jueves, 30 de septiembre de 2021

Manuel García llena, divierte y encandila a un auditorio: I Tre Gobbi en la Fundación Juan March.


La prestigiosa Fundación Juan March, famosa por sus ciclos musicales de gran calidad, que en muchas ocasiones rescatan valiosas obras olvidadas; retoma su actividad cultural después de más de un año de parón por la pandemia. Por otro lado, las medidas tomadas por el Gobierno autonómico de Madrid, permiten también el regreso de los aforos al 100% en cines y teatros, lo que supone volver a ver un auditorio, en esta ocasión el del edificio de la fundación, completamente lleno. Una imagen que creíamos olvidada y que echábamos de menos, Posiblemente esta sea la primera ópera en la ciudad en llenar completamente su aforo desde marzo de 2020. La capital española sigue emprendiendo así el camino a la normalidad, aunque el público sigue teniendo que llevar mascarilla.


Este emocionante regreso de la ópera a la renombrada sala lo hace en el ciclo que lleva ya emprendiendo desde hace unos años, rescatando óperas de cámara de autores extranjeros y españoles, en coproducción con el Teatro de la Zarzuela. Esta vez le ha tocado el turno a I Tre Gobbi (Los Tres jorobados), del famoso tenor español Manuel García, favorito del gran Gioacchino Rossini. Todo aquél que conozca la historia de la ópera, se encontrará con la figura de este gran artista, tan importante para la historia del género. Famoso maestro de canto, y padre de tres cantantes míticos como Maria Malibrán, Pauline Viardot y Manuel Patricio García, estos dos últimos también legendarios profesores; también compuso y dirigió sus propias óperas. 

I Tre Gobbi, tercera de García en ser recuperada en la Fundación March, es una de las cinco óperas de cámara que el tenor compuso en 1831, un año antes de morir. Este intermedio, obra de corta duración, en dos actos trata sobre una astuta mujer; la más codiciada de su ciudad, y pretendida por tres adinerados caballeros, a cada cual más rico pero también más grotesco. Esta comedia, en la línea del descaro y lo pícaro del género de la ópera de "entremés", trata un tema que sigue siendo bastante moderno: el dinero todo lo compra, y con ello la codicia, el sexo y la soberbia van unidos de la mano. Segura de su valía, la protagonista, Madama Vezzosa (encantadora), finge amor a todos sus pretendientes, haciendo entender que no puede renunciar a ninguno, algo que al final todos aceptan de buen grado, incluso me atrevería que decir que anticipando el debate sobre el poliamor, algo tan en boga en nuestra sociedad.  Todos los caballeros tienen nombres cómicos:  el jorobado marqués Parpagnacco (cazurro), el  tartamudo barón Macacco (macaco) y el doblemente jorobado, soberbio y tacaño conde Bellavita (bellavida). 

En esta ocasión, se ha presentado en una versión escenificada, pero solo para canto y piano. El director de escena José Luis Arellano, con el dieciochesco vestuario de Ikerne Giménez y la escenografía de Pablo Menor Palomo, realizan una puesta en escena sencilla, totalmente minimalista, pero con una moderna dirección de actores muy efectiva y divertida. La plataforma escénica está compuesta de un escenario rectangular tapizado de rojo, y con una pared cubierta de espejos que oculta  otra totalmente cubierta por un cuadro de flores. Nada más empezar la obra, se ve a la condesa con su criado mudo, que literalmente se comporta como su esclavo sumiso, en lo que podría hacer un guiño a una relación sadomasoquista. Los pretendientes, aparecen con trajes recargados, que se colocan sobre sus más sencillas pero igualmente brillantes ropas, antes de entrar. Y cuando aparece uno nuevo, se esconden en los sitios más insospechados, como debajo de la escalera, o detrás de una silla. Se sugiere incluso que Bellavita tiene una relación bastante cariñosa con el criado. Las situaciones amorosas y desternillantes se suceden, y todo termina con la dama rodeada y besada por sus tres nuevos amantes, todos cantando a la felicidad.

Rubén Fernández Aguirre es el director musical y pianista de esta función. Tiene la titánica carga de la obra sobre sus hombros. García compuso una partitura típicamente belcantista, con endiablados concertantes, una difícil aria de coloratura para el tenor, con el desparpajo de la ópera bufa, con un final pegadizo que deja una sonrisa en el espectador. Y ciertamente el pianista lo sacó adelante con éxito. Inesperadamente, entre los dos actos, a modo de intermedio se interpretó el Preludio nº1 de Mirambel, obra del recientemente fallecido Antón García Abril, a quien se quiso rendir homenaje.  En contraste con la obra de García, este bello preludio relaja al espectador del clímax del concertante del final del primer acto, con una música moderna, seductora y tan española al mismo tiempo.


Cristina Toledo interpretó a la protagonista, Madama Vezzosa. Esta joven soprano capta la esencia seductora de esta cómica femme fatale, con una divertida interpretación en lo actoral y bastante buena en lo vocal, con un agradable timbre juvenil y unos agudos que se dejaron oír en la sala. Su mejor momento fue en el acto segundo, con una estupenda interpretación del aria "Sieu tanto benedetti".

El tenor David Alegret interpretó estupendamente al conde Bellavita, con su bello timbre de tenor lírico-ligero, muy adecuado para este repertorio del que es especialista. Salió airoso de su difícil aria "Veda che garbo", donde se desenvolvió en la coloratura y al mismo tiempo con las indicaciones cómicas para cantarla. Un estupendo tenor al que sería maravilloso volver a oír. 

Los jóvenes barítonos David Oller, quien tuvo que manejarse con la dificultad de abordar cantando su tartamudo personaje, como el barón Macacco y Javier Povedano como el marqués Parpagnacco estuvieron igualmente a un buen nivel. Povedano tiene un interesante timbre oscuro, aunado con su vis cómica ideal para el personaje, algo que comparte con su compañero de reparto. El bailarín Andoni Larrabetti interpretó al criado mudo, en una complicada parte, que supo acometer con agilidad, representando cómicamente a este criado y esclavo sexual al mismo tiempo.

El público salió encantado. Era fácil de prever, dada la combinación de una fundación prestigiosa, una obra agradable, muy bien hecha, y la emoción de volver a ver una sala llena. Con ello, vemos la luz al final del túnel en que la terrible pandemia nos colocó. Y todo esto de la mano del gran García, con una pequeña joya divertida y actual al mismo tiempo. Qué gran alegría.



Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso.



lunes, 27 de septiembre de 2021

The janitor's beautiful Rossinian dream: La Cenerentola opens the new Teatro Real season.

Finally, the 2021-2022 Madrid operatic season begins with its first staged title, a new production of Rossini's La Cenerentola at the Teatro Real. Now that major operatic theatres worldwide reprise their activities, Spanish opera houses begin their second Post-Covid seasons. On the other hand, a very special opening: Rossini is back to the Teatro Real stage after 8 years, when a revival of their famous 2005 Barbiere was done in 2013. And also La Cenerentola returns to the Spanish capital, 20 years later the 2001 performances featuring Sonia Ganassi and Raúl Giménez. Now, these performances have been dedicated to the Spanish mezzo-soprano Teresa Berganza, a legendary performer of this opera. In addition, this is the 100th season in history of this opera house.

