domingo, 26 de febrero de 2023
El Teatro de la Zarzuela homenajea a la mujer artista: Inolvidable Gala del más alto nivel.
sábado, 25 de febrero de 2023
El Proyecto Zarza celebra el arte de Francisco Alonso: Yo te querré, en el Teatro de la Zarzuela.
sábado, 18 de febrero de 2023
ESP/ENG: Así Habló Zaratustra, la fuerza musical de la filosofía y la naturaleza, en el Teatro Monumental de Madrid.
Madrid, 16 de febrero de 2023.
La obra y el legado de Friedrich Nietzsche, no solo supusieron una revolución en la filosofía, sino que contribuyeron, para bien o para mal, en el rumbo político de la primera mitad del conflictivo siglo XX. Su obra magna, Así Habló Zaratustra, publicada entre 1883 y 1890, trata conceptos revolucionarios para el pensamiento: el Übermensch o el superhombre (tan malinterpretado décadas más tarde por el repugnante fascismo), la muerte de Dios, la voluntad de poder, y el eterno retorno.
Así llegó esta obra maestra de la filosofía a un joven Richard Strauss a finales del siglo XIX. Inspirado por la aventura sapiencial de este filósofo místico quien interpela al sol y a la naturaleza, creó un poema sinfónico al que puso el mismo título. Poco imaginaba Strauss que el inicio de su obra, en la que Zaratustra sale de su cueva y mira al sol resplandeciente iba a ser inmortalizado, y repetido ad nauseam en la televisión, después de la película de ciencia ficción "2001, Una odisea en el Espacio". Pero cuando termina la última nota de órgano de esta fanfarria inicial, continúa una potente, poderosa obra que en vivo tiene una espectacularidad, una fuerza que no se aprecia por completo en vídeo o en disco, como si se fuera a introducir por los poros del cuerpo del espectador. Una riqueza orquestal, una sucesión de melodías tan hechizantes como elegíacas, alternándose con momentos electrizantes. Ya dijo Strauss que se trataba, hasta ese momento de su mejor obra, aunque al joven autor aún le quedaban más de cinco décadas de vida por delante para regalar obras igualmente magistrales a la humanidad.
Desde la archiconocida fanfarria inicial, hasta la envolvente, catártica Canción del Caminante Nocturno que cierra la obra, cuando la noche se abre paso, y en la que la humanidad (representada por cuerda y flauta, en una melodía elegíaca de infinita belleza) y la divinidad (representada primero por el metal y luego por el contrabajo) se enfrentan en una lucha final en la que la fuerza de las profundidades, la naturaleza, resulta victoriosa, con ese pizzicato del contrabajo que cierra la obra y se impone a la belleza celestial... esta obra deja al espectador en éxtasis, casi incapaz de articular palabra tras todo ese potente viaje orquestal que refleja el despertar a la naturaleza de la humanidad.
En el concierto de anoche, la Orquesta de Radio Televisión Española bajo la batuta de Pablo González, nos ha ofrecido un programa doble: el Concierto para piano y orquesta nº4 de Ludwig van Beethoven y Así Habló Zaratustra, de Richard Strauss. En la obra beethoveniana, al piano se encontraba ni más ni menos que Javier Perianes, uno de los pianistas españoles con mayor proyección internacional. Ciertamente, Perianes nos regaló una noche de virtuosismo, en una obra novedosa por dejar al piano que comience la obra, exponiendo el tema principal, y no la orquesta como es costumbre. La orquesta en cambio estuvo más bien contenida, y no muy rica en volumen, pese al buen desempeño y a la soltura de la orquesta en este repertorio. Como propina, Perianes interpretó la Arabesca nº2 de Claude Debussy, en una interpretación sensible, llena de encanto, capaz de crear un ambiente acogedor e íntimo en una sala tan grande.
La segunda parte comenzó de forma inusual: Pablo González se dirigió al público, y recitó dramáticamente el comienzo del libro de Niezsche. Lo hizo de una manera tan brillante como un actor. A continuación la orquesta acometió la obra de Strauss, con una intensidad increíble y que no había visto en la orquesta la vez pasada que les vi a las órdenes de González, con la Tercera de Mahler, ni en 2015 cuando vi esta obra interpretada por Carlos Kalmar. Desde los metales que abren la obra hasta las cuerdas transmitieron al público la fuerza de esta obra. Y de eso, el sonido de la orquesta dio fe en una interpretación memorable, desde el solo de violonchelo, a la apoteosis de las cuerdas en la primera mitad de la obra, que tuvieron un sonido electrizante, si bien esa fuerza también hacía que a veces, en los momentos donde atacaba toda la orquesta, ese sonido se empastara. Pero ninguna limitación pequeña puede eclipsar lo que fue una interpretación verdaderamente memorable.
