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Madrid, 30 de marzo de 2023.
En la década de 1870, Giuseppe Verdi estaba semiretirado de la composición operística. Tras el estreno milanés de Aida en 1872, no quería saber nada de óperas. Sin embargo, en 1873 muere el escritor Alessandro Manzoni, senador y amigo de Verdi. La conmoción fue tal que el maestro se lanzó a la composición de un réquiem en su memoria. Años antes, en 1868, por la muerte de Rossini, se encargó una misa,compuesta hasta por trece compositores italianos. Verdi estaba entre ellos y compuso el final, el sobrecogedor Libera Me Domine. Si bien el maestro ya estaba rondando la idea de componer una misa, la muerte de Manzoni le dio el empuje definitivo para lanzarse a tal labor, para la que tomó de nuevo el Libera me como final, componiendo ahora el resto de la misa. El estreno el 22 de mayo de 1874 fue todo un éxito. Desde entonces, y con mayor frecuencia desde los años veinte y treinta del siglo XX, esta obra, con una pasión operística en la que se reconoce la tensión dramática que caracteriza a Verdi, una dimensión trágica que se aleja de la misa convencional, se representa en todos los auditorios del mundo.
La Orquesta y Coro de RTVE propone para esta semana dos conciertos del famoso Réquiem de Verdi, una obra que cobra una fuerza increíble en vivo. Su larga duración pone a prueba indudablemente a los cuatro solistas, especialmente a las voces femeninas que tienen amplia participación, aunque el tenor tiene también un aria complicadísima.
Pablo González dio toda la pasión que le fue posible a una orquesta que aun con algún que otro altibajo, estuvo todo lo entregada que pudo, desde las cuerdas en el Introito, pasando por el metal (pese a algún momento de flaqueza) y la potente percusión del Dies Irae o en el Offertorium los violines, o el violonchelo en el Ingemisco. En una obra con momentos que recuerdan a sus más famosas óperas pero que aún así encuentra una voz propia, la orquesta trató de sonar lo más verdiana posible, dentro de sus posibilidades, consiguiéndose muchas veces.
El Coro de Radio Televisión Española sí dio una lección de canto coral, tanto en el Requiem inicial como en el Dies Irae iniciales, donde impactaron, dejando un Tuba Mirum para el recuerdo .
La mezzosoprano canaria Nancy Fabiola Herrera, lideró el cuarteto vocal con su aterciopelada voz, su seductor timbre de mezzo, especialmente en el Lacrimosa, que abordó con lirismo.
Estaba prevista Lianna Harotounian, pero fue sustituida por la soprano española Miren Urbieta-Vega, quien con su voz dio un toque más lírico que dramático a su parte. Para el Libera me se reservó, dando una lectura solemne.
Antonio Poli fue el tenor, quien pese a su aceptable registro medio, los agudos del Ingemisco le dieron algún apuro. Hacia el final estuvo mejor, especialmente en el Lux Aeterna dando réplica a la mezzosoprano.
Tadas Girinikas también sustituyó al bajo previsto, Kostas Smoriginas. Estuvo cumplidor con su parte, siendo el Confutatis su mejor momento.
Tras el Libera me,Domine hubo un silencio sepulcral en la sala, que solo se rompió tras dos intentos frustrados de empezar la ronda de aplausos y ovaciones, que pronto cayeron sobre los intérpretes, especialmente sobre las cantantes y el maestro. Poco puede haber tras oír este Réquiem mas que o aplausos o un silencio de recogimiento místico. Por eso fue que al salir del Monumental ayer la sensación era de haber asistido a un servicio religioso.
ENGLISH: Verdi's Requiem uplifts the Madrid audience.
Madrid, March 30, 2023.
By the 1870s, Giuseppe Verdi was semi-retired from composing operas. After the Milan premiere of Aida in 1872, he wasn't too much interested in new operatic creation. However, in 1873 the writer Alessandro Manzoni, senator and highly appreciated by Verdi, died. The shock was such that the composer finally decided to compose a requiem mass in his memory. Years before, in 1868,in the occassion of the death of Rossini, a mass was commissioned, to thirteen Italian composers. Verdi was among them and composed the finale, the haunting, supernatural Libera Me Domine. Although the maestro was already tossing around the idea of composing a mass, Manzoni's death gave him the final push to launch himself into such a work, for which he rescued the final Libera, now to compose the rest of the mass. The premiere on May 22, 1874 was a complete success. Since then, and more frequently since the 20s and 30s of the twentieth century, this work, with an operatic passion in which the dramatic tension that characterizes Verdi`s music can be recognized, a tragic, lyrical dimension distant from the conventional ways of musical mass, is performed in every major musical venue around the world.
The RTVE Orchestra and Chorus is proposing two concerts of Verdi's Requiem this week, a work that gains an incredible power when listened live. Its long duration undoubtedly puts the four soloist singers to the test, especially the female voices that have a wide participation, although the tenor also has a very complicated aria.
Pablo González gave all the passion he could to an orchestra that, despite some ups and downs, performed as devoted as possible, from the strings in the Introitus, going through the brass (despite some moments of weakness) and the powerful percussion at Dies Irae or the violins at the Offertorium, or the cello at the Ingemisco. In a work with some moments reminding his most famous operas, but despite all it finally finds its own voice, the orchestra tried to sound as Verdian as possible, within its possibilities, achieving it many times.
The Spanish mezzo-soprano Nancy Fabiola Herrera led the cast with her velvet-toned voice, her seductive mezzo tone, especially in the Lacrimosa, which she sang with elegiac lyricism.
Lianna Harotounian was scheduled to sing the soprano part, but she was replaced by Miren Urbieta-Vega, whose voice gave her part a more lyrical than dramatic touch. She reserved her vocal force for the Libera me, giving a solemn reading.
Antonio Poli was the tenor, who despite his acceptable middle voice, Ingemisco's high notes gave him some trouble. Towards the end he was better, especially in the Lux Aeterna giving a reply to the mezzo-soprano.
Tadas Girinikas also replaced the scheduled bass, Kostas Smoriginas. He managed well his part, being the Confutatis his best moment.
After the Libera me, Domine there was a deep silence in the hall, which was only broken after two unsuccessful attempts to start the applauses and ovations, which were given to the performers, especially to the female singers and the maestro. There is little to do after listening to this Requiem other than applause or a mystical, transfiguration silence. That was the feeling while leaving the Teatro Monumental last night, as if the audience had attended a religious service.
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