Last thursday, 23th September, this Cenerentola had its premiere in the season opening gala, with the attendance of Queen Sofía (alongside the most prominent Spanish jet-set), extremely high priced: from 65 to 593 euros. One could wonder if, after being won the International Opera Awards for Best opera house in 2019, now "el Real" aims to reach the glamour and exclusivity of the Bayreuth or Salzburg Festival opening galas by asking the audience such a price per ticket, when in the past it was even affortable to attend (I myself attended to at least three opening  galas in past years, despite tickets are a bit more expensive than the rest of performances). At least, it was telecasted by the Spanish Television for those unable to attend the premiere cast, or even any performance.

All this said, This post should have talked about the performance sung by the second cast on September 26, 2021. However, due to a little domestical accident, which included a visit to the hospital, I had to miss it, much to my despair. As a result, I will talk about the premiere telecast.

Rossini's version of the Perrault original tale, seems to be more kind than the original. He had to make significative changes to it, but despite it seems a radically different story at the end, the essence is not transformed. The music is joyful, cheerful, and very inspired, including terrible coloraturas, making the spectator to leave the theatre smiling.

This opera based in the Perrault's Cinderella, returns in a production from the Oslo Opera, directed by the world-famed Stefan Herheim, known by his legendary Parsifal at Bayreuth, among other stagings. Herheim creates a classic and at the same time modern version of the story, setting the action in the fantasies of a cleaner at the Teatro Real. Rossini is here a major character, appearing here as god, and creating genius. At a first sight, it could seem an innocent version of a dark fairy tale, but Herheim's final goal is to put us down to earth: actually, both Cenerentola and the cleaner suffer a lot. All that joyful world of color and fantasy, is just to evade the hard reality the worker endures. Esther Bialas's costumes are vividly colorful and shining 18th Century gowns, but the most significative is Rossini's one: a black cape, with little wings and a purple shirt. Torge Moller and Fettfilm achieve a fantastic, musical ambiance with projected animations, which will be described later.

All begins with a darkened stage, only with Angelina (later called Cenerentola) dressed with her uniform, her cleaning cart, and mop. From a suspended cloud, Rossini descends and helps Cenerentola to become the protagonist of the tale she is reading, Cinderella. She introduces herself into a chimney, from which she would return already characterised, and accompanied by the rest of characters. When the overture ends, Rossini says: "Ancora no, maestro". Paradoxically, the singer portraying Don Magnifico is the same one portraying Rossini, as if the composer-creator-fairy , at introducing Cenerentola in the action, not only introduces her in the beautiful but also in the hard, ugly aspects, with such an abusing stepfather and sisters. As if not even in the fairytales everything is a bed of roses.  The first set is a street, at whose bottom, a beautiful animated landscape in which a Disney-like castle raises, which happens to be Don Ramiro's palace. During  a concertante, Teatro Real itself appears projected at the bottom. The second scene is the palace, set by a succession of the chimney frames, luxuriously decorated. Now the stepfather is dressed like his own character , and the male chorus is now the one dressed like Rossini, handling pen and paper to compose and leave music sheets around the stage. The banquet at the Act 1 finale is a crazy dance of tables (in which the characters have entered and leave their heads up, becoming the Rossini chorus' dinner) and tables. At the beginning of the second act, Magnifico, his daughters and a strange man covered with a mop wig are talking amicably, but one of the girls take the wig off, to reveal that conductor Frizza himself was covered with that wig. He reincorporates to the orchestra wig after arguing Magnífico was having a nap. During the storm scene, all the characters activate an old theatre machine to create the effect of thunders and fogs. At the end of the work, when Ramiro and Cenerentola are already betrothed, we don't see the stepsisters repented, only Magnifico. However, reality is knocking to our door: when Cenerentola finishes her aria, her luxurious white gown is coming off, the setting and characters disappear, and suddenly the mop, the cleaning cart appear again, and confused, the protagonist shrug arms. Everything has been just a dream!

Riccardo Frizza, an accomplished Rossini conductor, succeeds at obtaining from the orchestra a genuine Rossinian sound, with an agile rendition of the Overture. His interpretation of the score conveys the joy and vividness of  the composer's melodic universe, despite some slowness in his tempi. On the other hand, that slowness worked out well for the woodwind section, which gave a delightful performance in the Storm scene. The male chorus was excellent as usual, and their acting was even better, all of them dressed as Rossini, composing and singing, reproducing this staging intention of representing them as the multiplication of the composer's creative will.

Karine Deshayes, one of the most renowned mezzo-sopranos today, sings the title role. This singer has a somehow dark-toned voice, but despite its interesting sound, which can fit into the sad aria "Una volta c'era il re", it doesn't seem too powerful. And definitely it results cold for most of the many agile, cheerful funny and quarreling scenes during this work, as coldness was a key word for this performance. She seemed to have reserved herself for the famous finale, in which she managed well with the coloratura and some good high notes, but always not enough joyful for what this role seems to demand. However, this performance fits into the staging's darkness, with an adequate acting.

Dimitri Korchak is the prince Don Ramiro. An usual singer in this venue, Korchak has a lyric voice, proper of a leggero tenor, with a beautiful youthful tone. During his famous aria "Sì, ritrovarla io giuro" he revealed to cope with some difficulties,  specially in high register, not being specially inspired in the second part, "Pegno caro e adorato", despite a nice pianissimo. He regained force and stamina for the last part, "Ritroveremo", closing with a good final high note, but with some effort.

Don Magnifico was sung by Renato Girolami. I cannot say his was a satisfactory night, despite he can sing the part, specially in the terribly difficult ultra-rapid rhythms in the score. The voice has not the authority this character invites to think about, because despite being ridiculous, Don Magnifico is still a nobleman. Singing seemed somehow light and lacking some volume, resulting in a not precisely unforgettable rendition of "Miei rampolli femminini". However, he improved in second act, specially in the duet with Dandini. On the other hand, each time he had to impersonate Rossini, he gave a memorable and convincing performance: the composer as authoritative and friendly at the same time, like we see him in his portraits.

The best singer in the night Florian Sempey as Dandini. This young French baritone has an interesting and emphatic voice, clearly sounding and with a nice dark tone. A bit reserved in his entrance aria "Come un'ape ne' giorni d'aprile" but he improved too soon, and even he stole the show in many times. Excellent in the duet with Magnifico.

It is always a pleasure to see the Italian bass Roberto Tagliavini every season in Madrid. In this production, his Alidoro delighted the audience with his beautiful singing in "Là del ciel nell’arcano profondo". His rendition was full of authority, style, an always brilliant low register, commanding  the colorature and with a great legato, joining shining high notes with nice low ones. 

Rocío Pérez and Carol García respectively as the wicked stepsisters Clorinda and Tisbe, were magnificent. Both sang well and acted even better their funny parts.


The select audience of this opening season gala enjoyed of a nice opera night, judging by the eagerness with they ovationed the singers. But also the thousands of viewers, who thanfkful to Teatro Real and TVE (Spanish Television) for this initative which takes opera to every Spanish home, making us able to enjoy Herheim's amazing staging and Rossini's magical music. A pleasant season opening.