Al acabar el concierto, el público no tuvo más remedio que salirse del aura de la obra, pasando de unos tímidos aplausos a una atronadora ovación en pocos segundos. Se cierra así un concierto que tardaremos en olvidar, que es así como debe ser cada interpretación de esta obra straussiana.
Madrid, February 16, 2023.
The work and legacy of Friedrich Nietzsche not only represented a revolution in philosophy, but also contributed, for better or worse, to the political course of the first half of the troubled 20th century. Thus Spoke Zarathustra, his celebrated work, published between 1883 and 1890, brought revolutionary concepts in Thought history: the Übermensch or Overhuman (so misinterpreted decades later by the revolting fascism), the death of God, the will to power, and the eternal recurrence.
This is how this masterpiece of philosophy came to a young Richard Strauss at the end of the 19th century. Inspired by the sapiential adventure of this mystical philosopher who questions the world and nature, he created a symphonic poem named as Nietzsche's work. Little did Strauss know that the opening fanfare, in which Zarathustra emerges from his cave and looks at the shining sun, would be immortalized, and repeated ad nauseam on television, after the Stanley Kubrick's science fiction film "2001: A Space Odissey". But when the last organ note of this initial fanfare ends, a majestic, spectacular, monumental work follows, a force that is not fully appreciated on video or on record, as if it were going to enter through the pores of the listener's body. An orchestral richness, a succession of melodies as bewitching as they are elegiac, alternating with electrifying moments. Strauss, at the moment of the composition of this piece, said this was his best work, although the young composer would have more than five decades of life ahead of him, to give more musical masterpieces to humanity.
From the well-known initial fanfare, to the cathartic Song of the Night Wanderer in the Finale, when the night breaks through, and in which humanity (represented by string and flute, in an elegiac melody of infinite beauty) and the divinity (represented first by metal and then by the double bass) face off in a final fight in which the force of the depths, nature, are victorious, with that pizzicato of the double bass that closes the work and prevails over the celestial beauty ... this work leaves the viewer in ecstasy, almost unable to articulate a word after all that powerful orchestral journey that reflects the human awakening to nature.
In last night's concert at the Teatro Monumental in Central Madrid, the Orquesta de Radio Televisión Española (Spanish Radio Television Orchestra) under the baton of Pablo González, offered us a double program: Concerto for piano and orchestra No. 4 by Ludwig van Beethoven and Thus Spoke Zarathustra, by Richard Strauss. In Beethoven's work, the piano was played by none other than Javier Perianes, one of the most internationally active Spanish pianists. Certainly, Perianes gave the audience a virtuous performance, in a work in which Beethoven lets the piano to begin the work, exposing the main theme, and not the orchestra as usual. The orchestra, on the other hand, was rather reserved, and not very rich in volume, despite the good performance and proved command of the orchestra in this repertoire. As an encore, Perianes played Claude Debussy's Arabesque No. 2, in a sensitive interpretation, full of charm, capable of creating a cozy and intimate atmosphere in such a large room.
The second part began in an unusual way: Pablo González addressed the audience, and dramatically recited the beginning of Niezsche's book. He did it in such a brilliant way, showing acting skills. Then, the orchestra began to play the part, with an incredible intensity that I had not seen in the orchestra neither the last time I saw them under González, with Mahler's Third, nor in 2015 when I saw this work performed by Carlos Kalmar. From the brass that opens the work, to the strings, they conveyed the strength of this work. It resulted in a memorable performance, also including the cello solos, the apotheosis of the strings in the first half of the work, which had an electrifying sound, although sometimes the sound would got somewhat tough. But no little limitation could overshadow a truly memorable performance.
At the end of the concert, the audience took their time to leave the aura of the work, going from slow applause to a thunderous ovation, to acclaim a performance we will never forget, exactly how every performance of this Straussian masterpiece should be: an experience to be remembered forever.
Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso.
sábado, 11 de febrero de 2023
Pueblo chico, infierno grande: La Dolores en el Teatro de la Zarzuela.
Madrid, 10 de febrero de 2023.
A Tomás Bretón se le conoce por ser uno de los grandes autores de zarzuela. En el acervo popular, le debe su lugar a la obra cumbre del género chico: La Verbena de la Paloma. Sin embargo, Bretón no se mantuvo ajeno a la creación operistica ni al intento frustrado de crear una ópera nacional en nuestro país. Ya lo intentó con Los Amantes de Teruel, que se vio hasta en Viena, aunque no le acompañó el éxito, y lo hizo de nuevo con una ópera en la que incluyó tanto las tendencias musicales en boga por la época, como la música tradicional española, en este caso aragonesa.
