sábado, 2 de febrero de 2019

El Oro del Rin en el Teatro Real de Madrid. 17 de enero - 1 de febrero de 2019.


Después de 17 años, el Teatro Real empieza un ciclo nuevo de El Anillo del Nibelungo. Entre 2002 y 2004, el Real y la Ópera de Dresde coprodujeron una interesante versión de la epopeya lírica, que abordaba el teatro visto desde el teatro, a cargo de Willy Decker y Peter Schneider en el foso. Estaba previsto que el nuevo ciclo del Anillo fuera una coproducción con la Ópera de Chicago, pero razones de presupuesto cambiaron de tercio los planes previstos y el Real apostó por la producción de la Ópera de Colonia, que ya se había visto en Barcelona entre 2013 y 2016.

Yo era un adolescente cuando se programó el Anillo de Decker-Schneider en el Real. Recuerdo la ilusión que me hacía ver un Anillo en el teatro de mi ciudad, pero cuando se acercó el momento de comprar una entrada para el Oro, en taquillas me dijeron que no quedaba nada con visibilidad. Ya pueden imaginarse la tristeza que embargó a mi yo con 14 años. Por suerte, vi el resto de la tetralogía con un reparto increíble para lo que se  podía ver aquí. Por tanto, esta función suponía para mí una nueva y ansiada oportunidad. La expectación por un nuevo Anillo ha agotado rápidamente las localidades y se ha traducido en un lleno total en todas las funciones.

                                    Greer Grimsley como Wotan y Sophie Bevan como Freia.

La producción de Robert Carsen que aquí nos ocupa parte de una premisa: un mundo contaminado y apocalíptico, donde sólo existe la sociedad, la miseria, la corrupción, la opresión y la falsedad. No hay espacio en este montaje para la belleza, incluso aunque lo haya para la esperanza. Esta obra trata todos estos temas y además la opresión de los más débiles, así como la falsedad en las cúpulas de poder. El montaje de Carsen se hace eco de todo esto y lo traslada al mundo contemporáneo del modo más crudo posible. Ello no quiere decir que la producción sea del todo agradable de ver. O que a veces resulte cansada, aunque gane mucho más vista en vivo que en el vídeo que circula en internet de las funciones de Barcelona. Carsen apuesta en esta producción por una visión ecologista de la obra, y Joan Matabosch lo explica en el programa: del mismo modo que Wotan atentó contra la naturaleza al usar el fresno del mundo para construir su lanza, y dominar con ella a toda la creación al mismo tiempo que consolida su poder por medio de pactos llenos de falsedad. Con esta premisa, Carsen crea una visión actual de la magna epopeya wagneriana, cuyo mensaje sigue vigente, si acaso más oportuna que nunca.  Este Anillo empieza cuando el mundo ya ha sido irremediablemente contaminado, y el único camino posible es la degradación final. ¿Una forma de transportar el mensaje de Wagner a nuestra época? La idea es apasionante, pero no quiere decir que haya tenido del todo una feliz traducción en el escenario.

Un telón metálico recibe al espectador en la sala. Cuando la celestial música de la partitura empieza, el telón se alza lentamente y nos muestra al Rin, sugerido por humo de niebla. ¿Quizá los gases pesados que contaminan el aire? A medida que éste transcurre, aparecen hombres en escena que empiezan a tirar desperdicios (lo que en zonas bajas dificulta la audición del preludio) hasta llenar el río. Las luz deja paso a un Rin inmundo, con todo tipo de basura, en el que sus sucias y andrajosas
hijas revolotean. Alberich entra vestido con un roído chandal para jugar con las impulcras ninfas. De repente, de un neumático sale una luz amarilla resplandeciente: es el Oro del Rin. Alberich robará de ahí el Anillo.

El escenario para las escenas segunda y cuarta es un bosque de grúas y hormigón, debido a la construcción del Walhalla. Wotan aparece vestido como un dictador militar, y su esposa Fricka tiene una empleada. Los gigantes aparecen como modernos albañiles junto a un grupo de trabajadores, cuales líderes sindicales. Los demás dioses aparecen vestidos como caballeros adinerados y esnobs, mientras que Freia es una bella mujer vulnerable. Loge aparece en bicicleta y con bombín, y su personaje es canalla pero divertido. Después de una cena de manzanas de la juventud sobre los bloques de hormigón, los gigantes se llevan a Freia en una grúa que se eleva hacia lo alto.

El Nibelheim es lo más logrado: es un lugar tenebroso, con escasa iluminación, donde los nibelungos se arrastran por el suelo trabajando el oro. Wotan y Loge descienden por una escalerilla a este lugar abyecto. Cuando Alberich se coloca el yelmo para convertirse en serpiente, los nibelungos pelean entre sí. Una cosa que echo en falta es que no se escuchan sus gritos, un terrible efecto que nunca falta. No sé la razón de por qué se ha eliminado aquí.

En la cuarta escena vemos a los gigantes cubrir a Freia con el oro, pero el día del estreno sucedió una anécdota divertida: se cubrió todo menos un zapato. ¡Así no hay oro que pueda cubrir a la diosa! Cuando Wotan no quiere desprenderse del Anillo, los todos los dioses se lo intentan arrebatar desesperadamente. La aparición de Erda con el escenario oscurecido y abrazando a Wotan fue uno de los momentos más mágicos de la función, pero lo mejor estaría por llegar: el gran final.

