sábado, 24 de febrero de 2024

El género chico, y las lluvias, para el público de hoy: El Año pasado por agua por el Proyecto Zarza.



Madrid, 24 de febrero de 2024.

Febrero significa Proyecto Zarza en el Teatro de la Zarzuela. Significa ver en la sala a niños, adolescentes, provenientes de colegios, y en las funciones abiertas al público, familias enteras. Y significa ver sobre su escenario a jóvenes artistas representar obras maestras del género chico, descubriendo ellos mismos a su vez un género que no imaginaban que les pertenecería, y que viven intensamente. Por eso sus espectáculos son de lo más esperado en la temporada lírica del teatro de la calle Jovellanos. Este año, es el turno de "El año pasado por agua", de Federico Chueca y Joaquín Valverde, una divertidísima revista escrita en 1889, en la que pese a que el tiempo ha dejado obsoleto buena parte del texto, aún hay menciones humorísticas con tinte político y satírico que mantienen cierta vigencia, especialmente las que aluden a la dejadez de las autoridades municipales, ya que el año 1888 fue muy lluvioso en la capital. Para esta ocasión, se ha contado con la dirección de orquesta de Lara Diloy, al frente de la puesta en escena estaba Marta Eguilor, conocida por un provocador montaje del Don Giovanni de Mozart en Oviedo, y el tenor Enrique Viana en la adaptación del texto para una audiencia actual. 

En una obra con muchos personajes abstractos, este montaje añade aún más, ya que el tema principal es el clima. Si en el clásico vídeo de 1987 en este mismo escenario el maestro de ceremonias era Mariano el guardia municipal, ahora son el año 1902 y su bisnieto, el año 2002. El escenario está presidido por el reloj de la Puerta del sol, que intenta dar los cuartos y las campanadas, pero a cada campanada, cuyo número se ilumina en el escenario, algo interrumpe la llegada del año nuevo, para infortunio del inspector del cuerpo de bomberos, embutido en un buzo rosa, ya que no consigue comerse las uvas y carga con la bola dorada de las campanas de la Puerta del Sol. El vestuario de Beitxe Saitúa, aunque moderno, no renuncia a la estética de chulapos y chulapas de siempre, lo que hace que el público, principalmente nuevo, identifique la idea que tiene de una tradicional zarzuela castiza, dentro de un espectáculo moderno. El famoso Pasacalle tiene lugar mientras es iluminado por una réplica del famoso neón del Tío Pepe, y la mazurca de los paraguas tiene como acompañamiento varios carteles de emoticonos del whatsapp. Uno de los números incluye un monólogo acompañado de piano, por una personificación de la zarzuela, vestida en un exuberante traje de chulapa con la Z del logo del mismo Teatro de la Zarzuela, en la que se dirige al público para contarle cómo sigue perteneciendo a las nuevas generaciones pese a los prejuicios, ya que el amor a la misma viene de nuestros abuelos y bisabuelos. Antes de la campanada final, el inspector de bomberos se sienta en un palco, se quita el casco, y en un monólogo breve nos dice que ojalá el tiempo tan loco que se menciona en la obra fuese tan solo una ficción. Entonces, los años 1902 y 2002, junto a la zarzuela, acompañados del piano interpretando unas variaciones sobre la canción "Un año más" de Nacho Cano (que sonó en la puerta del Sol en las campanadas de 2020), enumeran varias catástrofes climáticas. Pero una obra tan alegre como esta, solo puede terminar con el divertido número de los tres guardias asturianos "Traemos los cuerpos trunzaus" y con una repetición del pasacalles, como júbilo final.


A esta obra maestra del género chico, llena de números tan celebrados como el dúo entre Julio Ruiz y la modista "Hágame usté el favor", la Habanera "Oiga usté caballero" que cantaba tan bien Teresa Berganza, o el famoso pasacalles, se ha añadido el Chotis de Cibeles de "Los Babilonios" de Ernesto Pérez Rosillo, en el que la famosa fuente se añade, contrapuesta a Neptuno. La orquesta de ocho músicos, dirigida por Lara Diloy ha sonado muy bien, y mención especial habría de hacerse al piano de Carlos Sanchís.  El joven elenco de cantantes, incluye a caras conocidas de otras ediciones como David Pérez y Nuria Pérez, Cielo Ferrández,  Sylvia Parejo, Adrián Quiñones, Cielo Ferrández o Sigor Schwaderer, todos ellos entregados a un género que como se ha dicho antes, ya sienten como suyo, aun proveniendo del teatro musical. Además, se ha contado con un auténtico cantante lírico como Marcelo Solís en el rol de Neptuno, cuyo número, "De los mares rey me llaman" es de los más queridos de la obra. El elenco ha logrado una interpretación valorable en su conjunto, al ser esta una obra coral, en la que han bailado, cantado, han constituido como un excelente coro en varios números y divertido al elenco, como Schwaderer haciendo un acento andaluz o Raquel del Pino como la ministra del ramo, aquí hablando con acento argentino. 


Al acabar la función, ha tenido lugar el tradicional encuentro con el público. Esta vez, y posiblemente al no ser ya director, no estaba Daniel Bianco sino Francisco Prendes, coordinador de actividades educativas y musicales del teatro, como moderador del coloquio. Ha habido intervenciones emotivas como la de una señora mayor que felicitaba al elenco y que recordaba cuando asistía con su madre, un niño que se preguntó por la salud del actor que interpretaba al pobre inspector de bomberos, y una joven adolescente que recalcaba lo necesario de este proyecto ya que la zarzuela no se menciona en los colegios, y que en estos tiempos tienen más demanda las redes sociales (especialmente TikTok) que la cultura.


Del proyecto Zarza se suele salir con una sonrisa, y con una deseo de esperanza de que tras las funciones, entre los más jóvenes termine de arraigar el amor a nuestro género y a nuestra lírica, aun cuando no es la forma más ortodoxa de representarla. Pero eso ya lo sabíamos, y no está reñido con la calidad, y a la vista están las reacciones del público en los coloquios. Pocas oportunidades hay de ver "El año pasado por agua" sobre los escenarios, y Zarza nos lo ha presentado de forma moderna y al mismo tiempo respetuosa con la estética castiza. ¡Nos vemos el año que viene, Zarza!

Las fotografías y vídeos no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso. Las fotografías escénicas son de Antonio Castro, publicadas en Madridiario. Todos los derechos reservados para ellos, usados en este blog con fines culturales e ilustrativos.


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