En el año 2009, el Coro Intermezzo se convirtió en el nuevo coro titular del Teatro Real de Madrid, y una de sus primeras intervenciones fue en una producción de Rigoletto. Desde entonces, el coro realizó una fructífera colaboración con el Teatro Real que dura hasta el día de hoy, dirigido desde 2023 por José Luis Basso. Durante la época en la que Gérard Mortier era el director artístico del teatro, la formación cimentó las bases de su gran reputación, algo que prosiguió durante la era de Joan Matabosch, el actual director artístico. Desde que inicié mi andadura en este blog, he dado cuenta de las grandes interpretaciones de este coro, cuya calidad es reconocida dentro y fuera de nuestras fronteras. He aquí algunos ejemplos de la crítica internacional.
Opera Online (Francia), sobre el Peter Grimes de 2021.
Operawire, sobre el Nabucco de 2022.
The Article (Estados Unidos) sobre los Maestros Cantores de 2024.
De sus participaciones en estas y más óperas, tengo en mi memoria potentes recuerdos. Cómo olvidar en "Peter Grimes", cuando el pueblo invoca poderosamente el nombre del protagonista homónimo, para ajustarle las cuentas; o la emoción palpable de un pueblo oprimido en Nabucco, o lo festivo y alegre de toda una ciudad de fiesta en "Los Maestros Cantores". De todas estas emociones, este coro ha dado memorables representaciones en la escena de este teatro. Y muchas de ellas las he descrito entusiasmado en este blog. Para mi grata sorpresa, dicho entusiasmo llegó hasta el mismo coro. Por eso, en febrero de 2020, me ofrecieron la posibilidad de acudir a un ensayo de la ópera "Achille in Sciro", programada para el mes siguiente. Sin embargo, la pandemia del Covid-19, que acababa de llegar a España, trajo consigo el confinamiento y una interrupción de la vida cotidiana, tras la cual, hubo que volver poco a poco a la normalidad. Finalmente, y tras unos años de cautela y actividad frenética, con la intensísima temporada 2023-2024, con óperas tan demandantes, esa puerta se volvió a abrir.
Y así, el pasado 30 de agosto, tras la vuelta de vacaciones, pude finalmente disfrutar de este honor: asistí a una jornada de trabajo, en la que se preparaban dos obras de esta temporada: Adriana Lecouvreur, y Theodora. Las secciones masculina y femenina lo hicieron por separado. En la primera hora, asistí a una sesión con el coro masculino, en la imponente sala de ensayo del coro, presidida por el busto del maestro García Navarro. He de decir que al sentarme frente a los coristas, y observar su trabajo, me generó una sensación de sentirme pequeño y no saber qué decir. Entonces, me presentaron ante ellos, de los cuales algunos me respondieron con un "bienvenido", que rebajó mis nervios. Dirigidos por el maestro Abel Iturriaga, trabajaron en los potentes coros finales del segundo y tercer acto de Theodora, de Händel, que se estrena mañana y estará en cartel hasta finales de este mes. El maestro Iturriaga arrancaba las notas del piano, y empezaban a sonar las potentes voces, a medida que la música fluía.
Tras la pausa, y tras saludar a varios miembros de la oficina de Intermezzo, los cuales estaban preparando partituras en letras cirílicas de "El Zar Saltán", de Rimsky Korsakov, que se verá esta temporada, fui llevado a una sesión con la sección femenina del coro. Tras ser presentado nuevamente, dije lo mismo que al coro masculino: que llevo años siguiendo su trabajo, y que me emocionaron en óperas como Peter Grimes, Nabucco o Nixon en China. Acto seguido, las señoras me dieron un pequeño aplauso. Y bajo la dirección del maestro Miguel Ángel Arqued, acompañado del pianista Eric Varas, empezó el ensayo de otros fragmentos de Theodora, entre los cuales se encuentran los coros de los paganos "And draw a blessing down" y "For ever thus stands fix'd the doom", ambos con deslumbrantes coloraturas, y el coro de cristianos, más solemne, que cierra el primer acto, "Go, gen'rous, pious youth". Me fijé en cómo el maestro Arqued incidía en la pronunciación de las palabras, y especialmente de algunas consonantes.
Tras el la segunda pausa tocó volver a la sala de la primera sesión, ahora ensayaban las dos secciones conjuntas la ópera que se estrenó el pasado septiembre: Adriana Lecouvreur, de Francesco Cilea. El coro tiene una participación testimonial en esta ópera, solo en el tercer acto. El maestro Varas interpretaba la música de Cilea al piano, recordándome lo hermosa, mágica, dulce que puede ser la música verista cuando se reduce al teclado.
Tras esta última sesión, terminó la jornada de trabajo, de la cual asistí a tres interesantes horas por la tarde. Fui conducido a la salida, pero tuve un divertido incidente: el QR que me dieron a la entrada para poder ingresar, no funcionaba a la salida, lo que despertó la atención de los miembros del coro, quienes en todo momento intentaron ayudarme, pero finalmente el vigilante de seguridad me invitó a salir por otra puerta.
Solo puedo tener palabras de agradecimiento para Intermezzo Promusic por este honor a mí concedido, especialmente a Lide Agirrezabala, quien me contactó por primera vez en 2020, a Amaia Imaz por retomar la invitación y ofrecerme amigablemente todas las comodidades durante mi visita; a los maestros Iturriaga y Arqued por su amabilidad y sus conocimientos, y a los miembros del coro por darme la bienvenida y por su simpatía para conmigo.
Fotogtafía de portada: El Coro Titular del Teatro Real durante un concierto wagneriano. Autor: Javier del Real.
Las demás fotografías y vídeos han sido publicados con permiso de Intermezzo Promusic. Aun así, si hay algún desacuerdo con las imágenes ruego se me notifique.
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