My reviews are not professional and express only my opinions. As a non English native speaker I apologise for any mistake.
Most of the photographs are from the internet and belong to its authors. My use of them is only cultural. If someone is uncomfortable with their use, just notify it to me.
Any reproduction of my text requires my permission.


El hermoso sueño rossiniano de la chica de la limpieza: La Cenerentola en el Teatro Real.


Arranca definitivamente la temporada 2021-2022 del Teatro Real, con su primera ópera escenificada, La Cenerentola de Gioacchino Rossini. Ahora que los principales teatros del mundo paulatinamente retoman su actividad y el público vuelve a sus salas, los teatros españoles inician su segunda temporada pospandemia. Por otro lado, este es un estreno muy especial por muchos motivos: la música de Rossini vuelve a escucharse en este escenario después de ocho años de ausencia, cuando se vio el Barbero de Sevilla en 2013. Esta vez también La Cenerentola  regresa a la capital, veinte años después de aquellas lejanas funciones con Sonia Ganassi, una joven Joyce DiDonato y Raúl Giménez. Además, estas funciones están dedicadas a la legendaria mezzosoprano Teresa Berganza, histórica intérprete de esta ópera. Y esta es la temporada número 100 en la historia de nuestro teatro.

El pasado jueves, día 23, tuvo lugar el estreno de esta producción, con la asistencia de la Reina emérita Doña Sofía y de la flor y nata de nuestra alta sociedad, una función a unos precios irracionalmente caros: de 65 a 593 euros, algo sin precedentes para el público general; que hasta entonces podía adquirir localidades a precios más razonables, aunque siempre más caros que el resto de funciones (un servidor ha estado al menos en tres funciones de estreno de temporada). Uno se pregunta si el Real, una vez premiado como el mejor teatro de ópera del mundo, ahora desea ponerse al nivel del esnobismo, glamour y exclusividad de las aperturas de festivales como Bayreuth o Salzburgo al pedir semejante cantidad de dinero al respetable por una función, aunque sea de estreno. Al menos, ha sido retransmitida en directo por Televisión Española, para todos aquéllos que no pueden ver el reparto del estreno o no han podido venir a Madrid. Dicho esto, esta crítica tendría que haber hablado del segundo reparto de estas Cenerentolas, en la función del 26 de septiembre de 2021. Pero debido a un pequeño accidente doméstico con visita al hospital incluido, no he podido ir -y vaya si lo lamento- , así que me limitaré a hablar del estreno visto por televisión.

Rossini, en su particular versión del cuento de Charles Perrault, hace cambios sustanciales, que si bien no alteran la esencia de la obra, terminan por convertirla en algo distinto de lo que dice el cuento original. Una música inspirada, desternillante, repleta de imposibles coloraturas (en el sentido de su extrema dificultad) hacen que al final, el público salga con una sonrisa en la oreja. El regreso del genio de Pesaro y de esta ópera a la capital llegan de la mano del prestigioso director de escena noruego Stefan Herheim, famoso por algunos  montajes como su histórico Parsifal en Bayreuth entre 2008 y 2012. En esta producción, Herheim propone una versión moderna y clásica al mismo tiempo, en la que todo transcurre en las fantasías de una limpiadora del mismísimo Teatro Real, a la que el mismo Rossini, en un papel de dios y creador, incluso llevando alas, ayudará a convertirse en princesa. Pese a que parece un inofensivo montaje cómico, al mismo tiempo Herheim nos devuelve a la realidad: detrás de esa fantasía, tanto la Cenicienta del cuento como la limpiadora del principio y del final sufren mucho, y ese mundo colorido y fantástico sirve para evadirse por un momento de la vida difícil del trabajador. Un narcótico para el dolor de vivir. El vestuario de Esther Bialas se hace eco de la fantasía de Rossini, con coloridos, deslumbrantes y llamativos trajes del siglo XVIII, aunque el más distintivo es el de Rossini: con su peinado típico de principios del siglo XIX, sus alas de ser celestial y su camisa lila. Torge Moller y Fettfilm crean un ambiente musical, fantástico, nunca mejor dicho, de cuento de hadas, con proyecciones y animaciones que se describirán en el siguiente párrafo. 


Al principio se ve a Cenicienta con su carro de limpieza, leyendo un libro. Rossini, desde una nube, la ve y baja ayudarla, y con su pluma, que es una suerte de varita mágica, invita a la joven limpiadora a convertirse en la protagonista del cuento que está leyendo en ese momento, introduciéndose en una chimenea. De ahí saldrá convertida en dicho personaje, además del resto de personajes de la obra ya caracterizados. Al acabar la obertura, Rossini le dice al maestro que no pare, y entonces se abre el telón, que revela un callejón, con el palacio de Don Ramiro proyectado al fondo, en una especie de paisaje idílico, que recuerda mucho a Disney, incluso al castillo de sus parques de atracciones. Este fondo servirá para proyectar animaciones que irán acorde con la acción: el burro del que Magnífico habla en su aria, o corazones en el dúo de amor. Precisamente, Magnífico es al mismo tiempo Rossini. Como si fuese una antítesis o lo que es aún mejor: Dios-Rossini-Hada Madrina no solo la convierte en princesa, sino que le da también el lado negativo: ese padrastro y hermanastras crueles, como si ni siquiera en los cuentos fuera todo color de rosa. En un momento durante uno de los concertantes, se ilumina la sala y se ve proyectado el Teatro Real en el escenario, Rossini, desde las alturas, alcanzará a Angelina-Cenicienta todo lo que necesita para ir al baile del príncipe, incluídos los famosos brazaletes, y hará emerger del carro de limpieza dos caballitos de cartón que la llevarán a palacio. El segundo decorado es el palacio, un lujoso decorado formado por el marco de la chimenea, que se repite constantemente hasta el fondo del escenario, dando profundidad.  Ahora el padrastro está vestido como su personaje real, pero es el coro el que ahora aparece totalmente vestido de Rossini, y todos ellos con pluma y partitura crean notas y notas de música, en el hilarante final del primer acto, en el que los cantantes se introducen en la mesa, y se convierten en el divertido menú del coro rossiniano, con un baile final de sillas y mesas. En el Segundo acto, Magnífico y sus hijas discuten, junto a un extraño con una peluca hecha con una fregona, una de las chicas se la quita y se descubre que es el director de orquesta, quien se retira graciosamente al foso. Durante la escena de la tormenta, se ve cómo es ahora Ramiro el que aparece en el carruaje-carrito, y luego él y los demás personajes avivan toda la maquinaria escénica del decorado y demás efectos especiales rudimentarios. Al final de la obra, llama la atención la arrogancia de las hermanastras durante el aria final, pero todo tiene sentido: mientras Cenicienta termina su aria, todos los personajes desaparecen, el escenario se queda a oscuras, y el vestido se le desprende, cae la fregona, aparece el carrito de la limpieza, y ella se queda sola y encogida de brazos. ¡Todo ha sido un sueño!

Riccardo Frizza, experto director rossiniano, consigue obtener de la orquesta una interpretación aseada, con una obertura con un sonido ágil, aunque quizá con los tempi un poco lentos, lo que como se comentará a continuación, favoreció al viento en las escenas más cargadas de lirismo y solemnidad. No obstante, durante toda la obra consigue, a pesar de eso, transmitir la alegría y vitalidad rossinianas. Excelente el desempeño del viento en la escena de la tormenta. El coro masculino, como siempre, estupendo vocalmente, y aún mejor a nivel actoral, representando el multiplicado genio de Rossini, como haciendo constar el poder de éste sobre la historia.  


Karine Deshayes, una de las más solicitadas mezzosopranos de la actualidad, ha interpretado el rol de Angelina, es decir la Cenerentola. La voz de esta artista francesa tiene un timbre oscuro, aunque no parece potente, lo que puede convenir a momentos como la triste aria "Una volta c'era il re" pero no tanto en los momentos más hilarantes y agitados de la obra, que son muchísimos. De hecho, se antoja una interpretación más bien fría. Mejor estuvo en la famosa aria final, "Nacqui all'affanno", para la que parece haberse reservado, con un solvente dominio de la coloratura y del agudo, pero sin demasiadas alegrías para lo que este rol parece requerir. Todo lo anterior sí que parece haber conectado con el oscuro montaje de Herheim, en el que se desempeña bien como actriz.

Dimitri Korchak es el príncipe Don Ramiro. Habitual en este teatro, Korchak tiene una interesante voz de tenor lírico ligero, con un bello, aunque sin la gallardía y el carisma de un Flórez, timbre juvenil. Durante el aria "Si, ritrovarla io giuro" reveló tener dificultades, especialmente en la zona más alta, y quizá durante la segunda parte de la misma, "Pegno caro e adorato" no estuvo especialmente inspirado pese a un pianissimo decente en "Come ti stringerò". Pudo salir airoso de la tercera parte, "Ritroveremo", donde ganó algo más de vitalidad, cerrando con un buen agudo final aunque parece que no le resultó tan fácil.

No puedo decir que el Don Magnifico de Renato Girolami fuese del todo satisfactorio, aunque supiera cantar el personaje, especialmente los endiablados tempi ultrarrápidos en varias de sus escenas que le pone la partitura. La voz no parece tener la rotundidad de la que se hace acreedor este personaje, que pese a ser un ridículo, sigue siendo un noble; sino que parecía ligera y adolecía un poco de falta de volumen. El "Miei rampolli femminini" no fue especialmente memorable, incluso parecía, que la orquesta le tapaba. No obstante, cuando el montaje le hacía convertirse en Rossini, sí que como actor resultó completamente convincente, llegando a verse al personaje que vemos en sus retratos. 

Lo mejor de la noche fue el Dandini de Florian Sempey. Este joven barítono francés tiene una bella y rotunda voz, claramente sonora y con un estupendo timbre oscuro. Aunque algo tímido en la entrada "Come un'ape ne' giorni d'aprile", la voz rápidamente mejoró, llegándose a robar la escena. Excelente en el dúo del segundo acto con Magnifico. 

El siempre competente Roberto Tagliavini volvió a impresionar al público, esta vez como Alidoro, con su bella voz de bajo, en una versión de su famosa aria, "Là del ciel nell’arcano profondo", en el primer acto. Aria que cantó llena de autoridad, estilo, un grave que resulta brillante, dominando la coloratura y un buen legato, con excelentes agudos y notables graves.  Siempre es un placer contar con este gran artista cada temporada.

Rocío Pérez Carol García estuvieron excelentes como las perversas hermanastras Clorinda y Tisbe, ambas  excelentes actrices con una gran vis cómica y muy bien cantados sus roles. 

El exclusivo público del estreno disfrutó de una agradable noche de ópera a juzgar por las ovaciones y el entusiasmo recogido. Pero también los miles de telespectadores, que agradecidos al Teatro Real por esta iniciativa que lleva la ópera a todos los hogares españoles, y del mundo a través de internet (ya se encuentra en Youtube y demás páginas de vídeos), que pueden gozar en sus casas del mundo de ensueño del montaje de Herheim y de la gran música de Rossini. Un agradable comienzo de temporada.


Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso.


martes, 21 de septiembre de 2021

Crítica/Review: La Filarmonica de Viena exalta a Gaudí en su Sagrada Familia, con Bruckner (ESP/ENG)

ESPAÑOL

Gracias al turismo y a la fascinación que despierta su arte, el español Antoni Gaudí se ha convertido en sinónimo de Barcelona. Se siente en muchos de sus más emblemáticos lugares, y su Sagrada Familia es la cima de esa expresión artística que inunda la capital catalana. Obra de un genio tan grande como religioso y sencillo, es famosa tanto por su singular riqueza arquitectónica y su única belleza plástica. La Ciudad Condal también se prepara para volver a la normalidad, al esplendor cultural que la caracterizaba antes del Covid-19, y en medio de este paulatino regreso a la normalidad, un evento histórico: la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigida por el gran maestro Christian Thielemann, actuaría en la Sagrada Familia, en un concierto con una obra de encargo, y la majestuosa Sinfonía nº4, la "Romántica", de Anton Bruckner. Tras enterarme de que al parecer, solo un porcentaje pequeño de invitaciones se sortearon entre el público general, me sentí tan parte del público como los millones de televidentes que han podido seguir este concierto el pasado sábado por Televisión Española y otros canales europeos. Y por eso esta crítica que no tenía prevista. Hay que decir que la realización de las cámaras es prodigiosa: durante todo el concierto se alterna a la orquesta con un recorrido por todos los detalles de la catedral, de la luz entrando por sus bellas vidrieras, deslumbrando al Cristo que cuelga en la nave central, alternándose con imágenes de los bosques y paisajes catalanes.

La primera parte del concierto fue el estreno mundial de Elysium, del joven compositor canadiense Samy Moussa, una obra de la que se dice que tiene inspiración bruckneriana. Lo cierto es que la obra empieza con un majestuoso acorde, con intenciones tanto de ser posromántica, como cinematográfica, pero también disonante, un aspecto permanente en esta obra interesante.

La segunda parte fue la más esperada y publicitada: la sinfonía "romántica" de Bruckner. El compositor austríaco y Gaudí, así como sus obras, creadas con un año de diferencia, tienen puntos en común. Ambos comparten nombre. Ambos fueron hombres religiosos y sencillos. Ambos exaltan en sus obras la naturaleza: Gaudí se dedicó en cuerpo y alma a su templo en su etapa naturalista. Bruckner refleja en su sinfonía la belleza, pero también el poder de la naturaleza, desde sus bosques, su tenebrosa noche, y hasta sus cazadores. Dios, y su preciada creación impregnan estas dos obras fusionadas por este concierto. La influencia de Wagner es obvia en Bruckner, quien le admiraba, y llamó romántica a esta obra debido al romance medieval del que se hace eco el genio de Bayreuth. En sus cuatro movimientos, el compositor canta a esa naturaleza, a esa vida rural con la que se fusiona en las pequeñas aldeas y ciudades medievales, que tanto inspiró a los músicos germanos del siglo XIX. 

