencial de esta obra. ¡Cuán elegíaco sonaba el viento en Im Treibhaus! Por momentos uno se sentía como si estuviera asistiendo a una representación de Tristán. Nylund también estuvo aquí más adecuada que como Eva, con una interpretación dramática, entregada, sensible, con su bella voz encajando perfectamente.
El concierto fue interpretado dentro de la casa del maestro, Wahnfried, y aunque no hubo aplausos dentro, sí los hubo en el jardín, donde cuatrocientas personas siguieron la velada a través de una pantalla.
Pese a la belleza y emotividad de las interpretaciones, realmente se echó de menos la magia del Festival. Se podía sentir que faltaba algo, especialmente por la brevedad y las limitaciones del concierto. En las redes sociales, los wagnerianos están lanzándose mensajes de ánimo con grabaciones de ópera para pasar estos días. Se nota este verano sin el entusiasmo de las transmisiones, las fanfarrias, los comentarios entre descansos y las críticas. Pero lo importante, pese al desánimo, es la salud. Esperamos que el año que viene sea posible retomar las funciones, porque un verano sin Bayreuth no es un verano tan feliz.
Así es como queremos ver de nuevo el Festival.
En este enlace se puede seguir el concierto en podcast.
Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.
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