sábado, 22 de junio de 2024

Malinche, el musical: un espectacular y deslumbrante quiero y no puedo.

 

Madrid, 20 de junio de 2024.

La mayor parte de mi tiempo de ocio lo dedico a la ópera, a la zarzuela, y a veces a lo sinfónico y la danza. Poco tiempo tengo, por tanto, para el teatro hablado y el musical. De hecho, hasta ayer, hacía seis años que no veía un musical. Sin embargo, la curiosidad me arrastró a ver el polémico y muy publicitado musical "Malinche", de Nacho Cano, que ha generado mucha controversia. Desde mi escaso recorrido en este género, intentaré contar mis humildes y, lo reconozco, quizá poco documentadas impresiones. 

Nacho Cano forma parte de la música española, al haber sido miembro del icónico grupo "Mecano", junto a su hermano José María y Ana Torroja, cuyas canciones son clásicos de la música pop patria, desde los años ochenta. En las últimas décadas, se ha dedicado al musical, con éxitos como "Hoy no me puedo levantar", o "A".  En 2022 estrenó "Malinche", un musical en el que aseguró haber estado trabajando durante doce años, en el que narra la historia de la Conquista de México, en las historias personales del conquistador Hernán Cortés y Malintzin, conocida como Doña Marina o Malinche, una esclava mexica que primero le sirvió de intérprete y con la que posteriormente engendró al primer mestizo reconocido en México, Martín Cortés. 

La polémica ha acompañado a este musical desde el inicio, y es aquí donde intentaré tener cuidado, ya que hace su entrada una invitada no deseada: la política. En 2021, se anunció la construcción de una pirámide azteca en el barrio de Hortaleza, el Teatro Malinche, en el que se representaría su nuevo musical, en una empresa de aspiraciones wagnerianas, o hollywoodienses. La oposición de los vecinos y de la oposición política al gobierno autonómico de Madrid hizo que tal proyecto se abandonara y se trasladase al IFEMA, la feria de la capital, donde se instalaría en enormes carpas. La idea de adentrarse en México está presente desde que se consigue entrar en el recinto: dos terrazas con decoración mexicana aguardan al espectador antes de meterse en la primera gran carpa, donde primero hay una enorme máscara azteca donde la gente se saca fotos para sus redes sociales, y luego una enorme discoteca-restaurante, totalmente ambientada con motivos precolombinos y de selva, con letras de neón, donde la gente puede tomar un refrigerio antes, en el intermedio o después del espectáculo, y una tienda de souvenirs. Y finalmente, una carpa aún más grande donde se encuentra el inmenso patio de butacas. 

Esta obra ha generado división de opiniones, porque tiene buenas y malas críticas. Pese a ello, ya lleva dos temporadas de éxito y abrirá en septiembre para una tercera. Incluso los sábados, hay funciones en inglés, lo que lo convierte en el único musical cantado íntegramente en este idioma en Madrid. Pese a contar con el apoyo de mucha gente famosa, no faltaría a la verdad si dijera que el más polémico es el respaldo de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid  y amiga de Nacho Cano, quien ha asistido al menos a dos funciones del mismo, algo que a algunos, les ha servido de pretexto para calificarlo como un musical "de derechas". En un vídeo del Instagram oficial del musical, se recoge a Ayuso diciendo que el primer destino de los mexicanos al visitar la capital es "Malinche". Diferentes artistas mexicanos como la mítica banda "El Recodo" ha colaborado con el festival, y varios ciudadanos mexicanos muestran su apoyo en las redes.

Ante un público formado por muchos adolescentes y familias, el primer acto comienza, centrándose en la historia de Hernán Cortés, y las circunstancias de su viaje a México, aunque también asistimos a la trágica separación de Malinche de su familia. Esta primera parte no puede señalarse como la más exitosa, sino la más olvidable, repleta de gags y chistes con poca gracia, en la que los personajes de Cortés, el padre Olmedo y el Gobernador se dejan arrastrar por el humor zafio y gratuito, en el que hacen imitaciones de personajes varios como el Rey emérito o el Gobernador se atribuye a sí mismo invenciones en otros idiomas o el mismo capitalismo. Durante la preparación del viaje a México, Cortés y el sacerdote dicen necesitar hacer un casting para un "musical", y en un momento de hilaridad dado el personaje del padre recuerda al público que la creación de este musical ha tomado más de una década, en un guiño al autobombo.