Pese a la acústica del templo, quizá no la más apropiada para una obra de este calibre, algo que se nota en el empastamiento del sonido de los instrumentos, Thielemann demostró su buen hacer con una orquesta que no solo maneja magistralmente, sino que hace comprender por qué es la que mejor puede canalizar las intenciones del compositor. Desde el primer movimiento, con el bello paisaje de trompa que recrea el amanecer, la orquesta nos introduce en su mundo mágico. Las flautas vienesas seducen con su dulce y evocador sonido. Las cuerdas deslumbran en el poderoso tercer movimiento, el más bello de todos. En el cuarto movimiento, la orquesta se une para lograr una aún más estremecedora versión del mismo (ya de por sí estremecedor). El director de orquesta alemán consigue una interpretación muy en su linea: opulenta, de tempi lentos, pero en una versión romántica y muy germánica, más centrada en transmitir la fuerza de la naturaleza, así como su rotundidad, que en recrearse en la ligereza de los más bucólicos aspectos (que los hay) de la partitura. 

De este modo, Thielemann y la Filarmónica de Viena conquistan España con este concierto, con los catalanes como privilegiados espectadores, en el marco de un proyecto que pretende llevar las sinfonías de Bruckner a grandes catedrales europeas. Para el maestro, pensar en nuestro país le invita a imaginar una catedral. Nada más catedralicio, entonces.

Aquí puede verlo en la web de RTVE.

Y aquí en Youtube.

ENGLISH

Thanks to tourism, and the fascination his artistry raises, the Spanish architect Antoni Gaudí has become a synonym of Barcelona. You can feel it in all its most emblematic places, and his Sagrada Familia temple is the height of that Modernism which spreads all over the Catalan capital. The work of a genius and at the same time a very religious man, it is famous by its singular rich architecture and decoration, as well as its well known aesthetics. The second biggest city in Spain is ready for returning to the normality, and to regain all its former, trendy,  cultural splendor which makes it famous worldwide. A great occasion to shine has been the historical visit of the Vienna Philharmonic Orchestra, conducted by the German maestro Christian Thielemann, in a concert at the Sagrada Familia itself, last Saturday. After noticing that only a small part of the invitations were raffled among general public, I felt myself part of a bigger audience of millions of spectators who followed the event on Television. The telecast was accomplished: realization alternated the images from the orchestra playing with a tour throughout the building, recreating in its most beautiful details, playing with the light, creating beautiful images, and also with landscapes of forests in Catalonia.

The first part of the concert was a commissioned work, Elysium, by the Canadian composer Samy Moussa. A powerful piece, beginning with a Majestic chord, said to have brucknerian influences, with evocation of post-romantic style, as well as an even cinematographic language, but also reaching disonant chords, which became constant in this, on the other hand, interesting work.

The second part was the most awaited and publicited: Anton Bruckner’s 4th Symphony, called “Romantic”. The Austrian composer and Gaudí have too much in common. Both have the same name. Their respective works were created just with one year difference. Both were very pious men. Both praise nature: Gaudí devoted himself to his masterpiece during the  naturalist  stage of his work: and Bruckner portraits the beauty of nature in his symphony, as well as its powerful forests, nights and even hunters. God and his precious creation are present in every aspect of both works, fusioned in this concert. Wagner’s influence is visible in Bruckner, who admired the Bayreuth genius. In the four movements, Bruckner praises that nature sung by medieval romance, which inspired German composers during 19th Century.

Despite the acoustics of the temple (maybe not the most appropriate for this music), which affects the instruments’ sound, making them to sound a bit thick, Thielemann has shown his artistry in front of this orchestra. He not only knows and commands it well, but also makes us to understand why the Vienna Philharmonic is the most suitable orchestra for this composer. His rendition has that style which become typical of him: majestic, with slow tempi, but in a romantic interpretation. It has that Germanic touch more focused on conveying the force of nature more than the lightness of bucolic aspects (which can be found in many moments) in the score. Since the first movement, in which horns depict the dawn, the orchestra introduces us in this magic world. Flutes seduce with their sweet and evocating sound. Strings dazzle in the third movement, the most beautiful one, and give goosebumps in the fourth one, becoming thrilling,  breathtaking.

So, Thielemann and the Wiener have won Spain over with this concert, with the Catalans as privileged spectators, as part of a project aiming to perform Bruckner’s symphonies in major European cathedrals. Indeed, for the maestro to think of Spain involves to imagine a Cathedral. Nothing more suitable, then.

Link to watch the concert on Televisión Española.

Link to watch in Youtube.

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My reviews are not professional and express only my opinions. As a non English native speaker I apologise for any mistake.
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lunes, 13 de septiembre de 2021

Juan Diego Flórez at the Teatro Real: triumph of the Peruvian tenor in the Madrid opening season concert.


I was, like all madrileño operagoers, extremely lucky during this summer. We closed the 2020-2021 Teatro Real season (the Covid-19 one) with a vocal feast like no other: a Tosca featuring biggest opera world stars in its three casts: Anna Netrebko, Sondra Radvanovsky, Luca Salsi, Jonas Kaufmann, Michael Fabiano, Maria Agresta, Joseph Calleja and Carlos Álvarez. I attended the last performance with Netrebko, the very last in the past season. And last night, the very first show of the following one: a recital by the Peruvian tenor Juan Diego Flórez, with the piano accompaniment by Vincenzo Scalera. Flórez is one of the most feted divos in Madrid, a city which he visits almost every year, either in the Teatro Real or in the Auditorio Nacional, always for a concert (sadly, he doesn't sing here a complete opera since Les Pécheurs de Perles in 2013, in whose last performance I was present).

Thanks to the generosity of my beloved mother, who has invited me to this concert which I didn't expect to attend, I could have seen live this tenor after eight years. This review is dedicated to her.



This was the program of the concert:

Part One

Franz Schubert :"An Sylvia", "An die Musik", "Serenade"
Vincenzo Bellini: "Malinconia", "Per pietà, bell'idol mio", "La ricordanza"
Gioachino Rossini : Dans sibérienne, piece for piano n.12, de Péchés de vieillesse (piano solo), “Deh! Tu m’assisti amore”, from Il signor Bruschino  and “La speranza più soave” from  Semiramide.
 
Part Two

Paolo Tosti : "Sogno", "Seconda mattinata", "Aprile"
Gaetano Donizetti: "Inosservato penetrava... Angelo casto e bel", from Il Duca d'Alba
Vincenzo Bellini: Largo e tema in fa minora (piano solo)
Giuseppe Verdi: "Je veux encore entendre ta voix", from Jerusalem
Giacomo Puccini: “Torna ai felici dì”, from Le Villi

Encores

Salvatore Cardillo: Core 'ngrato
A medley of Chabuca Granda's songs : Fina Estampa, La Flor de la Canela y otras
Tomás Méndez: Cucurrucucú Paloma
Jules Massenet: "Pourquoi me réveiller" from Werther.
Giuseppe Verdi: "La Donna è mobile" from Rigoletto
Giacomo Puccini: "Nessun Dorma" from Turandot
Gaetano Donizetti: "Una furtiva lagrima" from L'Elisir d'Amore

Flórez is exploring new repertoires, and this eclectic concert is a proof. The program began with three beautiful Schubert lieder, being the beautiful An Sylvia the first one. He sang it well but he seemed a bit shy, as the voice started to warm up. Serenade, the third one, was more suitable to his graceful voice. The next three Bellini songs were better sung, specially in La Ricordanza, in which the rhythm and style were commanded. However, the real thing began with the selected arias from the repertoire he was born to sing, the one in he is still in the throne: Rossini. Two great arias were selected from the Pesaro genius' catalogue. The first one was “Deh! Tu m’assisti amore”, from Il signor Bruschino, in which he sang exquisitely, with his usual beautiful technique, style and the voice at its peak. Idreno's aria "La Speranza più soave" is an authentic firework aria, in which colorature becomes more and more difficult as the piece goes by. Flórez, a great interpreter of the role, has sung this scene with passion, commanding the coloratura, phrasing, the amazing legato he has in this piece, as well as the final high notes.