Con La Dolores, Bretón se acercó al wagnerismo y al verismo, corrientes musicales, la segunda inevitablemente influenciada por la primera, que arrasaban en los teatros de la época. Si bien esta ópera ha pasado a la historia por su famosa jota del primer acto, representada en múltiples galas de zarzuela hasta el punto de que muchas veces se cree que pertenece al género, estilos wagnerianos y veristas se reconocen en la orquestación, o en las oberturas, especialmente el oscuro, denso y cautivador preludio del tercer acto. Esta ópera se estrenó por primera vez en el Teatro de la Zarzuela en 1895, y no se representaba sobre sus tablas desde ¡1937!. Por su dificultad, su programación, que debería ser frecuente por su potencial, es una auténtica rareza. La última vez que se vio en Madrid, lo hizo en el Teatro Real en el año 2004 (un servidor asistió a una de las funciones, con Ara Malikian como concertino de la orquesta), en una oscura producción, ambientada en los años de la Guerra Civil y la Posguerra, además de contar con la batuta de Antoni Ros Marbá y la soprano Elisabete Matos en el rol titular, y que fue grabada en DVD.
Ahora vuelve a Madrid con una producción nueva, firmada por Amelia Ochandiano, quien sitúa la acción en los años 40-50, no muy lejos de la producción de 2004, y que sigue siendo aún una época en la que se puede entender lo que ocurre en escena, y que posiblemente seguía ocurriendo en la realidad de entonces. Ochandiano despoja la obra de sus elementos folclóricos, dejando solo el drama y el ambiente opresivo rural en el que transcurre la obra original de José Feliú en la que se inspira esta ópera, y la propia leyenda de La Dolores de Calatayud, hasta no hace mucho, un tabú para los habitantes de esa ciudad aragonesa. A la hora de desnudar la tragedia y la injusticia a la que se somete a su protagonista, una mujer deshonrad y señalada, y envuelta en una relación tóxica con el villano responsable de esa deshonra, el escenario se muestra sin decorados, solo con una funcional estructura escénica, con escaleras, plataformas, aunque a la izquierda del escenario hay como una pequeña capilla. Son el vestuario de Jesús Ruiz, la coreografía de Miguel Ángel Berna y la iluminación de Juan Gómez Cornejo, los que le dan la ambientación que compensa la falta de decorado. Algo que por cierto, parece haber venido para quedarse en este teatro, habida cuenta de los últimos montajes que hemos tenido.
Un telón con el nombre "Dolores" en rojo, recibe a los espectadores. Tras levantarse este, tres acróbatas, cada una enfundada en un vestido gigante, y moviendo unas cuerdas, como si hilaran el destino de esta mujer. Antes de terminar la obertura, estas señoras salen de sus vestidos ligeras de ropa, lo que le costó un abucheo de parte de un enfadado espectador (no se sabe si por incomodidad respecto del montaje, o por ve a mujeres casi desnudas en la obertura, lo que dio lugar a todo tipo de especulaciones) que rápidamente fue sepultado por las ovaciones del publico. Los bailes son sin duda el momento más esperado, y el más aplaudido de la noche. En el acto segundo predomina el rojo, y se recrea un coso taurino, aunque la corrida no se ve. El tercer acto es previsiblemente el más bello y expresivo a nivel escénico, empezando con unas danzas por las mismas acróbatas de la obertura, unidas ahora al cuerpo de baile y danzando una danza misteriosa, de pasión y muerte, que luego dará lugar a la misa. Cuando Dolores se queda sola, desciende una cama al escenario, reflejando la intimidad de su habitación. Al final, cuando tiene lugar la tragedia, las cabezas de los gigantes que estaban en el primer acto aparecen, al mismo tiempo que el coro, centrando toda la atención en Dolores, como si quisiera asentar definitivamente la copla que la calumniará por generaciones futuras. Mientras se baja el telón, Dolores y Lázaro se dan un último abrazo.
Guillermo García-Calvo dirige de manera notable a la Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del Teatro de la Zarzuela. No es una obra fácil, debido a la grande, compleja y rica orquestación, que pasa además por muchos estilos, teniendo una predominancia wagneriana y verista. En el Preludio, la jota y el preludio del segundo acto, tan bello pero con la audición del mismo perturbada por el público del teatro tan acostumbrado a hablar cuando se baja el telón aunque no suene la música, ya dio muestras de buen hacer. Pero no fue hasta el intenso, dramático, denso preludio del tercer acto, que recrea la noche, cuando la orquesta alcanzó su cénit, ya hasta el final de la obra. Los coros dirigidos por Antonio Fauró sonaron a un excelente nivel en la jota, así como el divertido coro de niños, que parece haber sido sacado del célebre coro infantil de la Carmen de Bizet. La Rondalla Lírica "Manuel Gil" acompañó en la jota y en todas las escenas de celebración, con un lucimiento en el primer acto.
