miércoles, 27 de octubre de 2021

El Teatro Real sale a la calle para celebrar el Día Mundial de la Ópera.

Ayer lunes 25 fue el Día Mundial de la Ópera. Todos los teatros importantes esperaban esta fecha, ya que la conmemoración en este año supone el regreso de las temporadas normales, tras un año y medio de cierre obligado en la mayoría de ellos, tras la pandemia (que aún sigue azotando Europa del Este, sin embargo). El Teatro Real de Madrid lo ha celebrado con pases gratis para ver tres óperas en su plataforma My Opera Player, el pasado fin de semana, y ayer sacó su Carroza particular para, como en una suerte de teatro ambulante, ofrecer un par de actuaciones para celebrar la onomástica. 

Músicos de la Orquesta Titular del Teatro Real ofrecieron dos conciertos, a las 13:00 y 19:00 horas, en la céntrica Plaza de Isabel II, con un mismo programa en común:

WOLFGANG AMADEUS MOZART

Cuarteto de cuerda nº 15 en re menor, K. 421/417b      
I. Allegro moderato
II. Andante
III. Menuetto y trio
IV. Allegretto ma non troppo

Santa Mónica Mihalache y Daniel Chirilov, violines
Laure Gaudron, viola
Mikolaj Konopelski, violonchelo

GEORG FRIEDRICH HÄNDEL

Suite Música acuática, versión para quinteto de metales de Frederic Mills
I. Allegro vivace
II. Air
III. Hornpipe
IV. Allegro maestoso

Ricardo García y Óscar L. Martín, trompetas

Jorge Monte, trompa
Alejandro Galán, trombón
Ismael Cantos, tuba


Estuve en el concierto de las 19 horas. La Plaza Isabel II (también conocida como plaza de Ópera, dado que el Real predomina el paisaje) estuvo concurrida, aunque sin asientos, por lo que todo el concierto se siguió de pie. Sobre las interpretaciones, los músicos estuvieron inspirados, especialmente en el segundo movimiento del concierto de cuerda (que se veía afectada por la necesaria amplificación), y las fulgurantes trompetas del Real se lucieron especialmente en el conocido movimiento final. Aunque sea, cuanto menos, curioso el celebrar el día de la ópera con dos conciertos de música de cámara, sin escuchar más voz que una grabación del aria de Lakmé antes de que empezara el concierto, no cabe duda de que este concierto de 45 minutos ha sido un detalle para con el público. Aunque los asistentes variaron un poco a medida que transcurría, no cabe duda de que siguieron el concierto con entusiasmo y la mayoría se quedó hasta el final, incluso aplaudiendo al final de cada movimiento. Es hermoso ver a una gran diversidad de personas, tanto madrileños como turistas, disfrutando del concierto, y celebrando la mejor de todas las artes escénicas.



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