The second part started with three songs by the marvellous Francesco Paolo Tosti, sung in a romantic, sensitive way. Then, he returned to opera with the great aria "Angelo Casto e Bel" from Il duca d'Alba, which was sung with the voice plentiful of beautiful tones. Then, it came the air from Verdi's French opera Jérusalem,  "Je veux encore entendre ta voix", which is the Italian version of the famed "La mia Letizia Infondere" from I Lombardi alla Prima crociata. Flórez's French diction and pronounciation is always seductive, charming, fitting into his aristocratic voice, giving a fresh air to his singing. In this case, all those qualities have found, however, some trouble, with a bit opened notes in words like "espoir", but anyway compensated with the spectacular final high notes, well projected into the hall. The official program finished with the aria "Torna ai felici di" from Puccini's Le Villi, beautifully song, even when the tessitura was a bit high for his voice.


In addition, he gave seven encores, so we could think of them as an actual third part of the program, for which he seemed to have reserved, being the best part of the concert alongside the Rossini arias. And as usual in his concerts, the first three songs were accompanied by himself playing the guitar. He started with a napolitan song, Core 'ngrato, which he sang tenderly. Then, he came with a medley of songs of Chabuca Granda, the noted Peruvian singer, from which "Fina Estampa" and the world-famed song "La Flor de la Canela" were recognisable. Flórez's graceful, elegant, delightful tenor voice is suitable for Peruvian waltzes, which he sang beautifully, and closing, as usual, with the amazing high note in "del puente a la alameda". After that, he told the audience that despite many people in his recitals could be fed up with the next song, he had to sing it. The concerned song was the famous Mexican song "Cucurrucucú Paloma", in which in the line "qué van a saber de amores" he made a beautfiful, but extended pianissimo, which even made the audience to laugh. 

After the Guitar session, Scalera returned to the piano, and they gave the final four encores, all of them glorious. First, with "Pourquoi me réveiller" from Massenet's Werther, beautifully sung, in an elegiac tone, conveying the pathos of the scene, one of his signature roles in recent years. Then, came "La Donna è mobile", in which both artists kidded with the first notes, stating that they hadn't "still" decided which one to play. When the initial chords started, the audience applauded enthusiastically. He sings very well this aria, totally confident and joyous, even when the Duke of Mantua was one of the  most controversial roles in his career. Then, came the famous "Nessun Dorma", which he has sung successfully in concerts, closing with round, nice, spectacular high notes which could be heard throughout the hall and earned him a long, strong ovation.  The actual closing piece of the concert was one of his classics: Donizetti's "Una Furtiva Lagrima", singing his usual poetic, youthful and melancholic rendition, finishing it with a moving version of the final line "Si può morir d'amor".

Scalera showed his good work as accompanying pianist, being one of the most important after decades playing with the greatest ones. He started with an intimist, tender rendition of the three first Schubert lieder. In the operatic arias he displayed a brilliant, beautiful sound, with theatrical sense. In the "Il signor Bruschino" aria it was just shining, very rossinian. He also played a delightful rendition of the introduction to the aria from "Il Duca d'Alba", even Flórez appeared shortly before his entrance, leaving Scalera to set the audience into the dramatic athmosphere of the aria. In his solo pieces he was simply magnificent, with a vivid version of the Rossini's Siberian Dance and a melancholic, enchanting one in Bellini's Largo in F major.


With the tickets completely sold-out, a full Teatro Real (as long as the capacity limitation allows, something which could end soon if the Madrid government approves to permit theatres to open with 100% seat capacity) awarded Flórez with long, intense ovations. Many Peruvians were seen among the audience, eager to see their feted countryman. The Peruvian tenor has opened the new operatic season in Madrid with a beautiful concert, and showing he still can give us lots of great singing nights like this one.

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Juan Diego Flórez en el Teatro Real: triunfal inicio de temporada con un gran recital del tenor peruano.


He tenido el raro honor de cerrar y abrir temporada en el Teatro Real: la última función de las gloriosas Toscas, con una estupenda Anna Netrebko, el pasado julio y ahora el primer concierto del ciclo de grandes voces, con la primera actuación de la temporada 2021-2022, a cargo del gran tenor peruano Juan Diego Flórez, junto al pianista Vincenzo Scalera. Flórez es uno de los divos más queridos en Madrid, ciudad que visita casi cada año para dar un recital, si bien hace ocho años que no canta una ópera entera en el Teatro Real, cuando vino con Los Pescadores de Perlas en 2013, en concierto.

Gracias a la generosidad de mi amada madre, quien me invitó a ir a este concierto ,con el que no contaba con ir debido a lo muy rápido que vuelan las entradas y lo caro que es; he podido ver a mi compatriota después de ocho años, precisamente desde esos Pescadores. A ella está dedicada esta crítica.



El programa del concierto fue el siguiente:

Primera parte

Franz Schubert :"An Sylvia", "An die Musik", "Serenade"
Vincenzo Bellini: "Malinconia", "Per pietà, bell'idol mio", "La ricordanza"
Gioachino Rossini : Dans sibérienne, piece for piano n.12, de Péchés de vieillesse (piano solo), “Deh! Tu m’assisti amore”, de Il signor Bruschino y“La speranza più soave” de Semiramide.
 
Segunda parte

Paolo Tosti : "Sogno", "Seconda mattinata", "Aprile"
Gaetano Donizetti: "Inosservato penetrava... Angelo casto e bel", de Il Duca d'Alba
Vincenzo Bellini: Largo e tema in fa minora (piano solo)
Giuseppe Verdi: "Je veux encore entendre ta voix", de Jerusalem
Giacomo Puccini: “Torna ai felici dì”, de Le Villi

Bises

Salvatore Cardillo: Core 'ngrato
Popurrí de Canciones de Chabuca Granda: Fina Estampa, La Flor de la Canela y otras
Tomás Méndez: Cucurrucucú Paloma
Jules Massenet: "Pourquoi me réveiller"  de Werther.
Giuseppe Verdi: "La Donna è mobile" de Rigoletto
Giacomo Puccini: "Nessun Dorma" de Turandot
Gaetano Donizetti: "Una furtiva lagrima" de L'Elisir d'Amore

