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Madrid, 24 de noviembre de 2024.
Termina el año Bruckner, y la Orquesta Nacional de España elige una de sus sinfonías más complejas y densas, la Quinta Sinfonía, llamada la Católica por muchos, aunque el maestro la llamó la Fantástica o su obra maestra contrapuntística, dedicada al político Karl von Stremayr. Bruckner no pudo oírla en vida, ya que estaba muy enfermo para ir al estreno en 1894. De hecho, moriría dos años más tarde en 1896. La Quinta es una obra dura incluso para muchos brucknerianos. De dimensión wagneriana pero no tan majestuosa como la octava, íntima pero no tan hermosa como la séptima, oscura pero no tan conflictiva como la novena. Es una obra que parece venir de las profundidades del pensamiento del compositor, incluso si no renuncia a la lentitud, la densidad y la majestuosidad, muchos momentos son más bien oscuros, elegíacos, como el inicio del segundo movimiento. Esta peculiaridad la sitúa en un lugar especial, en la fase intermedia que hay entre la cuarta y la séptima sinfonías, aunque tiene una similaritud en densidad y longitud con la todopoderosa octava.
Para no ser un músico tan popular en los públicos españoles, este año se ha programado bastante por razón de su nacimiento. En Madrid, la Orquesta de RTVE ha interpretado la sexta y una séptima dirigida magistralmente por Christoph Escenbach, y la Orquesta de la Comunidad de Madrid ha interpretado la Misa nº2. La Nacional de España ha interpretado las sinfonías octava, séptima y ahora la quinta.
Tal obra difícil requiere de una orquesta capaz de lidiar con la fuerza de esta obra. Y la Orquesta Nacional de España es la mejor disponible para tal cometido. Tras haber dirigido una memorable versión de la Octava Sinfonía en enero, Afkham aborda de nuevo una partitura del maestro de Ansfelden. Y el resultado ha sido tan bueno que ha conseguido más accesible una obra que suele ser lo contrario. Los tempi han sido un poco lentos, especialmente al principio, pero lo suficiente para paladear poco a poco la riqueza orquestal de la obra. Uno no deja de sorprenderse con los brillantes sonidos de la orquesta, de este modo, los violines han sonado espléndidamente en el segundo movimiento, así como la madera: el clarinete respondiendo con un firme sonido después del ataque orquestal al inicio del cuarto movimiento. Afkham ha conseguido transmitir los estados de ánimo de la obra, por medio de una brillante interpretación de cada una de las secciones de la orquesta.
No estaba lleno el auditorio, pero se podía apreciar, y esto en Bruckner es una alegría, varios jóvenes, y algunos niños. Uno piensa que hay esperanza después de todo: para el brucknerismo, y para la vida musical en el futuro.
ENGLISH: Making depth accessible. Bruckner's Fifth Symphony at the Auditorio Nacional.
Madrid, November 24, 2024.
The Bruckner 200th Anniversary is concluding, and the Spain National Orchestra chooses one of his most complex and dense symphonies, the Fifth Symphony, called the Catholic Symphony by many, although the maestro called it the Fantastic or his contrapuntal masterpiece, dedicated to the politician Karl von Stremayr . Bruckner was not able to listen to it in his lifetime, as he was too ill to attend the 1894 premiere. In fact, he would die two years later in 1896. The Fifth is a difficult work even for many Brucknerians. Wagnerian in style, intimate but not as beautiful as the seventh, dark but not as conflictive as the ninth. It is a work that seems to come from the depths of the composer's thought, even if it does not renounce to slowness, density and majesty, many moments are rather dark, elegiac, like the beginning of the second movement. This peculiarity places it in a special place, in the intermediate phase between the fourth and seventh symphonies, although it has a similarity in density and length with the powerful eight symphony.
Despite not being as popular as Mahler, Beethoven or Mozart among Spanish audiences, this year there has been a lot of programming, honoring his 200th Anniversary. In Madrid, the RTVE Orchestra has performed the sixth and a seventh masterfully directed by Christoph Escenbach, and the ORCAM (Community of Madrid Orchestra) has performed Mass No. 2 last month. This orchestra has performed the eighth, seventh and now the fifth symphonies.
Such a difficult work requires an orchestra capable of dealing with the force of this score. And the Spain National Orchestra is the best available for this task.
After having conducted a memorable version of the Eighth Symphony last January, Afkham once again tackles a Bruckner symphony. And the result has been so good that it can be said that it has made an usually difficult work, more accessible to the audience's ears. The tempi have been a little slow, especially at the beginning, but enough to slowly savor the orchestral richness of the work. One never ceases to be surprised by the brilliant sounds of this orchestra, thus the violins have sounded splendidly in the second movement, as well as the woodwind: the clarinet responding with a firm sound after the orchestral attack at the beginning of the fourth movement. Afkham has managed to convey the moods of the work, through a brilliant interpretation of each of the sections of the orchestra.
The auditorium was not full, but several young people were seen, as well as kids. This is a bliss in Bruckner performances. One thinks there is hope after all: for Brucknerism, as well as for musical life in the future.
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