Saioa Hernández lideró el reparto de forma indiscutible, adueñándose del rol en una noche de ópera claramente inolvidable. La gran soprano dio lecciones de musicalidad, de canto y de interpretación. Es el de Dolores un rol que requiere presencia escénica, algo que le sobra a Hernández. La voz tiene ese legato, ese bello timbre lírico-dramático y ese grave (que recuerda al de su maestra Caballé) que hacen las delicias del público, cuyo cénit alcanzó con la deliciosa romanza "Tarde salí cuitada" con la que se ganó una merecida ovación, y que continúo con el dúo con el tenor en el tercer acto, donde se vivieron momentos de ópera con mayúsculas.
Jorge De León como Lázaro cantó a plena voz, con su emisión y su volumen potentes y desmesurados, aunque la voz ya da signos de madurez y la tesitura en algún momento le pasó factura, como en su romanza del segundo acto. Sin embargo, en el dúo con Dolores en el tercer acto estuvo a un gran nivel.
José Antonio López como el malvado y brutal Melchor supo transmitir lo terrorífico de su personaje, en una interpretación notable en lo vocal e intachable en lo actoral. Rubén Amoretti estuvo excelente como el militar Rojas, en una interpretación divertida del personaje. Igualmente Gerardo Bullón con su desternillante interpretación de Patricio, uno de los muchos pretendientes de la protagonista. María Luisa Corbacho como Gaspara, dio una interpretación digna, igual que Javier Tomé que fue un buen Celemín. Juan Noval Moro tiene un timbre fresco y juvenil y sabe cantar la jota, pero no estuvo exento de dificultades que en dificilísimo número, incluso a veces parecían sobrepasarlo.
Tras el éxito de las funciones iniciales, y posiblemente debido al entusiasmo de la jota, o el excelente reparto, todas las demás funciones se han saldado con un lleno total todos los días. Es por eso que uno mantiene que esta obra debería verse más seguido. Y que incluso en el siglo XXI, la ópera española sigue teniendo potencial en el público.
viernes, 10 de febrero de 2023
ESP/ENG : El Mahler más bucólico : Cuarta Sinfonía en el Teatro Monumental por Christoph König.
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Madrid, 9 de febrero de 2023.
ESPAÑOL
Prosigue la temporada 2022-2023 de la Orquesta de Radiotelevisión Española, en el ciclo Raíces, con una destacada presencia mahleriana. El flamante nuevo director musical de la formación, el alemán Christoph König, ha dirigido esta noche un programa ecléctico a más no poder, con obras de Luis de Pablo, Sergei Rachmáninov y con el plato fuerte de la noche: la Cuarta Sinfonía de Gustav Mahler.
Empezó la velada con un estreno de Luis de Pablo, "Música sin título", una de sus últimas obras, ya que por voluntad del autor no debía estrenarse hasta después de su muerte. El resultado fue el de una obra breve, de unos diez minutos, y al mismo tiempo interesante, ya que supone una síntesis de los estilos del autor, con bellas reminiscencias a la Segunda Escuela de Viena, además de un coro masculino que recordaba a lo llano del canto religioso. Siguió la velada con las tres canciones rusas op. 41 de Rachmáninov, unas potentes canciones para coro y orquesta, con toda la dureza de la escuela rusa, y donde el Coro de Radiotelevisión Española se lució.
Tras la pausa, la Orquesta se preparó para acometer la Cuarta Sinfonía de Mahler. Con una orquestación más pequeña, es esta quizá la más ligera de las sinfonías mahlerianas, unida por el bucolismo y la celebración de la naturaleza con la primera y la tercera sinfonías, y alejada de las más bombásticas y místicas segunda y octava, o del desgarrador dramatismo de la quinta y la sexta. En esta obra, la música destila ligereza, fantasía, es una recreación romántica, y al mismo tiempo clásica, de la naturaleza, como si fuese este el más animado de los viajes musicales que el maestro nos recrea a través de los bosques centroeuropeos. No tuvo éxito en su estreno, sin embargo hoy día es celebrada como una obra maestra. El primer movimiento, que se abre con los cascabeles, nos recrea una traviesa aventura por los bosques, con un lucimiento para el viento que recrea la caza. El segundo, de lucimiento para el violín, es el más breve. El tercero, el adagio, es el punto álgido de la obra, con una prolongada música, en la que exige de la orquesta primero la recreación de la belleza, para luego pasar por un inesperado y repentino clímax, poco antes de terminar el movimiento. El último incluye canto, y es llamado "Das himmlische leben", "La vida celestial" en español. En una confrontación entre el primer tema, el de los cascabeles, que irrumpe con fuerza, con el calmado, angelical canto de la soprano, que exalta la plenitud del mundo celestial, see cierra la obra.