Flórez lleva experimentando nuevos repertorios en los últimos años, y este ecléctico recital es prueba de ello. El programa comenzó con tres lieder de Schubert, algo novedoso pues raramente el tenor peruano canta en alemán. El primero fue la bellísima An Sylvia, en la que cantó  bien: la voz intentaba acomodarse al estilo germánico, cerebral e íntimo del lied, pero igualmente se le veía contenido, quizá por encontrarse fuera de estilo. A medida que iba avanzando la voz iba entrando en calor, hasta que llegó a Serenade,  que se ajustaba a su voz gallarda. Más desenvuelto se encontraba en las canciones de Bellini, cuyo ritmo y estilo sin duda manejaba mejor, especialmente con los agudos y la coloratura en La Ricordanza. La primera parte del concierto lo cerró con lo que está considerado como "lo suyo", el repertorio en el que no tiene rival: Rossini. Empezó con Deh! Tu m’assisti amore de "Il signor Bruschino", que cantó a pleno rendimiento y con la voz segura, con su habitual y exquisito canto y técnica, en una bella interpretación. Le siguió la complicada aria La Speranza più soave de la no menos terrible "Semiramide". Esta pieza es todo un festín pirotécnico vocal. Y Flórez la sigue abordando con pasión, dominando la coloratura (cada vez más endiablada a medida que el aria avanza), el fraseo, el asombroso legato y los agudos, especialmente el final que se dejó oír en la sala. 


La segunda parte comenzó con tres canciones del gran Tosti, que abordó de forma sensible, aunque eran para entrar en calor. Después vino la bella y tremendamente complicada aria de Il Duca d'Alba Angelo Casto e bel, que cantó muy bien, con la voz plena. El concierto oficialmente se cerró con repertorio pesado, el aria del Jérusalem verdiano, la versión francesa de la conocida aria La mia Letizia infondere de su versión italiana "I Lombardi alla prima Crocciata". La dicción francesa de Flórez resulta ser buena, incluso acomodándose bien a sus interpretaciones en este idioma, que resultan frescas, elegantes, seductoras. No obstante, la dificultad se asoma con alguna nota abierta, especialmente en la palabra "espoir", pero que supo compensar con creces con los bellísimos (aunque alguno esforzado) sobreagudos finales, que proyectó maravillosamente, siendo característicos de este tenor. Y por último, el aria pucciniana  "Torna ai felici di" de Le Villi, que pese a estar bien cantada y soltar dos agudos potentes, parecía que le costaba, y a la voz le suponía un esfuerzo añadido. 

La ronda de bises, que por su cantidad podría ser considerada como la tercera parte del concierto, en la que se escuchó lo mejor de la noche, si exceptuamos o les unimos los fragmentos rossinianos, donde lo dio todo y para lo que podría pensarse que se reservó. Y como ya viene siendo habitual en sus recitales, en algunos de ellos (los tres primeros) salió a interpretarlos acompañado de guitarra, tocada por él mismo mientras cantaba. El primero fue la napolitana Core 'ngrato que abordó tiernamente. Después anunció que durante el entreacto estuvo preparándose una canción de Chabuca Granda, pero debido a que la letra era extensa, optó por hacer un popurrí (medley fue la palabra que usó) de canciones de la gran cantautora peruana, de los que reconocí Fina Estampa y la universalmente célebre La Flor de la Canela. La voz, tanto por tamaño, como por emisión y por su timbre galante, aristocrático, se acomoda en el vals peruano, el cuañ canta con gusto, y cerrando la parte con el habitual gran agudo en la frase final "del puente a la Alameda", que fue respondida por el público con una gran ovación. La tercera propina, según advirtió el propio Flórez, podría tener más que harto al respetable de tantas veces que la ha cantado, pero admitió que se sentía en la necesidad de hacerlo. Se trataba de la famosa ranchera Cucurrrucucú Paloma, en la que en la frase "qué van a saber de amores" acometió un pianissimo prolongado, tanto, que terminó por reír al público. 



Tras la sesión con guitarra, volvería el pianista Scalera, para acometer la famosa Pourquoi me réveiller del Werther massenetiano, rol que ha cantado en diferentes teatros. No puedo decir cómo abordaría el rol entero, pero desde luego el aria lo cantó con una gran pasión, de forma exquisita y al mismo tiempo elegíaca, transmitiendo el patetismo del personaje, con el consabido gran agudo en la penúltima frase, homónima del aria, para cerrarla con un "O souffle du printemps?" cargado de patetismo. Siguió con la famosa La Donna è mobile, donde al principio amagaban con las notas, bromeando con que no habían decidido todavía, pero al empezar a arrancar el aria el público estalló en aplausos. Un rol controversial en su carrera, el Duque de Mantua no es de base el más idóneo a su tesitura, pero consigue sacar adelante el aria. E igualmente con el Nessun Dorma, en la que está fuera de estilo: tampoco podría con el rol de Calaf completo, pero al menos el aria puede resultarle en concierto, como fue el caso, pese a que en algún momento se pudo ver en apuros, como en la línea "Dilegua o notte, tramontate stelle". No obstante, con el prolongado, espectacular agudo final en la celebérrima palabra final "Vincerò", se metió al público en el bolsillo, premiándole este con una igualmente prolongada ovación. Finalmente, el concierto se cerró de verdad con uno de sus clásicos: Una Furtiva Lagrima, del Elisir que tantos éxitos le ha supuesto en su carrera, y que cantó tan deliciosamente como siempre, demostrando que la conoce y la domina perfectamente, con ese timbre tan juvenil, esa proyección aquí inmensa, y cerrándola con unos "Si può morir, Si può morir d'amor" conmovedores.

Scalera demostró su buen hacer como pianista acompañante, siendo uno de los más prestigiosos en su gremio. Durante las canciones schubertianas el piano sonó con brillantez liederística, y de haber acompañado a un cantante más experimentado en ese campo, habría sido aún más memorable, desde el intimismo y la alegría en An Sylvia hasta la elegancia en Serenade. En las introducciones a las arias de Rossini y Donizetti logró recrear un ambiente operístico, igualmente brillante, en las que se podía sentir una tensión teatral, algo a lo que contribuyó Flórez cuando apareció poco antes de su entrada en el aria de Il Duca d'Alba, dejando que el maestro Scalera fuera metiendo al público en situación. Uno de sus mejores momentos fue sin duda en Il Signor Bruschino, donde obtuvo un sonido resplandeciente, con un pulso muy rossiniano, ágil y bello. En sus dos momentos de lucimiento en solitario, estuvo simplemente magnífico, abordando la Danza siberiana de Rossini como si fuera una tarantella. Pero fue en el Largo de Bellini en Fa menor donde alcanzó su mejor momento, en una interpretación cargada de belleza y melancolía.


Un Teatro Real con todas las localidades vendidas y el  aforo lleno dentro de lo que permiten las limitaciones, algo que podría acabar si el gobierno madrileño aprueba finalmente volver a los aforos en cines y teatros al 100%, premió generosamente al tenor con fuertes aplausos y ovaciones. La ronda de bises fue simplemente el delirio, con los espectadores en éxtasis, y con una prolongada, calurosa ovación después de cada propina.  Además, podía verse a muchos peruanos entre el público, con visibles ganas de ver a su paisano. Flórez abre la nueva temporada del Teatro Real demostrando por qué es tan admirado en la capital española, y dejando claro que aún es capaz de seguir regalándonos noches de belleza como esta.

