martes, 14 de diciembre de 2021

El ruiseñor latino conquista el género: memorable debut de Lisette Oropesa en el Teatro de la Zarzuela.


Los ciclos de conciertos del Teatro de la Zarzuela siguen sorprendiendo al público de Madrid por la enorme calidad de su programación, en la que estrellas internacionales de la ópera siguen acercándose a nuestro género. Si la temporada pasada, tuvimos, entre muchos, dos memorables conciertos a cargo de Saioa Hernández y Sonya Yoncheva, ahora es el turno de Lisette Oropesa, la soprano de coloratura del momento; acompañada del pianista Rubén Fernández Aguirre

Esta soprano estadounidense tiene una legión de admiradores en Madrid. Ellos la consagraron con su genial Lucia di Lammermoor en 2018, junto a Javier Camarena, y el año pasado lograron que "bisara" en una de las funciones de aquellas históricas Traviatas después del gran confinamiento, al cantar la segunda estrofa del Addio del Passato. De ahí que cuando se anunciase este concierto, su debut en este teatro, automáticamente se convirtiera en uno de los eventos más esperados de la temporada. Y más aún cuando se anunció el programa del mismo. Oropesa tiene orígenes cubanos, y eso se hace notar si se examina un poco la temática del programa.

PRIMERA PARTE

FRANCISCO ASENJO BARBIERI (1823-1894) - Salida: «Como nací en la calle de la Paloma», El barberillo de Lavapiés (1874)

MANUEL DE FALLA (1876-1946) - Siete canciones populares españolas (1914)

ASTOR PIAZZOLLA (1921-1992) -Verano porteño (1965)

JOAQUÍN NIN (1879-1949)
Cantos populares españoles (1923-1924) Montañesa, Tonada del Conde Sol

JORGE ANKERMANN (1877-1941) -Habanera: «Flor de Yumurí», Bocetos de Cuba (1931)

PABLO SOROZÁBAL (1897-1988) - Canción: «En un país de fábula», La tabernera del puerto (1936)

SEGUNDA PARTE

ERNESTO LECUONA (1895-1963) -Romanza: «Mulata infeliz», María la O (1930)

JOAQUÍN RODRIGO (1901-1999) - Cuatro madrigales amatorios (1947)

EMILIO ARRIETA (1821-1894) - Suite para piano sobre temas de «Marina» (1)

MANUEL PENELLA (1880-1939) - Plegaria e invocación: «¡Bendita cruz…!», Don Gil de Alcalá 

GONZALO ROIG (1890-1970) - Salida: «¡Yo soy Cecilia!», Cecilia Valdés (1932)

(1) Arreglo de Carlos Imaz (Bilbao, 1972)

Propinas : 
"Tú", Habanera cubana de Eduardo y Fernando Sánchez de Fuentes.
"Al pensar en el dueño de mis amores", Carceleras, de Las hijas de Zebedeo, de Ruperto Chapí.
"Un pobre nido" de El Húsar de la Guardia, de Amadeo Vives.


Y ciertamente, el recital ha sido una exhibición de todos los medios vocales, virtuosismos y técnica de los que Lisette Oropesa es capaz de hacer hoy en día. Y se atrevió con un programa no solo ajustado a su tesitura, sino que el mismo le permitió lucirse, pese a algun que otro ensanchamiento de la voz, especialmente por arriba, que en unas pocas ocasiones acusaba un poco de vibrato. Al éxito del programa, además de sus medios, su simpatía (que mencionaremos al final), se suma el hecho de que Oropesa es hispanoparlante, lo que facilita la dicción y la comprensión del texto, algo que no tienen otras artistas extranjeras.

