lunes, 5 de octubre de 2020

La Vida Breve en el Teatro de la Zarzuela: vuelve la lírica al teatro de Jovellanos.


Empieza, tras un largo cierre desde marzo debido al Covid-19 y sus devastadores efectos, una nueva temporada lírica en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. La última vez que bajó el telón fue con la juvenil versión de Agua, Azucarillos y Aguardiente por el Proyecto Zarza, aún en la antigua normalidad. En ese momento, cuando la histeria y el encierro por el Coronavirus estaban a punto de abrirse paso en la capital en la semana siguiente después de esa última función, nadie se podía imaginar que el Teatro de la Zarzuela tardaría tantos meses en volver a abrirse al público. Por eso este inicio de temporada está siendo tan especial, como la histórica reapertura del Teatro Real en julio con La Traviata. Y el joven y castizo Madrid de Zarza en marzo ha cedido el paso a la Granada representada por el programa doble que abre esta temporada con representaciones de La Tempranica y La Vida Breve. Debido a la nueva situación de segunda ola de la pandemia en la que nos encontramos, y que todo Madrid está ya  confinado, el teatro ha decidido no representar juntas estas obras sino cada una individualmente, de forma que un día hay funciones de un título y al día siguiente, del otro. 

Desde el inicio de la función nos encontramos con un protocolo de seguridad que se cumple, aunque no tan estricto como en el Real, aunque con separación de los asientos cada dos aproximadamente, y cubiertos con cintas los no disponibles. No obstante, y sumado al confinamiento de la ciudad, la sala se encontraba ocupada prácticamente a menos de la mitad. Al final de la función se sale escalonadamente para evitar aglomeraciones.

Así las cosas, la función del día 4 correspondía a La Vida Breve, del gran Manuel de Falla. Con esta obra cuya duración hace honor a su título, el maestro retrata bajo una atmósfera de orquestación colorida, opulenta, wagneriana, verista y granadina al mismo tiempo, la historia de una joven gitana cuyo desengaño amoroso le cuesta la vida. En poco más de una hora, pasamos del folclorismo y la rusticidad del primer acto, al colorido y la opulencia del segundo. Heredera de Cavalleria Rusticana en el tema de una mujer engañada por su amado, y con gran presencia del coro en sus inicios, también muestra influencias de Tristán e Isolda: la voz de tenor de la fragua recuerda al marinero del primer acto. 

  

En una producción de Giancarlo Del Monaco, procedente del Palau de Les Arts, y adaptada a la nueva situación, vuelve al escenario madrileño esta genial obra después de ocho años. Esta minimalista producción reduce la obra a la tragedia de la pobre Salud, cuya fragilidad se derrumba cuando su único amor, que se ha llevado su honra (algo tan importante en su entorno) y sus ganas de vivir, la abandona. De hecho, la muerte es algo que está presente en toda la obra, y Del Monaco lo manifiesta en un escenario único de intenso color rojo, que destaca este aspecto. Sentimos la muerte, el destino de salud desde que se levanta el telón. Este escenario se ampliará y reducirá de acuerdo a lo que pide la obra, aumentando la intensidad de las escenas.

La obra empieza con un montón de sillas apiñado a un lado del escenario. Salud, sentada en una de ellas, sufre, jadea, se angustia desde el inicio mismo de la música, con esas canciones desde la fragua que sarcásticamente cantan la situación de pobreza del pueblo. Este amor apasionado, letal (hoy en día se le llamaría relación tóxica) que tiene a la pobre Salud en un estado de psicosis y ansiedad que solo se calman cuando su amado Paco llega; deja claro que solo cabe un desenlace trágico. Ya desde la primera aria, cuando se habla de la fragilidad de un pajarillo y de una flor, es una declaración de intenciones. Por eso vemos a la protagonista estremecerse con los cantos del coro hasta que llega su amado. El dúo con Paco es el momento más estremecedor e importante del montaje:  llega vestido deterrateniente, pero no vemos a un joven de falsa apariencia elegante, sino a un libidinoso seductor cuya intención es aprovecharse de Salud para luego dejarla tirada.  Es evidente que ha habido una relación sexual entre los amantes, algo decisivo para el vínculo insano que establece Salud, pero este montaje lo eleva hacia lo gráfico, lo que resulta potente y revelador, porque asistimos a la pérdida de su virginidad. Mientras el dúo tiene lugar, la joven se acaricia absolutamente todo el cuerpo, sensualmente, mientras él lo mira todo, para luego sacar de su entrepierna un pañuelo ensangrentado, el símbolo de prueba de virginidad para los gitanos. Aunque no termina ahí, ya que Paco se lleva ese pañuelo hacia el fondo del escenario, mientras ella intenta alcanzarlo. 