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jueves, 9 de septiembre de 2021

Bayreuth at Riga Opera: Andris Nelsons makes history with a superb concert taking the festival to his country.


This year has been as difficult as previous one. At least for major opera companies, which at last are able to reprisetheir activities now, after one year and a half closed. Bayreuth was among them, and after a triumphal return last July with a radical version of Der Fliegende Holländer. The 2021 Festival was closed with two concerts by the famous Latvian conductor Andris Nelsons, who conducted a magnicent Lohengrin (the famous rat one) between 2010 and 2014. Bayreuth don't usually goes in tour once the festival is ended, and when it did, there were historical events like the 1955 and 2012 tours to Barcelona, Spain. But after the last closing concert, the Festival went on tour to different cities: Essen, Cologne, Paris, and finally Riga, Latvia's capital and Nelsons' homeland, where it offered two concerts in the "Riga Jurmala" music festival.

The program used for this tour, was unlike past tours when complete operas were performed, was the same of the concerts at Bayreuth: selections from Richard Wagner's operas Lohengrin, Parsifal, Walküre (including complete Act One) and Götterdämmerung. Latvian Radio and Television covered the event, with the latter filming the concert of September 3, and telecasting it the following day. Thanks to a friend's VPN, we could watch the concert on his television.
Here is the program for September 3:

LOHENGRIN: Prelude, tenor arias Höchstes Vertraun, In Fernem Land and Mein Lieber Schwan.
PARSIFAL: Prelude, aria Amfortas die Wunde, Good Friday Spell, Nur eine Waffe Taugt.
WALKÜRE: Ride of Walkyries.
GÖTTERDÄMMERUNG: Siegfried's Journey through Rhine, Funeral March, Brünnhilde's Inmolation.
As encore, the Orchestra played Act 3 Prelude to Lohengrin.


The beautiful and luxurious building of the Riga Opera, where Wagner himself worked as principal conductor between 1837 and 1839, hosted the event, with almost full capacity, judging by the photos and the telecast (The website mentioned proof of vaccination was required, but some seats empty each 2 occupied could be seen sometimes). 

In my very personal opinion, Wagner's music only can be felt in all its powerful extension in an operatic performance. However, the symphonic pieces in which the overtures and musical interludes of his operas become when played in concerts, also show the composer's ability to create descriptive, trascendental music which can also be enjoyed by those not very familiar with his complete operas. Nelsons gave splendid renditions with the orchestra, as was expected. The instruments have a beautiful, powerful sound and skilled performances could be heard. Strings are shining, electrifying. Brass section is incredibly majestic. Nelsons' rendition is dramatic, passionate, and also very symphonic. 

The Lohengrin overture had the strings sounding heavenly, with a slow and mystical tempo, recreating the celestial aura of the swan knight. In the Parsifal prelude, Nelsons' tempi made the orchestra to sound majestical, with the bassos producing an astonishing rendition of their tremolo, with the brass section really splendid, both trumpets, flutes and clarinets. The same level was in the Good Friday Music. In the second part, the orchestra gave an energical, apotheosic rendition of the Ride of Walkyries, in which the Nelsons' baton played it spectacularly, as if there was . The Götterdämmerung excerpts were at the same level, in which Brass and orchestrahad their most brilliant moments, with the strings playing a divine, vivid, mysterious, descripting version of the introduction (recreating Dawn) of Siegfried's Journey, turning to play a vivid, joyful rendition of the travel passage, with a mention of the charming glockenspiel. The Funeral March was kind of solemn, and tragical, with the orchestra playing their best rendition of the night, alongside the Lohengrin prelude. Brass and Percussion fusioned in a majestic, egregious, powerful sound, reminding classical renditions like Solti's Ring, even when it went a bit fast in the climatic central leitmotive. The Finale was also beautiful, lyrical, epic, with the strings playing beautifully, with the delicious sound of the woodwind section closing. The concert was closed with Lohengrin's Act 3 prelude, with a rich sound from brass and strings, the latter one very passionate.


Klaus Florian Vogt was the tenor for the singing excerpts from Lohengrin and Parsifal. Vogt's voice sounds beautiful, brilliant, even more than usual, aiming to sound heroical in some high notes, projected a bit like being thrown. In the Lohengrin excerpts he sang marvellously, powerfully (he hasn't to cope with the complete opera, so his voice is fresher). This is his signature Wagner role, and he is devoted in these excerpts. The Höchstes Vertraun was nice, charming, seducting. The famous aria "In Fernem Land" was ethereal, pristine, and he sings in a beautiful pianissimo in words like "Taube", recreating the angelical side of his character. Despite the beauty, here the highest notes are well sung, but here lacking a bit of heroicity. His is a lyrical Lohengrin, more a celestial creature than a brave, comic-like hero. In the "Mein Lieber schwan" he returns to he beautiful piano in the word "befreit", and closed the aria with the voice at its peak. Not the same in the Parsifal arias, however, with the "Amfortas, die wunde" surpassing him, even with volume. His Parsifal wasn't here not as expressive as his Lohengrin. He finished his part singing the final scene "Nur eine waffe taugt", with some beautiful singing regained.

Christine Goerke sang only the Brünnhilde's Inmolation from Götterdämmerung. Hers is an impressive voice, specially in her great low register, very beautiful, and with a dramatic, rounding, dark tone. The high register and notes, sound sometimes nasal. Diction was, however, very good and she gives her concert performance a sense of theater, even she puts herself a ring in some moment of the scene. Her big voice is conveyed with a firm singing.



The following day, September 4, Latvian Radio broadcasted the second concert with a superb Act 1 from Walküre, in which the orchestra gave an unforgettable rendition of the prelude, violent, stormy, reminding the violence and energy of Georg Solti in his legendary recording of the Ring. Vogt sounded again brilliant and lyrical, with a powerful projection, but sometimes troubled in the high notes at the finale. Goerke showed again her superb low register in Der Männer Sippe, but compared to her impressive Brünnhilde, her Sieglinde has a touch of matron-like sound, at least in this occasion. They were joined by Günter Groissböck, who did a well-sung Hunding, but not as dark and ominous as the role requires. Groissböck left the Walküre production at Bayreuth this year, and didn't sing in the closing concerts the Finale from Walküre originally scheduled. Surprisingly, he did it in Riga, in a sensitive, tender and elegiac rendition of the Magic Fire music. The second concert ended with the Ride of Walkyries as an encore.

It is blessing to have TWO telecasts featuring Bayreuth Festival company, because millions of people can attend such a demanded event, with tickets sold out in few minutes and a years-waiting list for get them. In addition, we can see the orchestra, one of the best in the world, constitued by the most skilled German musicians, playing the marvellous music in which they are absolute reference. And we can consider Nelsons' conducting of one of the best referential in Wagner's work today. He did make history in his country with an orchestra he knows well, delighting Latvians, as well as many listeners worldwide.

Here you can listen to the concert of September 3 at Latvian Radio, and here the link to listen the concert of September 4. You have to look the 19.00 hours space, with the names of Nelsons, Bayreuth names. Then, just click "Klausīties" to start listening.


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