Tras las invocaciones de Donner y Froh, y con el cadáver de Fasolt completamente ignorado, el paisaje de grúas se despeja y se ve nevando en el fondo del escenario. Mientras los dioses festejan su triunfo final con unas danzas, luego se disponen a entrar en el Walhalla, seguidos por su séquito, el mobiliario y personal militar a medida que baja el telón. Los dioses tienen todo el poder, pero celebran su triunfo en medio de una fealdad inhabitable, que augura un futuro peor.
                                                   El final de la obra, pero en Barcelona.

Pablo Heras-Casado es y será durante las jornadas restantes en las próximas temporadas el director musical de este nuevo ciclo. La orquesta ha mejorado mucho desde el anterior Anillo hace 17 años y el director granadino ha podido aprovecharlo para conseguir una gran función. Consiguió de la orquesta un sonido muy bueno. Es sorprendente lo mágico de la partitura: el famoso primer acorde sonó como un susurro, como algo grande que se abre paso tímidamente. Las cuerdas tuvieron un sonido bellísimo en todo el espectáculo. En la primera y segunda escenas la orquesta sonó muy bien, pero a partir de la tercera la cosa cambiaría. Ya el interludio anunciaba una agitación orquestal impactante. Desde este momento la dirección musical pasó a ser muy opulenta, de una violencia que parecía recordar al Oro de Solti. Las cuerdas y las trompas encontraron su mejor momento, al igual que la tuba al recrear las transformaciones de Alberich. La cuarta escena siguió esta senda inspirada, con una bella realización de las cuerdas a la salida de Alberich de escena, y el espectacular final con la sección de viento en plenitud, aunque la nota final parecía acabar más bien lentamente. La percusión igualmente estupenda, aunque las trompas han estado un poco bruscas en la segunda escena. El joven director granadino ha obtenido unos resultados estupendos en estas funciones, y aunque le falte rodaje en el complejo mundo wagneriano, se espera que continúe el nivel en las próximas jornadas. Ojalá.
                                                           Samuel Youn como Alberich.

Los nibelungos han sido las estrellas de la noche. Sin duda  Samuel Youn se ha revelado como un excelente Alberich, con una bella y suficientemente proyectada voz de bajo, que ha sabido proyectar toda la maldad del personaje, con unas tercera y cuarta escenas para el recuerdo. Y ha sido con justicia el solista más ovacionado de todos. Una promesa. Mikeldi Atxalandabaso sigue con su excelente y poderosamente cantado Mime, y sin duda estoy convencido de que recogerá el testigo de  Gerhard Siegel y de Helmut Pampuch en este rol.

Greer Grimsley es un Wotan difícil, ciertamente. No tiene problemas en el registro medio, donde suena aceptable, pero el agudo es gutural, rozando el ladrido. Y tanto al principio como en Abendlich strahlt der sonne auge, suponía un sufrimiento.

Sarah Connolly me parece una decente Fricka, y sobretodo bien actuada, pero la voz no es nada wagneriana, lo que termina aburriendo.

Joseph Kaiser canta bien el Loge, pero la falta de volumen hace que la interpretación sea insuficiente y le quite personalidad. Los gigantes fueron las  otras voces más redondas de la noche. Sophie Bevan sí que fue una gran Freia, con su deliciosa voz y belleza física. Raimund Nolte es un hombre con un porte tan elegante, que convino a la concepción de Donner para este montaje, la de un gentleman con actitudes un poco ridículas. David Butt Philip fue un Froh aseado, con la voz un poco heroica que requiere el personaje. Los gigantes fueron las otras grandes voces de la noche: Albert Pesendorfer sustituía a un indispuesto Ain Anger como Fasolt. En su entrada en escena soltó unos graves de auténtica ultratumba. Alexander Tsymbalyuk fue un gran Fafner con una bella voz de bajo profundo. Ronnita Miller fue una estupenda Erda, de voz misteriosa y oscura, con unos graves bellos e impactantes. Esperamos tenerla en Sigfrido. Puede decirse de los tres últimos solistas que son algunas de las revelaciones vocales de esta temporada madrileña.

Las hijas del Rin  estuvieron en un buen nivel, lideradas vocalmente por la estupenda Wellgunde de María Miró, por la dulce voz de Claudia Huckle como Flosshilde e Isabella Gaudí, con una Woglinde de timbre muy agradable, pero mejor actuada que cantada.

Y así terminan las siete funciones del prólogo de la Tetralogía, y con ganas de ver la Walkiria y el resto del Anillo. Ha sido un Oro con altibajos, lo que hace esperar que el nivel suba por el bien de la producción. Esperanzadora orquesta, reparto desigual. Y sin embargo, Wagner ha estado en la sala, porque la magia de escuchar en vivo esta obra titánica ha podido con todo y ha vuelto a cautivar a un público que ha conseguido colgar el cartel de "no hay entradas" en todas las funciones. El poder del Anillo sigue vigente y más vivo que nunca.


Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación  de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente.

2 comentarios:

  1. Hola Ángel, podrías facilitarme los enlaces de las representaciones de Barcelona? Yo también fui a ver el Oro en vivo en visibilidad reducida, caso que lo agradecí, pero escuchar la música de esta obra en vivo no tiene precio. Gracias de antemano

    ResponderEliminar
  2. https://www.youtube.com/watch?v=aU84MIvGZWc&t=7812s

    Aquí tienes el enlace al vídeo en Youtube. Subtítulos en portugués.

    ResponderEliminar