El segundo acto, la fiesta de bodas de Paco y Carmela, muestra a los invitados, bailarines y coro, en esta ocasión ha sido reducido el número de artistas por las razones sanitarias que conocemos. El cantaor aparece en una cruz, con un guitarrista y un nazareno. Los bailarines son solo tres parejas. Salud está presente, y cuando canta su segundo y desgarrador monólogo lo hace mientras están detenidos los demás. En la escena final, Salud se suicida clavándose un cuchillo que pone en las manos de Paco. 

La orquesta también ha sufrido las consecuencias de esta situación, ya que la opulenta orquesta que la partitura requiere se ha reducido a una veintena de músicos, separados por distancia de seguridad y con mamparas. Pese a que el maestro Miguel Ángel Gómez-Martínez, quien consiguió el permiso de los herederos de Falla para la ocasión, dirigió maravillosamente, la obra se quedaba deslucida con esta necesaria reducción. Es cierto que las escenas más íntimas o profundas quedaron bien resueltas, como en el primer acto, pero no así en la riqueza del segundo, aquí falto de esa energía que le da la orquesta al completo a las danzas y las escenas de desesperación de Salud. El Coro estuvo a un excelente nivel, pese a estar reducido en escena, pero dejándonos un potente interludio.

             

Ainhoa Arteta interpretó a Salud, siendo el principal reclamo de la función, y cumpliendo las expectativas. La voz atraviesa una madurez conveniente a esta obra, que la dota de un timbre dramático ideal. En el acto segundo alcanzó sin duda su plenitud, con una memorable interpretación del aria "Allí está, riyendo junto a esa mujer", haciendo gala de unos estupendos agudos, pero también de unos pianísimos en todo el acto, así como de unos graves desgarradores. Y esos pianísimos volvió a usarlos en su escena final. A nivel interpretativo, dentro de un montaje extremo para su personaje, también estremeció con su actuación, sufriente, siempre al límite. Aún siendo esta una obra para lucimiento de la soprano, Arteta hizo suya la representación de forma incontestable.

Jorge de León, quien aparece en el vídeo de esta producción en Valencia, aparece con la voz cada vez más abaritonada, pero aún con el impresionante agudo que le caracteriza. Su Paco es realmente varonil, al que se le ven las intenciones nada más verle, representando una versión cruda del personaje. Incluso al final, cuando se ve acorralado, no trasmite que sea una total derrota. Gran caracterización la del tenor canario.

Ciertamente, el resto del reparto ha estado también a un nivel supremo, con las impresionantes voces del bajo Rubén Amoretti como el tío Sarvaor y del barítono Gerardo Bullón como Manuel, ambas con un volumen, una dicción y una presencia escénica imponentes. María Luisa Corbacho tiene una voz enorme en el rol de la abuela, si bien evolucionó desde un inicio un tanto nasal hasta llegar a un convincente segundo acto, con un interesante timbre. Jesús Méndez como el cantaor estuvo correcto, digno, y también hay que mencionar a Gustavo Peña, con una bella, heroica interpretación de la voz de la fragua.

Ha sido emocionante ver de nuevo ópera escenificada en el Teatro de la Zarzuela. Nuestro género, que está en decadencia, no ha podido tener mejor regreso que con una zarzuela recuperada y con la que es posiblemente la más representada y popular de las óperas españolas. Teniendo en cuenta la que está cayendo, es un regalo sentir la magia de la música de Falla en vivo en este momento.

Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.
 

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