La segunda parte, en cambio, está más centrada en Malinche y en la propia conquista, así como en las inquietudes de Moctezuma ante la llegada de Quetzalcóatl, es decir los españoles con los que confunde al dios. El nivel de música, coreografía y escenografía invitan a pensar seriamente que en cuán prescindible era la primera parte. Sin embargo, el que lo más interesante de la obra arranque aquí hace que todo el hilo narrativo vaya a una velocidad que lo hace difícil de seguir con la atención que merece. Tras el momento del bautizo de Malinche, tiene lugar el número más famoso del musical: México mágico, con su letra pegadiza y su coreografía potente. 

Algunos medios de difusión nacional, e incluso colectivos antirracistas alarmaban sobre la sesgada versión de la historia. Y no me queda otra que darles la razón. Sin querer profundizar en el rigor histórico, presuponiendo al equipo artístico una documentación exhaustiva, la impresión que uno se lleva al salir es, cuanto menos, conflictiva: a juzgar por algunas expresiones del libreto y por cómo se presenta el argumento, podría resumirse en Españoles muy buenos y salvadores, aztecas salvajes. Uno entiende que la conquista de las Indias se hizo en el nombre de Dios, aunque en la práctica conllevaba otra cosa. Pero la forma en la que se presenta a América como tierra de acción y oportunidad para hombres sin pasado, sabiendo en lo que desencadenó, la forma en que se presenta a Cortés como un líder casi mesiánico, e incluso el enfoque de la amistad entre el pícaro Orteguilla y Moctezuma (aunque para Orteguilla es "Mocte"), más propio de Disney que de la actitud ante un soberano; por no hablar de su subida al cielo, que acepta la fe cristiana al morir; dan qué pensar. Los aztecas buscaban que el sacrificio humano fuera un momento de exaltación para el sacrificado, lo que parece que iba sereno a su muerte. Aquí la víctima lucha por su vida desesperadamente. La obra presenta una cierta empatía con Malinche, esa pobre mujer que tuvo que convertirse en esclava para eludir el sacrificio, que sólo pudo sobrevivir en las circunstancias que tuvo, usada por los mexicas y por Cortés, siendo el personaje más interesante. Pero todo, hasta lo positivo ,parece servir a un, de nuevo, sesgado mensaje ideologizado, nacionalista y católico conservador, al inclinarse demasiado del lado de los españoles, como si la evangelización hubiese sido tan fácil para los nativos mexicanos, aunque en 2024 debemos celebrar lo que nos une más que lo que nos separa.

Y esto es algo que no puede paliar la excelencia de los músicos de la orquesta, del personal técnico que construye una impresionante pirámide azteca y una bellísima decoración de una selva exuberante, ni del excelente elenco multirracial de cantantes, bailarines y actores que deslumbran con sus interpretaciones. Andrea Bayardo es la protagonista indiscutible con su espectacular Malinche, Dani Rosado es un atlético actor cantante, un apuesto Hernán Cortés, Ignacio Galán, conocido en el mundo del espectáculo como la drag queen Nacha la Macha, es aquí un divertido padre Olmedo, e igualmente lo es Javier Navares como el Gobernador. Mención al actor mexicano que interpreta a Moctezuma, pero que a falta de programa de mano en QR no he podido saber quién era. 


Al final del espectáculo, el elenco entero, vestido con camisetas del musical, interpreta varios bises incluidas populares canciones de Mecano, una versión remozada de México mágico, y al final del todo, Javier Navares saludó al público con unas breves palabras, terminando con vivas a México y a España. Al salir de la sala, una pequeña sesión discotequera, con música en directo y la posibilidad de cenar y tomar algo recibía al público.

¿Qué puedo decir? Celebro que el público que vaya lo pase bien, celebro que el excelente personal artístico y técnico tenga éxito porque lo merece, pero lamento que sea con una obra tan insulsa e históricamente sesgada, para una complacencia ideológica; como si se tratase de un lujoso envoltorio para algo tan poco sustancial como tendencioso en su esencia. 

Las fotografías y vídeos no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario