viernes, 24 de noviembre de 2023

Apoteosis en el Teatro Monumental: antológica Condenación de Fausto en Madrid con Sir Willard White.

Madrid, 23 de noviembre de 2023.

La Condenación de Fausto, de Berlioz, es uno de los grandes títulos de esta temporada de la Orquesta de Radiotelevisión Española, debido a la enorme cantidad de medios que exige, un enorme coro y tres grandes voces solistas. A veces se la confunde con una ópera, y de hecho en numerosas ocasiones ha sido representada como tal. Sin embargo, Berlioz la concibió para ser interpretada en concierto, dejándola a caballo entre la ópera y la cantata. No es una modesta empresa llevar a escena el Fausto de Goethe, una de las cimas de la literatura occidental, que transcurre en muchos ambientes. En una época en la que no existía el cine, Berlioz sentía con razón que un escenario limitaría la dimensión  y dinamismo que quería dar a la obra, algo que se entiende en el gran final, que cambia de ambientación muy rápido. 

En Madrid es una obra que se programa de cuando en cuando. En épocas recientes, en el Teatro Real se representó en 2002 y 2009, esta última con Piotr Beczała, Olga Borodina e Ildar Abdrazakov, y en el propio Monumental se ha interpretado varias veces, la última en 2011, dirigida por Michel Plasson. En 2020 estaba programada pero la pandemia lo impidió. Pero históricamente se representó incluso escenificada, a principios del siglo XX hay representaciones en el Real con Celestina Boninsegna.


El maestro ruso Vassily Sinaisky, antiguo director musical del Teatro Bolshoi de Moscú, dirige a la Orquesta de Radiotelevisión Española. Y puede decirse que  nos ha dejado una versión que se puede calificar como memorable, pues ha sido capaz de recrear las múltiples posibilidades de la obra, tanto la más espectacular, como la más majestuosa, como la más íntima, e incluso camerística, en una lectura intimista y al mismo tiempo majestuosa cuando debía serlo. Las cuerdas brillaron desde el primer momento, en la breve introducción inicial,  los violonchelos y contrabajos lograron un sonido misterioso, estremecedor en la escena de aparición de Mefistófeles, y la viola en el aria inicial de Margarita con un sonido cálido. Más intimista sonó en la conocida marcha húngara, así como las escenas de la naturaleza. Y en la escena de la taberna el metal se lució en todo su esplendor. Como no puede ser de otro modo, el final, en el que se pasa del ruidoso y estremecedor pandemonium a la ascensión de Margarita a los cielos, resultó sobrecogedor, siendo el momento culminante de la orquesta. El Coro de Radiotelevisión Española alcanzó el mismo nivel de la Orquesta, brillando en todas y cada una de sus intervenciones, muy especialmente la sección masculina. 

Cuando un gran artista sigue en activo tras décadas de carrera, es un verdadero milagro, que conlleva una trayectoria fascinante. La de Sir Willard White, en activo a sus 77 años, lo es sin atisbo de duda. Uno de los alumnos de Maria Callas en sus legendarias clases magistrales en Juillard, este bajo-barítono británico de origen jamaicano ya lleva 52 años sobre los escenarios, impresionando con su potente voz y su imponente presencia. En todo este tiempo, White ha abordado un repertorio extensísimo, que va desde el barroco, Wagner y Verdi, hasta el diverso repertorio operístico del siglo XX, además de espirituales negros, lied y canción popular en lengua inglesa, entre otros. Su interpretación del protagonista de "Porgy y Bess" de Gershwin (que cantó en el estreno de esta ópera en el Real en 1998) está considerada como referencial. De hecho, el año pasado aún cantaba esta ópera en la controversial producción de Budapest formada por cantantes blancos, siendo él el único cantante negro del elenco. Y es que White siempre ha estado en producciones impactantes. Fue uno de los artistas de cabecera del siempre añorado Gérard Mortier, participando en muchas de sus producciones. Durante la etapa de este último en el Teatro Real, White cantó en el Mahagonny de Kurt Weill por La Fura, la versión de Boesmans y Monteverdi de La Coronación de Poppea, Iolanta de Tchaikovsky y Alceste de Glück, ambas dirigidas por Krzystof Warlikowski. Además, también ha tenido éxito como actor, pues con el legendario Ian McKellen hizo una película del Otello de Shakespeare. Por su gran labor artística, fue nombrado caballero del Imperio Británico en 2004. Un retrato suyo cuelga en la National Gallery de Londres. En 1999 participó en Salzburgo en esta obra, en el mítico montaje de La Fura del Baus, que fue filmado en vídeo. 

Veinticuatro años después, White sigue cantando el Mefistófeles, y es con este rol con el que regresa a Madrid después de 9 años. Y su interpretación sigue impresionando por estar en forma para su avanzada edad. White es un hombre de fuerte complexión física, y de enorme presencia. Su interpretación del diablo Mefistófeles no se limita a leer la partitura y cantar sino que actúa, gesticula, mira, interactúa, como si estuviera una representación en lugar de un concierto sinfónico. Vocalmente, está en forma para la edad que tiene. Comparado con él mismo hace dos décadas, es evidente que la voz vibra más con la edad, y parece esforzarse más en lograr una emisión firme. Y sin embargo, aún mantiene bastante de sus días dorados, ya que la voz sigue teniendo el mismo gran volumen que corre por la sala, el timbre sigue pareciéndose al de su mejor época, con ese sonido oscuro, grave y dramático, además de tener aún buen fraseo. Una interpretación memorable, que dio a este concierto su única aportación teatral. 

Fausto fue interpretado por el tenor Robert Murray. Al ser el protagonista, siempre he pensado que un tenor de primer orden debería cantarlo, aunque en la realidad, tenores de carácter, o de repertorio más de concierto que operístico han cantado este rol. Murray es un tenor más de carácter que dramático, pero pese a que la tesitura es para una voz más grande y más lírica que la suya, es innegable el esfuerzo que ha hecho esta noche. Su voz tiene un centro aceptable, que suena bien en los momentos más intimistas del rol, los cuales defendió bien en el primer acto, pero si se va más hacia el agudo le cuesta más. En los dúos con Margarita, de hecho alguna nota aguda estuvo comprometida. 

Olesya Petrova fue, junto con White, el otro líder del elenco, en su excelente interpretación de Margarita. Esta mezzosoprano rusa tiene una voz que recuerda a la tradición de su país. Su timbre es oscuro, casi de contralto, y proyecta su voz con firmeza, además de que se hace oír por toda la sala, sobrepasando a los demás cantantes y a la orquesta. En sus dos arias cantó de forma exquisita, y en la segunda, D'amour l'ardente flamme dominó el fraseo y emitió unos bellos pianissimi. 

Vladislav Buyalskij es un joven barítono ucraniano, que el año pasado saltó a la fama cuando, al inicio de la guerra de Ucrania, entonó el himno nacional de su país junto al coro del Metropolitan Opera de Nueva York antes de una función de Don Carlo, repitiendo su gesta un mes después en el concierto por Ucrania que tuvo lugar en el mismo escenario. En su breve intervención en la primera parte como Brander, exhibió su bella voz baritonal, con un excelente grave, pero a la que le faltaba volumen, sobre todo teniendo a White al lado.

Había poca gente en el patio de butacas. Una de las cosas que más llamaron la atención fue la ausencia de programa de mano, que tenía que descargarse por QR. Sin subtítulos para seguir la acción, antes de comenzar la segunda parte hubo protestas reclamándolos. Pero aún así, no pudo negarse el éxito de público, ya que ha sido una velada musical de altísimo nivel.

Las fotografías y vídeos no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso.


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