Realizó su entrada en el escenario con un deslumbrante vestido fucsia oscuro con manchas negras, como una elegante flamenca, y con unas joyas que brillaban en toda la sala. Para ir entrando en calor empezó con la romanza de El Barberillo de Lavapiés, que cantó muy bien, aunque la voz empezó a dar muestras de plenitud ya desde las canciones populares de Falla, y tal parece que el entusiasmo del público, o la falta de conocimiento del número de canciones, hizo que aplaudieran después de cada una. Ya aquí Oropesa empezó a demostrar que dominaba el estilo, tan andaluz, tan cercano al flamenco, una dicción tan ajustada a la pieza, especialmente en los acentos. Ya en la Nana dio unos agudos ascendentes que dieron a la interpretación un toque de belleza y de misterio. Sin embargo, cuando empezó a abordar las canciones de Joaquín Nin parecía otra: con la voz ya en plena forma, cantó una bella y entregadísima versión de Montañesa. Siguió deslumbrante en la Habanera "Flor de Yumurí" de Ankermann, donde dio un precioso agudo final que deslumbró al público. Ya se anticipaba que el final de esta parte, con la famosa "En un País de Fábula" de La Tabernera del Puerto iba a ser espectacular, y así fue: su dominio de la coloratura, del legato y de terminar con prístinos sobreagudos, como el magnífico que dio al final. 

La segunda parte,  empezó con una tierna versión de "Mulata Infeliz", de María la O, que cantó con una exquisitez y una entrega que hicieron del momento uno de los mejores de la noche, con unos agudos aún más espléndidos que en la primera parte. Para esta segunda mitad, la soprano se cambió de vestido, un bello conjunto azul. Y desde este momento, la voz de Oropesa se elevó a un brillo aún mayor que el anterior. En los madrigales de Joaquín Rodrigo mostró un canto más oscuro, algo más elegíaco, pero igualmente bello, en la profunda Vos me matasteis, para elevarse a la zona más aguda, con risas cantadas, en De donde venís, amore? Esta parte se cerró con dos auténticas joyas, donde la soprano alcanzó su cénit vocal, y donde sedujo al público, empezando con una memorable versión de "Bendita Cruz". El programa oficial terminó con un famoso número con el que se esperaba, y así ocurrió, que el teatro se viniera abajo: "Yo soy Cecilia", la entrada de la protagonista que da nombre a la zarzuela Cecilia Valdés. Como si la sangre cubana que corre por sus venas fuese decisiva para la interpretación, la soprano acometió la romanza con agilidad, dominio del ritmo cubano, un canto brillante y excelentes sobreagudos como el final con el que cierra el número, además de bailar animadamente como si fuese una representación. 


Tres fueron las propinas: la famosa habanera "Tú", las famosas Carceleras de Las Hijas del Zebedeo, que cantó alternando unos fabulosos y de nuevo prístinos agudos, con unos excelentes graves, dominando los rapidísimos tempos y la coloratura de agilidad que demanda la romanza. El concierto terminó de verdad con la romanza "Un pobre nido" de El Húsar de la Guardia, donde curiosamente la protagonista comparte nombre con la soprano: Lisette. Con este número, Oropesa se despidió con una entregada interpretación plagada de deslumbrantes agudos y derrochando estilo y entusiasmo. 

Fernández Aguirre fue, como es habitual en los conciertos de este teatro, un excelente pianista acompañante, con una interpretación no solo con un sonido precioso, sino también hechizante. En las canciones de Falla logró recrear una ambientación tan folclórica como íntima, pero donde, al igual que Oropesa, brilló fue en la canción "Montañesa" de Nin, donde logró una interpretación romántica, seductora, envolvente. Tuvo dos momentos de lucimiento: el tango Verano Porteño de Astor Piazzola, y el popurrí de temas de la Marina de Arrieta, de Carlos Imaz, que interpretó muy viva y musicalmente, con un estilo de nuevo tan romántico, como festivo, muy español. En la propina final incluso hizo los coros a Oropesa.

Oropesa no solo se ganó al público con su sobrado talento, sino también con su simpatía, esa sonrisa constante, unas encantadoras risas en algunos de los números, mostrándose agradecida y entusiasmada por su debut en el Teatro de la Zarzuela. Mostró su apoyo a la causa de convertir el género en patrimonio de la humanidad, e incluso se permitió contar un chiste antes de empezar las propinas. Y esto terminó de conquistar al público, que le gritó alabanzas como "guapa" o "vuelve pronto". Con un teatro lleno hasta la bandera, las redes sociales, desde hacía días o semanas, han calificado este recital como uno de los eventos o incluso el evento de la temporada, tan altas eran las expectativas. Y vaya si las cumplió.

Algunas fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.

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