König logra una interpretación ligera, rápida, apasionada de la orquesta, en contraste con la más lenta y opulenta de Pablo López el pasado octubre con la Tercera. La cuerda goza de buena forma, y hay que mencionar el trabajo de la concertina a este respecto, especialmente en el tercer movimiento. En el primero, el viento pudo lucir su excelente sonido, especialmente flautas y trompetas, si bien los violonchelos y contrabajos también tuvieron lucimiento en el segundo y tercero. El cuarto movimiento contó con la intervención de la soprano Regula Mühlemann, que si bien tiene una ligera y deliciosa voz, esta no es tan abundante en volumen, quedándose sobrepasada por la orquesta en muchas ocasiones, si bien se reconoce que es difícil sonar bien con la orquesta mahleriana detrás.
Al final, fue recibida la obra mahleriana con un fuerte aplauso, que da muestra una vez más de su popularidad en Madrid, en una deliciosa tarde en este teatro en la más castiza zona de la capital. Seguiremos con atención las próximas obras de Mahler en el Monumental.
ENGLISH
The most bucolic Mahler: His Fourth Symphony at the Teatro Monumental under Christoph König.
Madrid, February 9, 2023.
The 2022-2023 season of the Orquesta y Coro de Radiotelevisión Española, at the Teatro Monumental in Central Madrid, in its cycle called "Roots", which a strong mahlerite presence. Conducted by Christoph König, which is to become the new musical director of the orchestra, the program has been clearly eclectic, featuring works by Luis de Pablo, Sergei Rachmaninov and the main course: Gustav Mahler's Fourth Symphony, after the pause.
De Pablo's work, "Música sin título" (Untitled Music) has received its World Premiere tonight. The composer commanded his work to be premiered after his death. This ten-minute work sounds very interesting, with beautiful reminiscences from the Second Viennese School, or featuring a plain, religious-like male chorus. Rachmaninov's Three Russian songs are three powerful pieces, for chorus and orchestra, and here the Chorus gave a great rendition.
Mahler's Fourth Symphony is the most bucolic of his symphonies, more in common with his First and Third ones, and distant from the mysticism and majesty of his Second and Eighth, or the intense dramatism of Fifth and Sixth. This music is full of fantasy, vividness, charm, lightness, the most romantic, classic and cheerful musical travel in Mahler's catalogue. It wasn't too much celebrated in its premiere, and the following tour in early 1900s, but now it is celebrated as the masterpiece it is. The first movement, which opens with the jingle bells, recreates a funny, mischievous adventure through the woods. Here, in an important participation, both brass and woodwind recreate hunting. The second one, in which violin is the protagonist, is the shortest. The third one, the adagio, is the height of the work, demanding from the orchestra, first the recreation of beauty, to then go through an unexpected and sudden climax, shortly before the end of the movement. The fourth and final one called "Das himmlische leben", or "The Heavenly life" includes singing. In a contrast between the first theme, that of the jingle bells, which breaks in with complete force, and the calm, angelic song of the soprano, which hails the plenitude of the life in Heaven, the work closes.
König obtains a vivid, light, with faster tempi, rendition from the orchestra, contrasting with Pablo González's slower, more majestic performance of Mahler's third last October. Strings are in a good shape, and we have to mention the concertino performance in the second movement or the cellos and basses during this and the third movements. Brass and woodwind gave a good performance in the First movements, specially flutes and trumpets which succeeded playing the themes in a descriptive way. For the final movement, the soprano Regula Mühlemann came to sing "Das Himmlische Leben. Her voice has a light, nice tone, but not a very big volume, and her voice not always won the volume battle with the Mahler orchestra, being surpassed by them in several occasions.
At the end, the performance was received with enthusiasm and several "bravos", they closed a great evening at the Monumental, confirming once again Mahler's fame and devotion from the Madrid audience.
Las fotografías no son de mi autoría, si alguien se muestra disconforme con la publicación de cualquiera de ellas en este blog le pido que me lo haga saber inmediatamente. Cualquier reproducción de este texto necesita mi permiso.